trece ; excusas

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Apenas entre a la habitación del hotel me encontré con su figura sentada en la cama, su rostro viendo hacia la puerta.

— Linda — Su estrés podía sentirse en toda la habitación y justo cuando se levantó para acercarse a mi me di cuenta de la tercera persona que había en la habitación.

Ajax me tomó por los hombros y luego me abrazó contra su pecho, su calidez corporal no logró calentar mi helada noche.

— Linda, ¿dónde diablos estabas? — Tardé unos segundos en contestarle, dándole algunas miradas a la mujer en el fondo.

— Ehm, necesitaba despejarme un poco. Supongo que la noche me atrapó — Me sentía un poco ida, este momento parecía un poco irreal.

— Pero tus maletas ya no estaban, la habitación estaba vacía — Su rostro estaba fruncido en confusión. Algo que agradecía mucho es que Ajax no era agresivo en lo más mínimo, y al menos tener a esa mujer en el fondo me hacia sentir aún más segura.

— Oh- eso, ehm — Mis palabras trastabillaron un poco — Estaba esperando a tu manager y... simplemente salí un rato al parque cerca de aquí. Sí.

Ajax se enderezó y luego miro a la mujer que nos acompañaba. Se dieron una mirada y luego Ajax me volvió a mirar, encogiendose de nuevo para hablarme cara a cara.

— Está bien, ¿aún quieres venir conmigo?

Por primera vez en la noche (y en toda mi vida) escucho la voz de su manager — Creo que no es muy buen momento para que se vaya contigo. Hace menos de media hora hiciste un escándalo en recepción por ella. Simplemente déjala aquí, no queremos problemas ahora.

Su voz era aburrida, grave y fuerte. El tan solo escucharla me dio tantos escalofríos que ni siquiera me importó que nos tratara como niños.

— Olivia-

— No hay cambios, Ajax. Vamonos ya — La mujer se abrió paso entre nosotros antes de salir por la puerta. Ajax suspiró una vez su presencia se había ido, se talló la cara con ambas manos y luego alisó su cabello hacia atrás.

— Lamento eso, Olivia a veces puede ser muy dura.

— No te preocupes por eso, Jax. Mejor ve con ella antes de que te saque a jalones de aquí — Nos reímos un poco deshaciendo la tensión que aún había entre nosotros.

— Entonces me iré. ¿Nos vemos mañana?

— Oh, Ajax, mañana tomo un vuelo de regreso a Colorado.

— ¿Mh? ¿Por qué tan pronto? — Su cara confusa y un pequeño puchero en sus labios. Se veía como un completo idiota y me sacó una risita.

Me acerque para acariciar su suave rostro antes de dejarle un beso en los labios, beso que me dejó con una mala sensación en el estómago, de pronto recordando unos ojos oscuros.

— La cuidadora de Dedos dijo que mi precioso minino estaba teniendo problemas de ansiedad por separación, así que debo volver.

— Ahg ese gato... Ojalá que cuando regreses se encuentre mejor — Me acarició la cabeza y luego me besó la frente — Me voy entonces, te amo.

— Sí, yo también.

Y entonces él salió por la puerta, dejándome con el ruido de mis pensamientos y una inquietante idea corriendo entre mis dedos.

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La mañana se presentó tan rápido como yo no quería y mis maletas que seguían en la entrada me recordaron mi realidad.

Solté un gran suspiro antes de ponerme de pie y hacer lo que tenía planeado para hoy.

Mi vuelo era hasta medio día, entonces aun tenía tiempo para hacer unas cuantas cosas, entre ellas, la idea alocada que no dejó de perseguirme incluso en mis sueños.

— Yoko, Yoko... Te juro que después de esto no tendrás más problemas de Addams en el culo — Marqué su número después de ducharme. Por suerte contestó de inmediato.

>> ¿Quieres otro tour?

— De hecho quiero que me lleves a tu apartamento de nuevo.

>> Enid, no — Ese tonito que me decía que estaba cometiendo una locura me hacía querer continuar con esto.

— Oh, claro que sí. Funcionará lo prometo.

>> Si no amanezco te mataré en tus sueños — Me reí por dentro ante la idea de una Yoko fantasma acechando desde mis sueños.

— Ya lo veremos, te espero aquí a las 9.

Solo bastaba esperar.

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Un poco después de las 9 y ya me encontraba de pie frente a la puerta de madera con el número 22 en ella.

Anoche se veía más atemorizante.

Golpeé un par de veces y espere pacientemente a que abrieran. Sabía, gracias a Yoko, que habían pedido una pizza para almorzar y entonces Merlina no se negaría a abrirme la puerta.

Pasaron unos segundos más y la puerta fue abierta completamente, su figura delgada me tomó del cuello de mi suéter.

— ¿Otra vez?

Sonreí confiadamente para evitar demostrar mis nervios a flor de piel — Sabes que tengo algo con ignorar tus ordenes.

Gruñó antes de soltarme de un empujón, haciéndome retroceder un poco. Para mi sorpresa la puerta no fue azotada en mi cara y me invitó, no textualmente, a pasar al apartamento.

— Creí que te irías temprano en la mañana — Volvió a sentarse en el mismo sofá de anoche, dándome de nuevo la vista de su nuca.

— Yoko consiguió un boleto de último momento, así que me iré más tarde — Un suave "mmh" me confirmó que estaba escuchando.

El silencio que solía recordar llenó la habitación y yo caminé lentamente, como si la habitación estuviera llena de minas. Mis ojos veían todo a su alrededor, dándome cuenta que se veía bastante limpio para alguien que almorzaba pizza.

Cuando me senté a su lado noté que sostenía un libro entre sus manos, leyéndolo tranquilamente, como si yo no estuviera ahí.

— ¿Qué has hecho de ti? — Intenté hacerla hablar un poco, pero me contestó secamente.

— No mucho — Le dio la vuelta a la página. Una pluma apareció en sus manos y le hizo una anotación en el margen.

— Merlina-

El libro fue cerrado de manera abrupta, sorprendiéndome — Mira, Enid. Está bien que quieras limar asperezas y esas boberías, pero que quieras actuar tan casualmente me disgusta — Sus ojos oscuros me miraron tan pesadamente que me sentí pequeña — Te dejé años atrás por mi propio bienestar y he estado mejor que nunca, si te lo preguntabas. Solo déjame tranqui-

— Dedos te ha extrañado. Se la ha pasado estos 4 años esperando frente a la puerta a alguien que ya ni siquiera lo ha de recordar. Por eso he querido encontrarte — Mentí.

— Dedos... No pensé que viviera aún.

Comencé a buscar con rapidez mi celular entre los bolsillos de mi suéter.

— ¿Quieres verlo? — Merlina no asintió, pero en su lugar se inclinó un poco hacia mi dirección.

Tenía una colección increíblemente grande de ese gato glotón.

Perdón Dedos, por ahora serás mi excusa perfecta.

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Ahora si releanse la historia pq vengo con todo, o eso espero. Mmm agradecería mucho que comentaran y votarán pq es de mis mayores felicidades leerlos.

Por favor no me olviden!!

Y los amo eh.

-willy

las pequeñas cosas // wenclair [h]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora