8. 𝐴𝑙𝑔𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑚𝑏𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒𝑟𝑒𝑚𝑜𝑠

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¿Qué es tan maravilloso sobre beber hasta quedar tendido en el suelo?

Leon reconoció la voz. No quiso abrir los ojos, le daba pereza pensar, pero reconoció la voz.

—¿Qué haces aquí? —preguntó balbuceando.

—Eso mismo estoy preguntándome.

Comprobó que fuera ella. Suspiró pesadamente y volvió a dejar caer sus párpados.

—No sé qué viniste a buscar, pero te aseguro que no estoy interesado...

—No vine a buscar nada, solo te traje a casa. Podrías estar agradecido al menos.

—Agradecido, claro... Gracias, Ada... por arruinar mi misión y por venderle muestras de armas biológicas a algún... loco que extinguirá a la humanidad.

—Creí que tu misión era rescatar a una chica, no ser el salvador del universo. Te salvé de meterte en más problemas.

—Y supongo que también quieres que te agradezca por eso.

—Puedes hacerlo o no lo hagas, no me importa.

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Lo que quiero? ¿No es más bien algo que ambos queremos?

Una mano se posó sobre su entrepierna y empezó a acariciarle el miembro, Leon se sintió extraño. Había deseado por todos esos años que ella estuviera viva, no necesariamente para tenerla a su lado complaciéndolo, pero si partía de su iniciativa...

—¿Quieres que me detenga? —preguntó ella.

—N-no... Sigue... —respondió él jadeando entre sus caricias.

Ella metió las manos debajo de su ropa interior y siguió y siguió, hasta que casi lo llevó al clímax...   

Entonces Leon sintió náuseas y comenzó a dolerle un lado de la cara. Ada se detuvo y con ella el sueño.

Abrió los ojos y vio su habitación silenciosa y oscura, no recordaba cómo había llegado hasta allí. Los párpados volvieron a pesarle, le pesaban como si tuviera kilos de plomo pegados a sus pestañas. Y ese dolor en su mandíbula... Se palpó con una mano y trató de recordar si lo habían golpeado. No había ningún registro en su memoria sobre alguna pelea. Pero tuvo que suceder, tuvo que haber sucedido, algún tipo de lío que terminó en los puños, porque Leon no bebía para huir de sus problemas, sino para meterse en más.

Se levantó a rastras para ir a orinar y aprovechó para comprobar en el espejo el estado de su rostro, tenía un moretón cerca de la boca.

"Maldición... Espero que el otro haya quedado peor...", dijo para sí mismo y regresó a la cama.

Tus labios sobre los míosWhere stories live. Discover now