Capítulo cuatro

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97 d.C

—¡Es un honor tenerlos hoy aquí! ¡Por favor festejemos! ¡La reina Evyson se ha puesto de labores! —anunció y el reino aplaudió, comenzando el torneo, Otto estaba al lado del rey, junto a su esposa y su hijo Gwayne, con la menor, el infante Alicent durmiendo e los brazos de su madre.

Evyson estaba sudorosa en la cama de partos, su camisón blanco estaba manchado de sangre y su cabello lacio se había esponjado debido a todo el sudor, sus piernas estaban abiertas de par en par mientras las parteras buscaban una posición cómoda y los maestres preparaban todos sus instrumentos.

—Puje mi reina.

—¿No ves qué lo hago? —gimió. —perdón.

—Descuide, necesito que puje.

¿Y no es eso lo qué estoy haciendo? ¿No me estoy desangrando en está cama de partos pujando a mi hijo?

Aemma se encontraba a su lado, con su vestido azul y su cabello perfectamente peinado, sosteniendo su mano.

Evyson tomó aire y pujo una vez más, gruñendo en el proceso.

—Por favor mi reina, siga pujando. —pidió una de las parteras.

Evyson echo su cabeza hacía atrás mientras un grito notablemente doloroso salía desde lo más profundo de su garganta, movía desesperadamente sus piernas intentando buscar la salida de su hijo, pero el dolor sólo aumentaba cada vez.

—Mi reina, continúe pujando. —indicó un maestre y Evyson se mordió su lengua antes de insultarlo de nuevo, suspiró volviendo a pujar.

El maestre la acercó a él, intentando buscar al infante o algún indicio de esté.

Evyson gimió pujando nuevamente, está vez con más fuerza que antes, escuchando el chillido de Aemma al notar como más sangre había salido de su hermana menor mientras la escuchaba gruñir.

—Veo su cabeza, siga pujando.

Evyson asintió, suspirando aliviada, pujando nuevamente, está vez sin rendirse, intentando respirar mientras pujaba nuevamente, sintiendo más dolor que antes y jadeando por oxígeno mientras formaba puños con las sábanas.

Siguió pujando hasta que su visión estuvo notablemente borrosa y todo su cuerpo tembló, suspirando ante el vacío que ahora sentía, un jadeo aliviado salió de ella hasta que se quejó otra vez, ahora sacando la placenta.

—¿Qué es?

—Una niña mi reina.

—¿Está sana? ¿Cómo está?

—Fuerte como un dragón mi reina. —dijo una partera y Evyson sonrió recibiendo a la menor, estaba envuelta en sábanas azules y rojizas, Evyson rió besando la cabeza de la menor, unos pequeños pero notables  delgados, finos y lacios se asomaban por su cabeza, Evyson suspiró aliviada atrayendo a la menor hacía su pecho.

Viserys entró, buscando a su esposa y a su hijo, sonriendo al ver que las parteras limpiaban todo el lugar y su esposa se encontraba en la cama de partos con un pequeño bulto junto a ella.

—¿Qué es? ¿Está sana?

—Es una niña mi rey y está tan o más sana que un dragón.

Viserys sonrió, acercándose aún más a su esposa, está mecía a la menor mientras le murmuraba algunas cosas.

—Su nombre es Rhaenyra.

—Rhaenyra, me gusta.

—Mi reina, debemos limpiarlas.

𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 ─ 𝐕𝗂𝗌𝖾𝗋𝗒𝗌 𝐓α𝗋𝗀α𝗋𝗒𝖾𐓣 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora