𝐄𝐀𝐍𝐀𝐓𝐀𝐍 | 𝖭𝖾𝗍𝖾𝗒𝖺𝗆 𝖲𝗎𝗅𝗅𝗒

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˖ ࣪ . CEREMONIA ࿐  ˚ .

Para poder revivir instantes únicos debemos hacer memoria. Cada uno de estos recuerdos vienen impregnados de una gran carga emocional que nos hace sentir como si estuviéramos inmersos en el escenario pasado. Entonces, podemos decir que los recuerdos son una forma de aferrarnos a las cosas que amamos, las cosas que somos y las cosas que no queremos perder. Tal como lo podría ser un gran amor.

Cuando un enorme pasado que es capaz de carcomer día a día la mente de alguien inocente y un gran amor llega con intensiones de borrar aquello, los recuerdos hacen ruido y con dolor llegan a volver a producir el mismo daño que fue pasado ¿de donde se saca tanto valor para perder el miedo? ¿En que momento el recuerdo de un pasado deja de influir tanto? ¿Quien se arriesgaría tanto para intentar borrar un dolor inquebrantable? Preguntas sin fin que llegan al momento de crear tal vez una nueva expectativa, junto al nuevo amor que quizás podría ser bueno como también no. Todo cuando es cuando el sentimiento comienza a ser un misterio.
Pero ¿y si la claridad de un nuevo comienzo se deja notar con exactitud? ¿Y si el nuevo amor confirma su presencia ante ese alguien? Tal vez las dudas se resuelvan pero ¿y el miedo? Miles de contras a favor que tal vez nunca llegarían a resolverse del todo como tal vez si, solo tal vez.

Era lo mismo.
El recuerdo la atormenta pero, él confirmó su amor.
Igual, los esos momentos de temor alimentan su miedo.

En un día especial el cual debería ser inolvidable y tal vez de gran orgullo donde la seguridad reinara y predominara todo el ambiente como su ser completo ¿donde estaba? Segura de sus capacidades pero no de sentimientos y emociones, era como un grito desgarrador que gastaba todo el aire de pulmones, pidiendo ayuda al cielo, al mar y al que lo escuchase solo para saber con exactitud que hacer. Si seguir aquel llamado del corazón o dejar que el miedo tomara razón de todo lo que sus ojos veían, de todo lo que un palpitante corazón sintiese.
Con los cordones de canciones rodeando el cuello y  la muñeca, a disposición de ser cantados como de costumbre en cada ceremonia. Todo por ella, siendo la única capaz de leerlos correctamente.

Dos atuendos que salieron de las manos de una mujer conocida, uno extremadamente elegante y el otro sumamente tranquilo y sereno para dar comienzo a un día tranquilo de ceremonia. Dos atuendos, dos ocasiones diferentes de la misma ceremonia.

—Te queda a la perfección.  —animó la mujer, emocionada de verla— Tuve razón al decirte que sería mejor que el primer atuendo sea de una sola pieza.

La imagen de su cuerpo completo se veía diferente con aquel atuendo, su cintura parecía ser mucho más pequeña de lo que era y los detalles bordados con los propios hilos de color más intenso resaltaban su rostro. Eran colores casi neutros de la gama azul y que por casualidad hacían conjunto con toda ella.

—Nunca había usado una sola pieza en todo mi cuerpo.

—Ya era hora. —dijo la adulta— Tu madre y tu abuela también usaron este tipo de prendas en ceremonias como estas.

Sus ojos mostraron la intriga profunda y con miles de ideas dando vueltas por su cabeza simplemente se quedó callada, esa mujer sabía mucho, de ella, de su madre, de su abuela, de su familia completa. ¿Como había llegado a su aldea? Sabía que fue obra del destino al venir buscando refugio después de que las personas del cielo invadieran algunas aldeas del arrecife, más al sur de su hogar.

—¿En tu Clan las mujeres también vestían con prendas de una pieza? —preguntó Eanatan, son importarle si la haría sentir mal o no.

Hi'nay sonrió melancólica, acariciando los flecos de que colgaban de su ropaje.