Epílogo

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            Aún me cuesta creer que Liv es mi Vieja Dama, cada vez que la veo con ese chaleco puesto mi corazón estalla de felicidad y mi polla se pone dura, las cosas como son

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            Aún me cuesta creer que Liv es mi Vieja Dama, cada vez que la veo con ese chaleco puesto mi corazón estalla de felicidad y mi polla se pone dura, las cosas como son. Cuando aceptó ser mi VD pasamos tres días en la que ya es nuestra casa, el día que llegamos al Club hicimos una enorme fiesta para que todos sepan que Olivia es mi Vieja Dama y también para contarles a todos de su embarazo, la familia de Olivia estaban invitados también, pues, salvo sus padres y Samuel, el resto no sabían de su embarazo.

Ahora ya estamos en la recta final, no faltan muchos días para que nuestro pequeño o pequeña nazca, no sabemos su sexo, pues no se ha dejado ver en ninguna de las ecografías, Olivia está convencida que va a sacar mi carácter tozudo y que por eso no se ha dejado ver, yo solo pienso que es un pequeñín malvado que le gusta jugar con el corazón de su familia.

Ya tenemos el cuarto pintado de verde pastel y en una de las paredes Harper dibujó un montón de animales de la selva. Una tarde, cuando estábamos discutiendo en el Club sobre colores y diseños, ella se nos acercó tímidamente con un bosquejo que había hecho para su sobrino, ahí descubrimos el talento que tiene para el dibujo y ella nos contó que siempre fue su modo de escapar de la realidad. Con Izan hablamos un montón al respecto y decidimos incentivarla a terminar sus estudios y comenzar en alguna universidad de arte, y ahora en eso estamos, ella retomó el colegio y lo está haciendo en línea, a pesar de que insistimos en que lo haga presencial no pudimos hacer que de el brazo a torcer.

Cómo estaba diciendo, el parto de Liv es inminente, por eso cada mañana salgo a regañadientes de casa, ella es la que me obliga a irme, y no me despego de mi celular, cada treinta minutos reloj le mando un mensaje para saber cómo están, y aunque ella me dice que ya no me soporta más, siempre contesta mis mensajes.

-¿Qué te pasa? – Izan pasa por mi lado y me ve con el celular en la mano y mi ceño fruncido.

-Liv no me contesta.

-¿Hace cuánto no te contesta? – me pregunta preocupado.

-Le mandé un mensaje hace cinco minutos y no lo ha contestado – Izan enseguida bufa y pone sus ojos en blanco.

-¿No has pensado que está en el baño o durmiendo?

-Siempre me contesta el celular.

-Si rompe bolsa va a llamarte, vas a ser el primero en saberlo, se lo hiciste prometer unas veinte veces.

-Pero, ¿y si se cayó? O que se yo... ella siempre me contesta – vuelvo a repetir, e Izan solo bufa y se va, dejándome con mis miedos – Si en cinco minutos no me contesta voy a llamarla – me digo a mí mismo.

Pero no llegan a pasar cinco minutos cuando mi celular comienza a sonar, es una llamada de Olivia y a mí no me toma ni medio segundo contestarla.

(Re)encontrándonosWhere stories live. Discover now