Mi sentir

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No sabía cómo controlar el sentimiento, quería parar de sentir una presión en el pecho cada vez que la veía, quería dejar de disfrutar tanto el tiempo que pasaban juntos, quería que las cosas volvieran a lo de antes, pero a la vez no, claro que no. Layla Williams era la persona más buena que conocía, era muy bonita y especial, y si alguien merecía calar hondo en su corazón como su primer amor, aunque fuese correspondido, ella era la indicada.

Layla pensó en llamar a Magenta, pero sentía que iba gritar unos die minutos, por eso abrió su ventana y con la ayuda del árbol de su casa, subió al techo.

Recordó el pequeño si de Warren y sintió una calidez en su pecho. No podía creer que en un mes tanto en su vida había pasado, siempre creyó que su existencia era como un personaje secundario de un libro, carismático, tierno y buena persona, pero secundario, donde nadie sabe dónde vive, que anhela o siente, pero como todo buen libro tuvo un giro.

Un pequeño flashback pasó por su cabeza, recordó el momento antes de cuando le tomó la mano a Warren.

¿Cómo todo había cambiado en tan poco? ¿Es que quien se enamora en tan poco? La nueva súper personalidad de Will le dolía a Layla, estaba muy feliz que por fin tuviera sus poderes, pero no esperaba que cambiara.

Era martes y había llegado sola otra vez a la parada del bus, se sentó junto a Magenta, estaban todos menos Will. Lo había visto en los pasillos de la mano de Gwen, evitando su mirada y cruzar palabras con ella.

Al salir al campus, divisó a Warren que estaba leyendo Orgullo y prejuicio, cosa que la hizo sonreír, no quería acercarse, pero cuando vio a Will y Gwen caminando de la mano, sintió que su pecho iba a explotar, por eso, sin pensar obviamente, porque si hubiese pensado al menos un minutos no habría hecho lo que hizo.

Se apresuró y se sentó a toda velocidad junto a Warren y le tomó la mano y para agregarle más locura la situación, lo llamó lindo, un adjetivo que siempre se adhería a Warren cuando pensaba en él.

Y aunque Will apenas la miró, ella seguía fingiendo hasta que sintió un calor en su mano, uno que pasó de calor de ardor a dolor por unos segundos hasta que soltó la mano de Warren.

-. No me llames lindo. Dijo para luego irse.

Luego de ese bochornoso intento de celos, trató de no parecer frustrada mientras caminaba por los pasillos, caminaba sin mirar, enojada, pensando solo en una palabra ¿Cómo?

En eso, sus pasos se detuvieron al chocar con alguien de espalda, ella se cayó al piso, pero a la persona apenas la movió, cuando se dio cuenta quien era se preguntó si el día podía ser más terrible y humillante.

-. ¿Acaso no puedes mirar? Dijo muy enojado, pero al voltear su rostro se enterneció tan solo un poquito. -. Entre que me des la mano y me intentes taclear, prefiero la primera opción. Le ofreció su mano y Layla se levantó.

-. ¿No te quemé, cierto? Dijo antes de soltar su mano.

-. Oh, no, no lo hiciste. Lo miró a los ojos, pero dejó de hacerlo porque no podía mantener su mirada sin sentir que en cualquier momento lloraría.

Warren suspiró, tomó la mochila de Layla mientras miraba a todos lados, había uno que otro chismoso, pero nadie tan preocupado de sus vidas.

-. Vamos, te acompaño a la enfermería. Comenzó a caminar y ella decidió seguirlo, entendía porque lo había hecho y estaba agradecida.

La mente de Layla parecía estar llena de humo, todo de veía nublado, borroso y lo que más le hacía cuestionarse era que lo más claro ahora era que le gustaba a Warren.

-. ¿Qué siento? Dijo en voz alta, sabía que nadie la escuchaba, bueno, ninguna persona porque cuando miró a su costado vio como una florecía pequeñas flores cerca de ella.

Luego de un rato, se calmó, bueno, estuvo calmada hasta que recordó que debía trabajar toda la tarde con él.

Get your guns 

As they come (Sky High)Where stories live. Discover now