Viejas cicatrices

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Los Ángeles, California.
Mayo 08, 2022.

Alexandra

Mientras disfrutaba de un buen momento molestando a Summer, Valentino, mi secretario, me llamó diciendo que uno de los lobos había sido capturado y había colaborado con la policía, dándoles algo de información.

Realmente no me dieron más detalles sobre la información que les regaló a las ratas de la policía, sin embargo, el código de los lobos dice que cualquier tipo de información que se le dé a la policía, por mínima que sea, es traición hacia el Clan. Traición que se paga con la vida del lobo que la haya distribuido.

Molesta por la interrupción a mi diversión, recogí mi blusa y me despedí de Summer, con la esperanza de que, al regresar, la encontrase en mi casa.

Por ahora debo encargarme del lobo traicionero. La ley del clan exige que la sangre de los traidores sea derramada por el "Lobo Líder".

Tras llegar al edificio de la empresa que hace como tapadera del Clan, me dirigí hacia el sótano de este, donde Marcos, Valentino y Cristina, me estaban esperando, junto con Jonathan, quien estaba maniatado a la silla.

Jonathan estaba sudando, nervioso y preocupado. No es para menos, él está consciente de que, si es verdad lo que me contaron, lo más probable es que tenga el privilegio de conocer a su líder y que eso sea exactamente lo último que haga.

—Por fin llega jefa.—dijo Valentino al verme entrar.—Este es el lobo que fue identificado como soplón.

—¿¡Jefa!?—gritó Jonathan.—No es posible que la persona a la que he estado siguiendo durante tantos años, haya sido una mujer.—se quejó.

Marcos le dio un puñetazo en la mejilla haciéndole sangrar la nariz y casi tirándolo de la silla.

—Cuida tus palabras frente a ella.—gruñó.—Este no es el mejor momento para cuestionar a tu líder. Mucho menos cuando estás a punto de morir, ¿no lo crees?

—Lo siento mucho Lobo líder. Tienen razón, no estoy en la mejor posición para cuestionarle nada.—musitó.

—Marcos, le pido por favor que no vuelva a golpearlo.—pidió Valentino detrás de mí.

Me acerqué a Jonathan agachándome frente a él. Le sonrío con malicia intentando recordar el miedo en su rostro al acércame.

—Cristina.—llamé.—Cuéntame. ¿Cómo descubriste a nuestro soplón?

—Uno de nuestros contactos en la policía en el Estado de Oregón se enteró por su primo de un lobo que fue capturado en LA pidiendo un trato de protección a cambio de cierta información. Se desconoce toda la información que le dio a la policía. Pero se sabe que habló de la renovación del 2004. Poco después, nuestro contacto recibió el nombre del soplón en cuestión: Jonathan Carreón.—recitó Cristina con una sonrisa.

—Dame tu navaja Marcos.—pedí. Él me la entregó y pude ver a Jonathan tensarse al ver la hoja.—Dime. ¿Nunca leíste la ley y el código del lobo antes de trabajar con nosotros?

Lo pensó unos segundos y negó con la cabeza.

—¿Valentino? Dime dónde está su tatuaje.

—Según su registro se encuentra en su pecho, jefa. Del lado derecho.—respondió con la voz un poco temblorosa, le da miedo este tipo de situaciones.

—Ya puedes retirarte Valentino.—le pedí volteando a verlo.

Me levanté frente a Jonathan. Con la navaja rasgué la tela de su camiseta dejando al descubierto la gran cantidad que tiene este tipo en su torso.

Jugando con la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora