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El tiempo, tan rápido como la luz para avanzar. Desde el nacimiento de aquella Luz Azul de las profundidades hasta el nacimiento y el tercer año de los dos seres que se convertirían en sus hermanos. Ya con unos cortos siete años de existencia donde los primeros cuatro se la pasó entre risas y jugueteos continuos con sus padres tanto como la gente del Clan, todos encantados por su atrapante personalidad alegre y risueña; mientras que los siguientes dos se basaron el observar y cuidar con curiosidad y preocupación a las dos pequeñas criaturas que habían llegado desde el vientre de su madre.
Cada que los observaba su curiosidad despertaba en notable grandeza. Con sus cuerpos ligeramente regordetes, corriendo sin parar detrás suyo por más que intentara dejarlos lejos, persiguiendola mientras reían e intentaban tirar de su cola para atraparla. Frustrada intentaba escapar y esconderse pero era en vano, siempre lograban encontrarla fuera donde fuera, riendo y pronunciando mal su nombre a pesar de intentarlo.
Dejando en la lejanía la idea frustrante de escapar el primer año ahora estaba segura de querer tenerlos cerca más aún le causaba cierta curiosidad las actitudes que poseían los más pequeños ¿así era ella a su edad?
Cuando sus pensamientos descansan y la arena bajo sus piernas y pies se escurre a sus costados, cuando la marea del mar hace que ligeras olas de mar lleguen a la orilla; donde sus dedos se retuercen y donde pequeños cuencos con perlas, piedras preciosas y caracolas descansaban. Con sus manos moviéndose lentamente al trenzar aquellos hilos que su madre le había dado para que hiciera lo que le gusta. Tan concentrada y ensimismada con lo que hacía sin percatarse que dos pequeñas figuras se encontraban sentaditas a sus lados, observando muy concentrados la agilidad de sus dedos al moverse sobre el hilo y agarrar diferentes accesorios para decorar.
—Ean ¿que haces?
Una pequeña mano se escurrió por los cuencos, tomando piedritas y caracolas con suma curiosidad de ver. Y con la sorpresa instalada en su cuerpo de golpe haciéndola sobresaltar dirigió su mirar a los costados. Tsireya del lado izquierdo mirando y toqueteando los accesorios torpemente, mientras que Aonung abria los brazos de au hermana mayor y se sentaba en sus piernas, observando lo que hacía desde una primera perspectiva. Un fuerte soplido escapó de sus labios, intentando recuperarse del susto y de la frustración que era tenerlos cerca en esos momentos, lo menos que quería era perder todos los accesorios que había conseguido con su madre días antes.
—Ean ¿que es esto?
Otra pregunta, otra falta de contestación. Sus manos quitaron lentamente la trenza de accesorios que había tomado el pequeño niño, estaba tratando de no entrar en una crisis por el miedo de perder todo lo que tenía por las jugarretas de los más pequeños.
—Ean ¿nos enseñas?
Tantas preguntas y ninguno se callaba, eso estaba probocandole estrés. Tsireya podía ser la niña más dulce y risueña que había visto, incluso más que ella sin embargo eso no le quitaba lo increíblemente preguntona que podía llegar a ser, tanto que aveces le molestaba. Eanatan solo sonrió derrotada ante tantas preguntas, también era una niña pero como decía su madre "se una buena hermana mayor y ayuda a tus pequeños hermanos" sin objeción tomó otros hilos y se los dio a sus hermanos para comenzar a trenzar con las manos del niño y las suya los hilos de Aonung.
