𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟢𝟫

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—¡¿Crees que aceptaría algo como eso?!— Isis gritó haciéndose oír por todo el templo; ella no permitiría que Horus hiciera algo así, si él saliera herido aunque no sea nada grave jamás podría perdonarse a si misma por haber permitido que se enfren...

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—¡¿Crees que aceptaría algo como eso?!— Isis gritó haciéndose oír por todo el templo; ella no permitiría que Horus hiciera algo así, si él saliera herido aunque no sea nada grave jamás podría perdonarse a si misma por haber permitido que se enfrentará al bastardo del hijo de Seth —¡Pelea como un verdadero Dios y ven a enfrentarte a mí!

—¡No!— Horus fue el que intervino ahora. Él no dejaría que su madre se enfrentará a alguien como su tío, la pelea sería tan dispareja que dejaba enormemente favorecido a al Dios del desierto y de la guerra —¡Si pelea es lo que deseas, pelea es lo tendrás, tío!— él aceptó la lucha uno contra uno en contra de Tarik. El hijo del desierto y de la guerra.

Los rumores acerca de él eran capaces de ser oídos hasta fuera de las tierras del imperio de Egipto. Es reconocido en distintas partes del mundo y en temido por innumerables pueblos enemigo. Que aunque fuese el Dios de la Naturaleza, su única naturaleza es el matar y llevar la devastación por donde él pase. Utiliza a su beneficio su increíble don para dar vida y fuerza a las plantas para quitar la vida y la fuerza de sus enemigos. ¿Qué clase de Dios era ese? Uno que era único, porque los demás eran pacifistas mientras que él era un guerrero capaz de derramar la sangre de demasiados hombres que sería capaz de zacear la sed de la diosa Sekhmet.

—¿Qué dices tú, Tarik?— observó con cuidado al príncipe egipcio que tenía en su hombro derecho. Su hijo de brillantes ojos dorados tenía su vista puesta en Horus muy atentamente.

—No objeto ante nada padre— contestó él —si verme destruir a Horus es lo que te hará muy feliz entonces estoy dispuesto a derramar su sangre en el campo de batalla.

Oír aquellas palabras hicieron tan feliz a Seth que le fue tan incontrolable no reírse a carcajadas muy fuertes. Fue como si hablase él mismo, Osiris lo sintió así. Inconscientemente se le había formado una sonrisa que por fortuna nadie de ninguno de los demás dioses la había notado. Aquel chico de piel morena, idéntica a la suya, de hermoso ojos dorados y encantadora postura...ese pequeño bebé que había nacido en sus manos era un hombre tan apuesto y lleno de energía de Seth, pero igual lleno de energía suya. Era perfecto. Era la combinación perfecta entre él y su hermano.

—¡Maat!— el repentino grito que su esposa hizo a la diosa de justicia lo logró sacar del trance en el que había entrado hace momentos atrás. La diosa de la magia fue inmediatamente ante la hija de Ra a suplicarle que interviniese en este conflicto —¡Debes hacer algo, actúa pronto y salva a mi hijo!

Ella sabía que debía de hacer algo pronto. La lucha que Seth quería era totalmente dispareja. ¿Cómo podría Horus enfrentarse ante Tarik? Quien claramente tenía un entrenamiento previo desde los diez años de edad. La magnitud de diferencia en capacidad de combate era demencial. Sería una lucha totalmente injusta.

—¡Seth!, ¡Detente ahora mismo, está clase de conducta es completamente inaceptable dentro de esta corte!— sugirió que imponiendo las normas dentro de la corte de la Eneada lograría que aquellos dos se detuvieran y aunque fuese totalmente severa con su tono de voz no parecían el siquiera sentirse presionados por las leyes establecidas.

—Maat— Osiris decidió intervenir —ahora mismo nada puede detener a Seth, tampoco lo hará contra Tarik. Son demasiado fuertes.— él tenía razón. No había nada en ese mundo que pudiera detener a padre eh hijo. La corona de gobernante y de príncipe estaban en sus manos. Tenían al pueblo, tenían el territorio y tenían la fuerza militar necesaria para destruirlo todo —Si deseas que esto paré, debes de permitirle a Horus actuar. Eres la única diosa más sabía de todas, sabrás cuál es la decisión correcta.

Ella pensó con atención para finalmente llevarla a elegir una decisión que sería correcta en este caso.

—Esta bien.— era momento de actuar.

—¡¿Por qué solo se quedan allí?!— Seth deseaba que el enfrentamiento se llevase a cabo al momento —¡Vamos, quiero que me diviertan un rato!, ¡Destruyanse entre sí!

Horus no tuvo tiempo para poder procesar lo que su tío dijo debido a que Tarik se lanzó en su contra. Detuvo el golpe con fortuna, pero dejaría heridas nada graves en sus brazos. Era demasiado fuerte. Un solo empujón suyo lo envío a retroceder demasiado.

Verdaderamente ¿Sería capaz de vencer a un guerrero como él?

Repentinamente ambos hermanos habían sufrido un doloroso golpe en sus cabezas, se sintió como un punzado que los llevó a caer a ambos de rodillas al suelo.

Al reabrir sus ojos se hallaron en un mundo completamente blanco.

Tarik se colocó de pie con dificultad, el piso donde estaba pisando era demasiado inestable y se debía a que aquel piso era en realidad uno de los extremos de una enorme balanza de bronce oxidada por el tiempo.

Desde el otro lado, el izquierdo, se hallaba Horus igual de desconcertado que él desde un principio.

—¡¿Dónde se supone que estamos?!— en lo primero que llegó a pensar él fue que todo esto se debía a una manipulación por parte del hijo de los cielos.

Horus miró a su alrededor tan confundido.

—Tarik y Horus.— repentinamente y una vez más para sorpresa de ambos hijos de Osiris, esta vez una voz femenina sería y autoritaria se oía alrededor de aquel mundo vacío y blanco.
Al mirar detrás de ellos se encontraron con Maat, la diosa de la justicia, en una enorme altura que los superaba a estos dos por mucho —Debido a que ambos lo desean, su competición por el trono de Egipto será aceptado y estará bajo las leyes de la corte de la Eneada.— comentó para estos dos —Sin embargo, los eventos a realizar serán elegidos al azar por la corte. Al mejor de tres gana.

El silencio que hubo entre ambos era un poco extraño. No habrían esperado que la decisión de su pelea haya sido aceptada por los demás dioses.

—¿Por qué debería de pasar por todo ese problema?— preguntó Tarik —Puedo solo matarlo a él y a todos ustedes por igual.

—Tarik, hijo de Seth eh hijo de Neftis, ¿No crees que eres capaz de ganarle a Horus, hijo de Osiris eh hijo de Isis?— preguntó la diosa.

—¿Crees que me dejo llevar por simples provocaciones como esas, gran diosa Maat?— contra preguntó entre risas fingidas —Eh sido entrenado para mantener la cabeza fría ante provocaciones como esas.

—Si eres el vencedor de esta competencia, entonces eso te convierte en el legítimo heredero al trono de Egipto. Nadie será capaz de quitarte tu legado y tampoco tu soberanía.— comentó con intenciones de endulzar la cabeza del Dios de iris doradas —Serás reconocido como el príncipe heredero y a más no tardar serías reconocido como rey. Estarías cumpliendo con los deseos de Seth.

—Yo también me postraré ante tus pies, primo.— habló el semidiós halcón —Y seré tu fiel sirviente por el resto de la eternidad.

Oír aquello fue más que suficiente para convencer a Tarik.

Su risa única era igual de escalofriante que la de su padre tirano.

—¿Tanto quieres competir contra mí?— aquella expresión de risas había cambiado drásticamente por una expresión sería dirigida a él —Bien. Juguemos, pajarito.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 , ennead✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora