𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟣𝟨

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Osiris quizás se hallaba atrapado en el Duat lo que deja sin la posibilidad de poder estar al lado de su hijo, presenciando su crecimiento y todos sus logros que obtenía a medida que iba convirtiéndose en un fuerte guerrero

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Osiris quizás se hallaba atrapado en el Duat lo que deja sin la posibilidad de poder estar al lado de su hijo, presenciando su crecimiento y todos sus logros que obtenía a medida que iba convirtiéndose en un fuerte guerrero. Eso era lo que más le dolía. Era lo que hacía que llorase sin consuelo en su tan solitario palacio en el mundo de los muertos. Lo odiaba. Odiaba aquel lugar con todo su ser y no solo porque no podía estar presente en la vida de Tarik, sino porque Seth estaba tan lejos de sus manos que solo lo hacían desesperar aún más.

—¡Silencio!— gritó lleno de rabia generando que las llamas en el caldero donde las almas corrompidas hervían se alzaran aún más y provocará lamentos más fuertes por las aguas a altas temperaturas; dos enormes chacales estaban lado a lado portando una apariencia de amorfia que podrían hasta ser parte de tus peores pesadillas.

Osiris tenía a esos dos chacales custodiando que ninguna de las almas castigadas se atreviese a escapar, es por esa razón que su única tarea era el imponer el castigo y cumplirlo.

Tenía el tiempo suficiente para poder cerrar sus ojos y volver a aquel mundo de su cabeza en el que podía sentir el frágil cuerpo de su bebé. Podía oler su agradable aroma a los aceites de flores recién puestos en él. Podía oír sus adorables sonidos y hasta sentir sus manos tocar su cara. ¿En qué momento creció tanto?, era una de las preguntas que se hacía desde aquel día en el que volvió a tenerlo una vez más delante suyo.

Alto, casi como él. De tez morena, como él. De ojos encantadores, una linda marca suya. Pero con una conducta que le recuerda demasiado a su amado hermano. Sí. Era la combinación perfecta entre ellos dos.

—Solo una vez más.— se prometió que está sería la última vez que lo haría y no lo volvería a hacer más. No solo los riegos son altos para él, esto podría poner en graves problemas a su hijo más querido. Él no estaba dispuesto a estropear todo, no sería capaz de hacerlo —Tarik.— acarició su cabello negro. Sintió la humedad de este, parecía que había tenido un baño antes de dormir. Eso explicaría su cabello mojado.
Podía oír su sabe respirar. Podía sentir su aroma a flores.
Él estaba profundamente dormido delante suyo y lo único que podía hacer era tan solo sentir su cabello. Cuanto deseaba poder abrazarlo —Eh sido un mal padre, ¿No es así?— susurró en voz baja atreviendose a tocar muy levemente su mejilla fría, él estaba frío y preocupó a Osiris. Por ese motivo trajo más la manta a su cuerpo para evitar que tuviera más frío —Perdóname por no haber podido estar cerca de ti por tantos años. Pero te prometo que te cuidaré desde el Duat y desde donde sea. Tú eres mí príncipe. Solo pudo verdaderamente amarte a ti, hijo mío.

Tarik despertó porque una extraña sensación lo estaba atosigando hasta en sueños y lo llevó a despertar de repente golpeando a la nada con su brazo. No había nada allí.

—¿Qué mierda...?— pero algo en él le decía que alguien había estado allí, aún podía sentir su presencia —¡Muéstrate, ahora mismo!— demandó tomando su espada de la funda que siempre deja al lado de su cama por situaciones de requerimiento. Se sentía vigilado. Podía sentir que tenía un par de ojos encima suyo ahora mismo —¡Sé que hay alguien aquí!, ¡Aparece si te atreves!— demandó una vez más que apareciera quién fuera, pero solo hubo un rotundo silencio y una extraña brisa fría que entró por su balcón.

Volvió a tirar su cuerpo a la cama, quizás todo había sido solo un sueño.

—Cielos...— suspiró con calma. La exaltación había sido un sentimiento muy adrenalinico, ahora no podría dormir fácilmente otra vez. Su cabeza volvió a recordarle el fracaso de la competencia de ayer la cual perdió como un completo estúpido.

Su padre no dijo una sola palabra al respecto, solo llegó esa vez y le preguntó por su estado físico. Una vez obtuvo una respuesta buena de ello, se retiró sin decir más nada y hasta el final de ese día no volvió a verlo. ¿Se habrá enfadado con él?, ¿O estará planificando el próximo paso? La tercera competencia debía de ser ganada sí o sí, esa corona tenía que ser suya.

El fuerte golpe que recibió Osiris en su cara le produjo que mordiera su labio inferior y sangrara. Seth estaba muy enfurecido con él ahora mismo.

—Dame una razón factible para no matarte ahora mismo.— exigió el dios de la guerra y del desierto de manera que quería oír los motivos por el que su hermano había cometido un acto así.

—Seth-...— tan solo llegó a decir su nombre y otro golpe más le fue dado al otro lado de su cara. Esta vez generó una mancha roja en está por la rudeza de la misma. Era mejor callar entonces hasta que su hermano menor desahogué toda su furia.

—Estabamos tan cerca, ¡Tan cerca!— gritó en mucho enfado —¡Y tu estropeaste todo!, ¡Casi matas a nuestro hijo!

—No sería capaz de hacerle ni un solo rasguño a Tarik.— determinó el dios de la vida recibiendo una bofetada igual de fuerte que las otras dos en la misma mejilla enrojecida. Era doloroso, pero prefería esto a que él lo ignorara. ¿Hasta cuándo podría soportarlo? En serio necesitaba mucha paciencia con Seth.

—¿Lo dices en serio?— Seth empezó a soltar carcajadas en tono sarcástico —¡Hiciste que su carruaje se estrellara contra un maldito montículo de tierra hecho por ti, su carruaje se hizo pedazos!, Dime: ¡¿Cómo crees que él hubiera salido de eso ileso, pedazo de mierda?!

—Sabía que Horus actuaría a tiempo.— respondió —Él salvo a nuestro hijo.

—¡¿Entonces hiciste todo esto para atribuirle a tu bastardo favoritismo por parte de los dioses?!

—No, no, jamás haría eso.— negó con prisa las acusaciones hechas por Seth —Lo hice para proteger a Tarik.

—¡¿Protegerlo?!, ¡Si él ganaba este duelo todo el poder ya habría sido suyo!— Osiris aguardó unos instantes antes de contestar y le permitió a su amado el ir y venir por todo su dormitorio soltando un sin fin de insultos pocos cariñosos hacía su persona. Era entendible que él estuviera así, no solo le quitó la oportunidad de que su hijo sea declarado rey absoluto de Egipto sino que también pudo haber salido herido de todo esto. Sabía que Horus haría algo y que no dejaría atrás a Tarik. Él lo sabía muy bien.

—Seth— fue y tomó a su hermano por sus hombros con delicadeza para que él se detuviera y le prestase atención —lo siento tanto, hice que te preocuparas por nuestro hijo y acepto un castigo tuyo por eso, pero era necesario que Tarik perdiera esta competencia.

—¿Por qué?— aunque le diera asco de tener tan cerca a ese tipo suyo y que hasta estuviera tocandolo, él debía de resistir más para no alejarlo del lado suyo y el de su hijo —¿Por qué dices que era necesario?

—Fui uno de los dioses que participó en las elecciones de los duelos. Yo fui quien optó por las competiciones en donde más nuestro hijo se lucía y solo generó eso dudas en todos los demás.— respondió —Sabia que si Tarik ganaba la carreta, Maat lo descalificaría. Ella ya sospecha que yo me involucre en la decisión para favorecerlo.

—Eso es estúpido.— lo empujó después de oír todo aquello —¿Cómo puede Maat sospechar que estás de lado de Tarik? Lo más sensato es que crean que apoyas al maldito bastardo de Isis.

—También pensé en eso, pero no pensé que la diosa de la justicia era lo suficientemente perspicaz para sentir que había algo en esas decisiones que no tenía justicia alguna. Todos han visto crecer a Tarik y todos saben que él es un guerrero que es un diestro tanto en resistencia, como en agilidad y como en fuerza. Horus es apenas un principiante en ello.— ahora era más evidente para Seth lo que Osiris estaba explicando y tenía sentido. Maat no es una estúpida a la que se le puede jugar sucio. Quizás...no era un completo estúpido después de todo —Intervine por su bien. Por el bien de nuestro hijo.

Maat por su parte estaba releyendo el papiro en donde la próximo competencia se hallaba escrita.

—¿Crees que valga la pena?— la pregunta de Thoth resonó en su cabeza; el dios de la sabiduría tomó de la cintura a su novia y leyó junto con ella aquel papiro —Seth no se quedará de brazos cruzados y su mini copia mucho menos.

—Tendrán que aceptarlo.— el papel desapareció en un brillante destello dorado —Y nosotros tendremos que aceptar la decisión tomada sea cual sea cuando todo esto finalice.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 , ennead✓Where stories live. Discover now