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˖ ࣪ . PACTO CON EYWA ࿐  ˚ .

ּ ֗ ִ ۪ recomendación: Songcord - Mack Lorénˑ ִ ֗ ִ ۫

"La energía es algo prestado, que al final tendremos que devolver" oh gran madre Eywa

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"La energía es algo prestado, que al final tendremos que devolver" oh gran madre Eywa.
La calidez de sus tierras abrazar a sus hijos y a las nuevas energías que surgían del propio amor de ella y sus habitantes, una energía que tardaría años en volver con ella. Oh gran madre Eywa.

Dentro de aquel manto azul verdoso abrazador, tan familiar como tan acogedor:

El camino del agua no tiene principio ni final. El mar está en tu alrededor y en ti. El mar es tu hogar, antes de tu nacimiento... y después de tu muerte...
El mar da y el mar quita. El agua conecta todas las cosas. La vida a la muerte. De la oscuridad a la luz.

Quizás porque el agua lo conecta todo, quizás porque la gran madre lo quizo conectar así o porque tambien, la gran madre bendijo al Clan.
Bendecidos de la primera heredera del Clan, primogénita de los líderes y el más grande tesoro de Eywa que la aldea festeja y espera con ansias su gran llegada; anhelada por sus progenitores y su pueblo entero.
Y nuevamente ahí, la calidez tan acogedora del mar a su alrededor que arropa al vientre abultado de la Tsahik, siendo tan cariñoso y gentil con el ser indefenso que en su vientre descansa. Tan tranquila como el mar.

—Eanatan. —susurraron unos labios al acariciar su vientre.

Tan sutil como las caricias del mar a su alrededor que poco a poco comenzaban a bailar feliza su alrededor. Con una genuina sonrisa en sus labios había concretado aquel acuerdo con Eywa quien feliz, aceptó nombrarla "Luz Azul". Un nombre que fue escogido por ellos y su pueblo y ahora siendo aprobado por Eywa quien agraciada festejó con amables y danzarinas olas a su alrededor.
La belleza del atardecer a su frente con su reflejar en el mar la cautivaron y esperó que la pequeña Ean tuviera la misma fascinación que su madre ante la belleza de la gran madre.

Con sublime delicadeza sus manos abrazaron su propio vientre abultado, respirando tan profundamente como para conectar con su entorno y su hija, transmitiendo todo su sentir a la pequeña.
El arrecife estaba tan tranquilo y su pueblo se encargaba de descansar luego de un largo día, tan conmovida por el zumbido amable del silencio que le hablaba una y otra vez intentando cantar una melodía sorda, tal como si le cantaran al ser de su vientre y no a ella.

—Ronal.

Llamando su nombre por detrás, siendo interrumpida la fuerte conexión que lograba sentir con Eywa y su hija. Sus ojos se ablandaron obligándose a separar sus párpados con lentitud y dando gracias por el momento; con lentitud y cuidado de no lastimar a su bebé se giró a verlo, su esposo tan sublime para ella que con tan solo una mirada le dio a entender que la acompañara.

𝐄𝐀𝐍𝐀𝐓𝐀𝐍 | 𝖭𝖾𝗍𝖾𝗒𝖺𝗆 𝖲𝗎𝗅𝗅𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora