No cita

42 9 1
                                    

Llegaron a la exhibición, no había tanta gente, pero las personas que había eran mucho más mayores que ellos, todos vestían de manera elegante y tenían en la mano una copa de champaña.

La sonrisa de Layla se difuminó un poco, todo estaba en los tonos del gris, las figuras eran metálicas y cuadradas, nada fluía, trató de no mostrar su decepción, pero le fue imposible.

-. Es todo... gris. Dijo sin pensar demasiado, sin ningún filtro.

-. Creí que el nombre de la exhibición te diría algo. No podía ocultar su sonrisa. -. Ya sabes, El arte moderno y sus tonos grises, pero eso tu ya lo sabías.

-. Claro. Dijo distraída, mirando hacia los lados. -. Bueno, vamos a ver arte, a eso vinimos. Lo tomó del brazo y comenzó a caminar.

Estaba aburridísima, pasaban cuadro por cuadro, objeto por objeto y lo único que veía era gris, trataba de escuchar a los artistas para al menos fijarse en el sentimiento tras la obra, pero al parecer en esas cosas se habla poco.

-. ¿Quieres irte? Le preguntó Warren, quien miraba sin poner mucha atención un lienzo con unos cuadrados pintados del negro al blanco pasando por sus tonalidades.

-. Es que... Era algo tonto, no quería juzgar a un libro por su portada, pero estaba decepcionada.

-. No pasa nada, no puede gustarte todo. La quedó viendo, mientras la mirada de Layla se perdía en uno de los cuadros, sintió como su pecho se sentía más cálido de lo normal, primero pensó que era por la multitud, pero no había tanta gente, o porque ella se veía bonita, pero tampoco era eso, ella era bonita, no era novedad eso.

Recordó cuando Layla le preguntó si la ayudaba por qué le gustaba y él le dijo que no, y quizá eso no era del todo cierto. Tenía mala actitud, pero no era ciego, era linda y buena con los demás, no solo con los humanos, con todos los seres que se podían cruzar en su camino, podía ver la bondad hasta en el ser más raro, hasta en él.

Nadie lo escuchaba, pero sentía que sus pensamientos estaban conectados con el parlante de la música ambiente que estaban tocando, por eso le costó admitir que le gustaba Layla, le gustaba y mucho.

Y aunque ella tenía novio, sus sentimientos no cambiaban ni un poquito.

-. Warren, te debo diez dólares, me quiero ir. Su voz lo sacó de su trance revelador.

El solo asintió, Layla pensó que quizá las preguntas en el autobús lo incomodaron, otra vez estaba serio, quizá sonrió tanto que se cansó.

-. ¿Quieres comer algo? Ella le preguntó casi parándose frente a él. -. ¿Tacos? Conozco un lugar cerca muy bueno, tienen opciones veganas.

-. Claro. Otra vez se había callado, se sentía un poco sofocado por los botones de la camisa, además de aceptar que le gustaba alguien, no tenía idea que hacer con sus sentimientos que parecían estar revolucionados.

Layla estaba hablando algo de una de las clases de los héroes, luego de como deberían prohibir al profesor Boom de hacer la demostración de poderes, pero Warren no la estaba escuchando como siempre. Cuando ella hablaba, cuando le hablaba no le respondía mucho, pero si analizaba cada frase y pensaba su opinión que le gustaría dar, pero ahora le era imposible, se sentía como en una película de amor adolescente donde hay acercamientos a los ojos, a los labios.

-. Warren, ¿Estas bien? Y responde con palabras por favor, pestañear dos veces si quieres salir corriendo. El suspiró, Layla era amable hasta cuando se sentía mal.

-. Vamos a comer. Él le sonrió apenas. -. ¿Tacos veganos? ¿Con tofu y todo eso? Ella asintió.

-. Son muy buenos, sus salsas son lo mejor y los chips, diez de diez.

-. Guía el camino entonces. Warren le sonrió, ella caminó frente a él.

Luego de recibir su comida, se sentaron en las mesas fuera del lugar, hacía un poco de frío, apenas empezaba a caer la noche.

Warren abrió su taco y comenzó a sacarle las cebollas y los pequeños trozos de cilantro.

-. Wow, no te conozco tanto, pero ¿Quisquilloso con la comida? Eso no me lo esperaba. Ella acercó su mano a su bandeja y comenzó a sacar todo lo que apartó.

-. Es demasiada cebolla, pero están buenos.

-. Con Will veníamos en el verano, aunque en la hora de almuerzo se hace una fila eterna.

Will. Eso era lo que Warren olvidaba, Layla tenía novio, el que ahora era su amigo. Se sentía peor que cuando leyó Romeo y Julieta a los once.

Camino a casa, decidió ir a dejarla, aunque ella insistió que el autobús la dejaba solo a casas de distancia, pero también porque ambos sabían que se podía cuidar perfectamente sola, pero quería hacerlo.

-. Gracias por la invitación. Él le sonrió apenas, la luz de la entrada brillaba tenue.

-. Siento que no haya sido lo que te prometí. Layla estaba parada un escalón más arriba que él, suspiró profundo y finalmente sonrió ampliamente. -. Nos vemos mañana. Ella abrió la puerta y se fue. Pensó en darle un abrazo, quizá un beso en la mejilla hasta un apretón de manos, pero no quería incomodarlo. 

Get your guns

As they come (Sky High)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora