Capítulo 05

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Martes 12 de Octubre, Provincia de Jarvae Hacienda, 07:10 a.m.

Sus pasos se detuvieron en el mismo claro del bosque al que accedía una vez por semana por un único motivo.

Tomando una bocanada de aire gritó:

Naër: ¡Maldita sea! ¡Ya solo resta una semana para la subasta y ustedes aún parecen no haber aprendido nada de lo que se les enseñó desde su llegada! ¡¿Acaso es muy difícil recordar en un baile no confundir la izquierda con la derecha, Amarilis?! ¡¿Acaso tienes 4 años?! ¡Y por Kaldum, Elaisa, ¿Qué te cuesta estarte quieta unos minutos?! ¡Ni que fueras a morir! ¡Pero es mejor que Malia, quien parece si no le das una orden, se quedaría de pie en un extremo! ¡Y por si fuera poco, Misty...!

A unos cuantos metros a su espalda, la nombrada, Misty, escuchaba todos los reclamos contra su persona detrás de un árbol mientras comía unas galletas que su compañera de cuarto, Malia, le invitó.

No podía quejarse, esos reclamos eran bien justificados. Lo reconocía, estaba en su derecho de quejarse y reclamar, puesto que ni ella ni sus compañeras eran fácil de tratar. Y eso que ya había intentado aconsejarlas a cada una en privado. Y no funcionó. Una era muy extrovertida, la otra distraída, la otra tímida, y pues ella...

Sí, estaba en todo derecho de quejarse de cada miembro conformante en su grupo.

Si era sincera, había algo 'relajante' en escuchar gritar a su cuidadora, quizá y sería nostálgico, puesto que dentro de una semana la subasta se llevaría a cabo.

Una semana...

Los selectores deben estar serenos aguardando a que llegue el gran día...

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Lejano a la provincia de Jarvae, al sur de donde ésta se encontraba, la gran capital de Dahli, Urkai, se levantaba.

Oh, tan hermosa, moderna y gloriosa ciudad, digna de admirar, con tanta historia de por medio, tradiciones y costumbres vivientes en pleno siglo XXI, que eran respetadas por todos.

El sol apenas había salido hora atrás, y ubicado en un suburbio residencial, dentro de una de las opulentas casas, cuatro pares de ojos de niños entre la edad de 4 a 7 años miraban curiosos a quien dormía en el sofá, quien no era nadie más que su tío. Era una escena adorable... aunque algo perturbadora si sucedía todos los días.

Y sí, sucedía todos los días, o al menos las veces que este se quedaba dormir en la residencia familiar principal. Y quien se atrevería decir otra cosa que no fuese 'Adoran y aman a su tío, por eso siempre permanecen cerca de él, incluso apenas despiertan'. No era del todo erróneo ese pensamiento. Sí, los niños amaban a su tío, mucho, pero también, había algo en verlo dormir que los atraía. Pero siendo ellos niños, quien podría decir que verlo dormir casi una hora desde que levantaron era aterrador...

El mayor de los infantes estiró la mano apretandole suavemente la nariz.

Uno, dos, tres...

Empezaron a contar de forma mental queriendo saber el tiempo tardado en reaccionar. Inclinaron levemente sus cuerpos esperando ver la reacción de su tío más de cerca. Entonces, los ojos del adulto se abrieron lentamente sin hacer movimientos bruscos.

...: Otra vez ustedes... — quitó la mano enderezandose en el sofá — ¿Alguna vez dejarán que duerma en paz por una vez?

Todos: No — respondieron entre risas.

YO NO DESEE ESTA VIDAWhere stories live. Discover now