11

502 37 1
                                    

Agustín observo con precisión el modo en que el alfa se desajustaba la corbata frente al espejo que contenía aquel enorme baño. Al entrar, Agustín había quedado deslumbrado, porque era el doble de grande del que tenía en la habitación que le habían designado a él.

Era realmente espacioso. Además de tener un cuarto de ducha, tenía, aparentemente, su propio jacuzzi en un rincón, si es que era uno o tal vez solo era una bañadera demasiado grande. Agustín no lo sabia, la misma estaba siendo acompañada por algunas velas encendidas en uno de sus extremos. Y el rizado lo primero que hizo fue preguntarse en qué momento habían preparado todo eso, porque el agua, al parecer, ya estaba lista.

Un ligero vapor llenaba el ambiente, empañando apenas un poco el vidrio de aquel rectangular y ancho espejo sobre el lavado. El omega continuaba observándolo, atento ante cada minúsculo movimiento que ejercía el de ojos verdes al sacarse la camisa. Pensó que seguiría despojándose del resto de la ropa, pero, en cambio, se volteó hacia él y se acercó pacíficamente hasta quedar frente a frente.

Por alguna razón, el corazón de Agustín se aceleró cuando las manos del alfa comenzaron a desvestirlo. No entendía a que se debía su repentino nerviosismo. No era la primera vez que sus ojos y sus manos recorrían su cuerpo. Y entonces, obtuvo la respuesta, si, estaba siendo la primera vez que lo desnudaba en ausencia de su celo, el cual por fortuna se había marchado hace unas cuantas horas atrás.

Todo era tan diferente sin su celo. Ahora no lo deseaba con tal desesperación. No moría de ansias por ser dueño de su nudo por un instante. Ni siquiera se sentía seducido por la idea de que algo sexual ocurriera. Es más, ni siquiera tenía ganas de que eso pasara, ya había tenido bastante por ese día. Lo único que quería era un momento de paz y Agustín lo sabía. Sabia que sin su celo ahora le sería mucho más fácil resistirse a aquel alfa. Le gustará o no, él no iba a ser un sumiso.

Aunque quizá, pensándolo de otra forma, se lo debía. Es decir, no solo se había molestando en defenderlo de aquel otro alfa en la cena, sino que también lo había rescatado de caer dos pisos abajo. Tampoco olvidaba sus halagos cuando la autoestima se le había desmoronado. Se había portado muy bien con él aquella noche, y tal vez debía demostrarle su agradecimiento respondiéndole de igual modo: portándose bien.

— Gracias – soltó Agustín de la nada, mirándolo directo a los ojos.

El alfa se limitó a esbozar una leve sonrisa.

— Entra – dijo este, indicándole con un gesto de la cabeza el sitio en el que se ubicaba el jacuzzi, o lo que fuese.

Agustín tardo en reaccionar, y darse cuenta que ya estaba completamente desnudo. Sus mejillas se encendieron con ligereza aunque no tenía sentido sentirse apenado. No tardo en hacerle caso, ingresando con cuidado al mismísimo paraíso. El agua climatizada se sentía tan bien que su cuerpo adquirió con rapidez la relajación que su ser tanto anhelaba.

Un cúmulo de espuma se adueñaba de la superficie, y el omega no podía sentirse más a gusto ahí, rodeado de esta. Jamás se imaginó que estaría en una situación así ni de chiste, por lo que era como un sueño cumplido. Bueno, en realidad, hospedarse en aquella mansión ya lo era, salvo por las absurdas condiciones impuestas por aquel alfa de nombre bordeado de misterio.

Pero, a pesar de todo, Agustín no lograba relajarse por completo. En su mente aún transitaban ciertos asuntos que seguían atormentándolo. Necesitaba fumar, necesitaba su libertad. ¿Qué iba a hacer cuando el alfa pretendiera someterlo a sus malditos fetiches? Su celo ya no estaba para descontrolarlo, y él no era quien para dejarse dominar.

Además, no lo entendía, había arruinado la cena ¿por qué se salvó del castigo? Tenía que explicarle lo que había ocurrido, en que hacerle entender que, en efecto, había sido su culpa de modo que comprendiera que él no era un omega apto, ni mucho menos digno, y que era mas preferible que no volviera a salir con él porque arruinaría todo a su paso como el omega imperfecto que era.

𝙳𝙾𝙼𝙸𝙽𝙰𝙼𝙴 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Where stories live. Discover now