12

3.6K 503 224
                                    

Henry y Joseph se quedan viendo fijamente. Henry que no está sorprendido de verlo ahí y Joseph tratando de recordar dónde lo ha visto antes.

—¿Me vas a dejar pasar o debo de empujarte? —le pregunta Henry de mala gana.

—¿Quién eres y qué haces aquí?

—Soy compañero de Enzo. Vamos a la misma facultad. Tenemos que hacer un trabajo para la clase de Ética, y no tengo mucho tiempo libre, así que déjame pasar.

Enzo aparece detrás de Josepg y cruza al otro lado de la puerta para hablar con Henry.

—¿Nos disculpas un momento? —le dice Enzo a Joseph antes de cerrar la puerta—. ¿Qué haces aquí?

—¿Qué hace ese tipo aquí?

—No te importa.

—¿No habías dicho que era un imbécil, que te había hecho daño y que lo odiabas?

—Sí lo dije, pero necesito hablar con él ahora.

—¿Hablar de qué?

—Oh... Ya entiendo. Estás celoso.

—No estoy celoso. Me estoy preocupando por ti. No entiendo qué es tan importante para tener que hablar con él después de todo lo que te hizo. Eres de verdad estúpido si crees que hay algo de bondad en él. No lo conozco, pero-

—Exacto. No lo conoces. Así que vete y déjame en paz. Sé lo que hago.

Enzo vuelve a entrar a su apartamento dejando a Henry afuera.

—Bien. ¿En qué estábamos?

—No lo sé. Yo sigo sin saber qué hago acá.

Enzo no dice nada mientras guarda todas las cosas frágiles que tienen a su alrededor.

—Últimamente no puedo dejar de pensar en ti —confiesa Enzo sin poder mirarlo a los ojos—, y no digo esto de una forma romántica o algo parecido. En realidad quiero olvidarme de ti y lo que alguna vez fuimos. Desde que terminamos no he podido confiar en nadie, ni siquiera en las personas en las que quisiera confiar. Siento que todos son iguales a ti.

—¿A qué te refieres con iguales a mí?

—Sabes a lo que me refiero, unos completos imbéciles que aparentan ser buenos y en cuanto menos te lo esperas te dejan destruido.

—Lo de tu cicatriz fue un accidente.

—¡Ja! Un accidente. No me vengas con bromas, Joseph. ¿Sabes lo que fue un accidente? Haber confiado en ti. Haberte ofrecido todo de mí cuando no merecías nada. Yo era una mejor persona antes de conocerte.

Mira a Joseph y lo ve sonriendo, no tiene ni una pizca de culpa por lo que hizo. No se le retuerce la consciencia al ver lo roto que está.

—¿Por qué me miras así? —le pregunta Joseph sin dejar de sonreír.

—Eres un jodido psicópata.

—No lo soy. Solo creo que exageras. Me haces ver más malo de lo que realmente soy. Creo que incluso estás confundido. No me odias, tú me extrañas, Enzo —con una mano lo toma de la cintura por detrás y con su otra mano acaricia su cuello—. Extrañas nuestras aventuras juntos. Extrañas tomar hasta el amanecer, coger en todos lados como una puta, hablar de filosofía y besarnos a escondidas en las cenas familiares. No me digas que no extrañas eso, porque si no lo hicieras no te gustaría alguien exactamente igual a mí.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? —la voz le tiembla un poco.

—Te conozco más de lo que tú mismo te conoces. He formado gran parte de tu vida en el corto tiempo que estuvimos juntos. Así que nunca vas a olvidarme. Siempre voy a estar presente en tu vida, aunque algún día de estos muera. No puedes deshacerte de mí, Enzo.

Siente la mano de Joseph apretando fuertemente de su cuello como si fuera a matarlo.

—De todas formas, tú me sigues amando.

Intenta quitarse de su agarre clavando sus uñas en su piel. Joseph es tan testarudo que no lo suelta hasta que ve la sangre.

—¡Maldito imbécil! —grita Joseph empujándolo contra la pared.

—¿¡Y aún así crees que te amo!? ¡No tengo ni una pizca de aprecio por ti! ¡Me has jodido la vida!

—Tan valiente te crees, Enzo. Sabes que puedo dejarte una cicatriz en el otro ojo, ¿no? Así que deja de gritar si no quieres que nada malo te pase.

Henry abre la puerta y se pone frente a Enzo sorprendiendo a los otros dos.

—Inténtale poner un dedo encima y no sales con vida de esta.

—¿Y tú qué? Deja de hacerte el héroe de la historia cuando sabes perfectamente que lo vas a lastimar de la misma forma o incluso peor.

—Yo no lastimaría a Enzo apropósito. El merece ser tratado con respeto como cualquier ser humano y si tú no lo vas a tratar de esa forma, te voy a pedir que te retires.

—Me voy —mira su mano llena de sangre—, pero no porque tú me lo dices, sino porque sé que él volverá a mí.

Joseph pasa por su lado empujándolo con su hombro.

Henry voltea a ver a Enzo preocupado.

—¿¡En qué mierda estabas pensando cuando lo invitaste!?

—No lo sé...

Henry lo abraza y frota su espalda con delicadeza tratando de tranquilizarlo.

El cuerpo de Enzo tiembla demasiado, su cuello está rojo y tiene pequeñas gotas de sangre en su ropa. Tal vez si hubiera actuado más rápido él no estaría así.

—De verdad no entiendo porqué no quieres hablar conmigo, solo quiero que sepas que siempre contarás conmigo. No soy la persona que da los mejores consejos, ni alguien de quien puedas sentirte orgulloso, pero tengo dos hombros donde puedas llorar.

—Gracias, Henry —murmura—. Creo que hay cosas que debemos hablar ahora.

—¿Ya no estás molesto conmigo?

—Nunca estuve molesto contigo.

Amor PlatónicoWhere stories live. Discover now