Capítulo 29: PARTE I

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S05C29 PARTE I:
FRÁGIL

***

«Él me persiguió, me golpeó fuertemente en la cabeza y una vez que me tenía en el suelo, en la hierba húmeda y fría, comenzó a arrancarme el ropaje. Decía que si me resistía sería peor, porque me apuñalaría lo suficiente para que no pudiese moverme pero no para matarme y así poder hacerlo, pues, lo haría de todas maneras».

»Primero me quitó la chaqueta camuflada que solía ser de Sean, luego me arrancó la blusa blanca y posteriormente prosiguió a bajarme los leggins. Intenté dar pelea, pero era completamente inútil, no tenía armas y mucho menos la fuerza suficiente para vencerlo. Estaba asustada, sentía como si estuviese experimentando el infierno en carne propia. Cuándo finalmente me desarraigó con sus manos la ropa interior, lo hizo».

***

Cuándo vimos a la mujer devorar el cadáver de Cedric, el peor pensamiento de cruzó en nuestras mentes a la vez, como si estuvieran sincronizadas: Hillary se había transformado en una de ellos. Pero, cuando la silueta volteó, fue como si nuestras almas volviesen a nuestros cuerpos. Aquella mujer no era Hillary.

— Joder— suspiré, me sentía aliviado.

Ginger la derribó de un certero flechazo en el cráneo.

Hillary estaba a allí mismo, a un lado, en el suelo y apoyada en el tronco de un viejo árbol mohoso, con sus manos abrazando sus rodillas y con la vista impregnada en aquella perturbadora escena, observando detenidamente cómo aquella infectada se devoraba lo que quedaba de su agresor.

— ¡Hill! —dijo Tyler al verla.

Me arrodillé a su lado, estaba desnuda.

— ¿Hill? ¿Qué coño te ha hecho? Qué demonios te ha hecho... —exclamé, aunque sabía perfectamente qué había sucedido.

La cubrí con mi chaqueta color café, pero ella no reaccionó.

— Hill, por dios— insistió Tyler.

Estaba en un estado de shock, cómo si su mente estuviese bloqueada y no le permitiese reaccionar.

— Estoy aquí contigo, ¿vale? No iré a ninguna parte, aquí estoy—le dije, y la abracé.

Y entonces ella se rompió en llanto.

***

«Empezó cuando comencé la secundaria: ese periodo en dónde tu vida da un giro de trescientos sesenta grados, cuando dejas de ser la niña y te transformas en una mujer. Dónde aún no sabes quién eres, y aún menos a dónde quieres ir. Y quizás fue eso lo que me distinguía de las demás chicas: yo sabía quién era, y exactamente a dónde quería llegar. Era Hillary Sins, una chica de trece años descubriendo al mundo, era hermosa y llena de gracia, y no había nada que no pudiese conseguir.

»Mi vida era perfecta: hija única de padres divorciados, lo que podía significar dos cosas: era el centro de atención las veinticuatro horas del día los siete días de la semana. Y tenía todo lo que quería, en el momento que lo quería. Doble regalo en navidad y en mi cumpleaños. Tenía más atención de la que necesitaba, y aún más expectativas de las que podía cumplir. Pero eso no era un problema, pues, en el mundo real, una chica como yo podía conseguir lo que se propusiese.

»Tenía a todo el instituto a mis pies, los chavales se morían por estar a mi lado, y las chicas se peleaban por ser mis amigas. Parecía como si el universo girase a mí alrededor, cómo si yo fuera el sol, y mis amigas, los chicos, mis padres y el resto del mundo conformasen el resto del sistema solar, girando alrededor de mí, y existiendo gracias a mi órbita.

El Diario de Thomas J. (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora