Capítulo 1

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S01C01:
UN NUEVO MUNDO

***

Sonó el despertador.

Ese ruido infernal que siempre detesté. Toda mi vida odié despertar temprano. Y aún más, sabiendo que no había podido pegar un ojo en toda la noche. La ansiedad no me lo permitió, y los nervios tampoco. Eran exactamente las 6:00 de la mañana, todavía era temprano para partir. Estaba muy emocionado.

Siempre me costó despertarme temprano, desde pequeño. Viví toda mi infancia y la mitad de mi adolescencia en la granja de mi familia, donde los trabajos diarios me obligaban a madrugar. No podía darme el lujo de dormir cinco minutos más. No me gustaba hacer todo lo que hacía, todo era tan estresante y monótono. Es por eso que decidí mudarme a la ciudad, en busca de nuevas oportunidades. Para estudiar una carrera universitaria, y tener un futuro, un futuro diferente.

Desde que hui de la granja a los 14 años nunca más me acerqué de nuevo a cualquier otra, solo por el hecho de ver a los recuerdos regresar. Recuerdos que definitivamente prefería olvidar.

Siempre me gustó leer. Leía cualquier tipo de cosas que tenía a mi alcance, aunque jamás intenté escribir una historia porque sé que no sirvo para eso. No tengo imaginación, así que, finalmente decidí dedicarme a mí otra pasión: el periodismo.

Terminé la universidad a temprana edad, de la mano de mi mejor amigo Francis a quién le debo todo. Fue él quien me apoyo en cada momento, me ayudó a buscar un empleo, y me dio asilo durante un tiempo en su hogar. Sin su ayuda no hubiera llegado a donde estoy.

Trabajé en un empleo de medio tiempo en un puesto de comida rápida, para poder mantener mis estudios universitarios. Años más tarde, fui contratado por un periódico de la ciudad de Londres junto con Francis, donde pasé los últimos cinco años trabajando. Mi trabajo allí fue sensacional, tanto que fui contratado por el New York Times hace algunos días.

La decisión de mudarme a Estados Unidos no fue fácil, tener que dejar mi vida aquí, mis amigos y todo mi entorno: era la parte complicada. Pero en definitiva acepté. Pasé los últimos días planificándolo todo, para evitar errores. Odio, detesto y aborrezco que las cosas no salgan a lo planificado. Entonces, finalmente, el día había llegado. Estados Unidos me esperaba. Allí, donde empezaría una nueva vida. Esta era la razón por la cual no había podido descansar.

***

Salté de la cama y me dirigí al baño. Me duché, me cepillé los dientes luego me peiné y afeité. Fui a mi cuarto a vestirme, me puse un jean, una remera y una chaqueta de cuero color café. Rápidamente, desayuné y leí por última vez el periódico.

Revisé mi equipaje. Controlé que todo estuviese listo: mi maleta, el pasaje, los documentos, mis informes, el ordenador y por último, mi diario. Mi madre me regaló uno cuando era un niño y desde ese momento descubrí mi pasión: escribir. Comenzó siendo un pasatiempo y pronto se convirtió en una costumbre.

Tomé mis llaves y abandoné mi departamento. Bajé por última vez el ascensor -bastante pequeño para mí gusto- Y me dirigí directo hacia la calle. El edificio era uno de los más hermosos y ostentosos de toda la ciudad, y es que, a mí me gusta vivir con todo tipo de lujos.

Cuando finalmente salí al exterior, un taxi me esperaba. Fui directamente a la agencia de periódicos, para buscar algunos informes que me hacían falta y a despedirme de mis compañeros de trabajo.

Transité por última vez las húmedas calles de Londres, la ciudad que me lo había dado todo. Recuerdo que aquél día el transito no nos permitió avanzar, decenas de coches bloqueando las calles. Pero después de varios minutos de espera, decidí continuar a pie el trayecto que restaba. Bajé del taxi, y caminé tres o cuatro cuadras hasta llegar a la agencia. Las bocinas de los coches, la gente enfurecida, y sus gritos, eran factores perfectos que creaban un entorno bastante abrumador.

El Diario de Thomas J. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora