CARAJITOS LACRAS ━ NCT DREAM VENEZOLANO.

☆ 23 : Cartas al corazón con Park Jisung y Qian Kun

Park Jisung no entendía cómo coñoelamadre funcionaba el amor y tampoco le interesaba saberlo, o al menos eso fue lo que creyó durante mucho tiempo.

Desde pequeño se la pasaba metido en sus clases de baile, familiarizándose con todo tipo de música, y por supuesto, con todo tipo de gente.

Podría decirse que socializaba con facilidad y sin ningún tipo de problemas. Jamás había experimentado timidez o incomodidad al momento de hablar con otras personas.

Pero con todo y eso aún se sentía muy "pequeño" para comprender sentimientos que fueran más allá de una amistad, como la que tenía con los otros carajitos lacras.

Si le hablaban de amor lo primero que vendría a su mente sería su familia, el baile y sus panas. Pero si alguna vez le preguntaran si ha estado enamorado, sería honesto al decir que nunca se había sentido con alguien de esa manera.

Cuando llegó al Nuestro Chávez Triunfador y conoció a los quesuos de Jeno, Jaemin, Haechan y Mark tuvo mucha curiosidad por saber más sobre el amor. Ver a Jeno y Jaemin juntos le hizo preguntarse cómo se sentiría estar en una relación amorosa, mientras que el profundo interés que Mark y Haechan demostraban por sus crushes le hicieron cuestionarse sobre si eso era lo que la gente llamaba estar locamente enamorado de alguien.

A pesar de que se plantearon esas interrogantes en su cabeza durante un buen tiempo, la verdad es que no le había parado bolas a ese tipo de pensamientos ya que sentía que era demasiado carajito como para dedicarle tiempo a esas cosas. No obstante, todo cambió un año después, cuando apenas entró a segundo año.

Jisung tenía la costumbre de quedarse hasta tarde en la cancha practicando coreografías para su academia de danza. En lugar de ensayar allá prefería hacerlo en la comodidad de su mamarracho liceo porque no toleraba a la gente que lo interrumpía a cada rato en ese lugar diciéndole qué era lo que estaba bien o mal, cuando él solo quería disfrutar del baile para sentirse libre y dejarse llevar. Además, nadie entraba a la cancha después de que salieran de clases y eso era una ventaja para él, puesto que no tendría que ir a la academia para ensayar, sino que solo saldría del liceo y regresaría pa' su casa.

Era una especie de guarida secreta o lo que muchos denominaban como su "lugar seguro", el cual acabó siendo ocupado por otra persona a la misma hora en que él solía estar allí.

Cabe aclarar que no todo el tiempo Jisung utilizaba la cancha como una sala de prácticas para las coreografías de su academia,  sino que también solía quedarse allí para bailar cualquier cosa por mero gusto. Bueno, resulta y acontece que una vez en la que concluyó un arduo día de clases, se dirigió a la cancha con el fin de liberar el estrés que había estado acumulando en esa semana de exámenes.

Pero nunca esperó escuchar un canto angelical provenir de ese lugar que generalmente estaba solo a esas horas.

Sintiéndose curioso por aquel inusual acontecimiento, se escondió detrás de un árbol que estaba a un lado de la cancha para poder espiar al chico que era dueño de esa melodiosa voz

Era un chico de camisa marrón, al que nunca recordaba haberlo visto antes en el liceo, por lo que al instante dedujo que era nuevo. Este paseaba de un lado a otro mientras repasaba la letra de una canción, en un papel que sostenía con firmeza entre sus manos.

El chamo se veía tan concentrado en lo que hacía que Jisung tuvo el presentimiento de que la cagaría si lo interrumpía, por lo que le cedió su lugar de ensayos a él por esa vez.

Pero al día siguiente volvió a encontrarlo allí y de nuevo se vio incapaz de sacarlo de la cancha, limitándose a escucharlo cantar desde las afueras del lugar.