tres ; así se siente

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31 días antes.

Cabellos rubios y coloridos en las puntas, una sonrisa electrizante y unos ojos parecidos a las profundidades del mar. Todo en ella parecía encajar perfectamente, incluso si a veces solía llenarse la cara de maquillaje o bañarse en perfume, todo en ella era encantador. Demasiado encantador.

Sus cabellos largos más oscuros que el carbón, de ojos color chocolate amargo y de labios regordetes. Su rostro era bien definido, con estructuras angulares y piel pálida. Todo en ella parecía encajar perfectamente, incluso si solía esconderse en su caparazón todo el tiempo o lastimaba personas, todo en ella era enigmático. Demasiado enigmático.

— ¡Merlina! — El silencio que había fue botado por la ventana en cuanto Enid gritó desde su lado del cuarto.

— Silencio, Enid. Estoy tratando de disecar esta hermosa ardilla y tu palabrería me distrae.   

— Estaba hablando con Ajax sobre el baile de raven — ¿A que sonó eso? Ah, sí. Había ignorado su orden — Dice que la temática de este año será de insectos. Da un poco de asco. 

— Los insectos son más complejos de lo que se ve, que tú lo veas como asqueroso dice mucho de ti.

La rubia se levantó de la cama y se acercó a la gótica, a pesar que la figura de aquella ardilla le trajera nauseas. Sus manos se posaron en los hombros de Merlina.

— Tengo fobia a ellos.

— Te apuesto a que tienes más fobia a la sangre que a una pobre hormiga — Sus ojos se separaron del animal muerto para mirarle los ojos azulados — Y si piensas que iré al baile contigo solo porque les tienes miedo, regresa por donde viniste.

— Pero Merlina — La ultima vocal se extendió en berrinche. Merlina volteo los ojos y volvió a darle la espalda.

— No, Enid. Es mi veredicto final.

Su rostro se dejó caer en el hombro de la bajita. Su rostro transformándose en el claro ejemplo de un cachorrito regañado. Cuando vio que no conseguiría nada, soltó un suspiro y luego abrazó por los hombros a Merlina, una sonrisa traviesa apareciendo entre sus labios.

— Al menos me dejaras comprarte un vestido ¿cierto?

— Enid — Su nombre sonó a advertencia.

— Por favor — Un suspiro de parte de la gótica la hizo sonreír de oreja a oreja, ya había ganado esa discusión.

— Solo no te sobrepases.

— ¡Lo sé!

Sus brazos seguían alrededor de ella y en algún momento comenzaron a balancearse de lado a lado, en un movimiento suave y aburrido. Sus latidos sonaban a compas, apresurados y agitados.

¿Era así como se sentía el amor?

De pronto, un latido más alto que otros hizo a Merlina estremecerse en su silla. El pecho parecía inundársele y su garganta estaba apretada. ¿Qué demonios le sucedía? Debería ir al medico familiar o algo, esto no le había sucedido nunca.

Sus manos que se quedaron estáticas en su propio regazo, subieron para acariciar las finas manos de Enid. Su piel era tersa, notó. 

Respiro tan hondo como el silencio se lo permitió y lo dejó ir con un suspiro raro. Definitivamente era algún problema del corazón o los pulmones. Los brazos cálidos alrededor de su cuello se volvieron cómodos, quizá otro día iría al médico.

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Actualizaré esto los fines de semana y, muy poco probable, los miércoles. Perdonen si es que se ve media fea la trama, es para profundizar y aun ando dándolo todo en la escuela.

Se les ama demasiado.

-willy

las pequeñas cosas // wenclair [h]Where stories live. Discover now