Capítulo II: Entonces no es el final

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De vez en cuando los recuerdos de aquella tortuosa carrera de Abu Dabi en 2021, le llegaban a la mente, aunque Lewis creí que era un tema que había olvidado a su totalidad, eso no era cierto.

Aún podía recordar tal cual las emociones que experimentó en aquel entonces y el tono de voz lleno de desesperación de Toto Wolff tras el choque que se dio en la última vuelta y la decisión controversial de la FIA, que terminó por quitarle de las manos el que iba a ser su octavo campeonato mundial en la fórmula 1.

Surgieron un sinfín de rumores que afirmaban que abandonaría el automovilismo tras aquel incidente, lo cuales poco a poco empezaron a atormentarlo y a carcomerle la consciencia incluso en la actualidad, en donde ante cualquier daño o falla técnica o mecánica, los medios de comunicación se encargaban de sacar la noticia de que «Lewis Hamilton dejaría la F1», como si su carrera entera se resumiera a ese tipo de situaciones o fallos que ni siquiera eran su culpa.

Era realmente frustrante si se lo preguntaban, pero él no podía hacer nada al respecto.

El recuerdo surgió en su mente tras unas desastrosas clasificatorias, en donde se decepcionó de sí mismo a pesar de que no era el total culpable de todo, pues intentaba hacer hasta lo imposible para adaptarse al monoplaza que tenía para la temporada, pero a pesar de no sentirse bien, trataba de poner una sonrisa ante la gente que se le acercaba.

— ¿Qué tal? —la presencia de una persona le hizo levantar la mirada.

Desde que la Q3 finalizó no se había quitado el casco y salió del garage de Mercedes lo más rápido que pudo, para aislarse de la gente. Ya luego tendría tiempo para hablar con ellos sobre lo sucedido y acerca de la estrategia que tendrían para la carrera, por el momento necesitaba relajarse un poco.

—Pues...ni siquiera sé qué decirte, Carlos —de manera lenta se quitó el casco y la balaclava que cubría parte de su rostro —. Es una mierda.

El español se acercó a él y palmeó de manera lenta su espalda en señal de apoyo, él, como cualquier otro piloto, era capaz de entender la frustración de Hamilton en ese momento.

—Al menos pude terminar la última vuelta —suspiró, mientras inspeccionaba el casco que hace unos segundos se había quitado por completo, sin saber qué agregar a la conversación.

Su humor no era el mejor de todos y, aunque le caía bien, quería que Carlos desapareciera y que lo dejase solo, necesitaba reflexionar en un momento como este y la presencia de alguien más lo distraía por completo.

Por alguna extraña razón, casi siempre Carlos se acercaba a hablar con aquellos que no terminaban bien tras una carrera o clasificatorias, quizás buscaba darles apoyo moral o únicamente escuchar lo que sentían al respecto, es muy bueno escuchando a otros y aconsejando si alguien se lo pedía, así que era muy agradable.

— ¿Qué es ese ánimo del heptacampeón Lewis Hamilton? —trató de alentarlo —. El que yo conozco trata de demostrar lo que sabe, comiéndose los circuitos como si se los supiera de memoria y siendo lo más rápido que puede.

El británico sonrió ante las palabras del piloto de Ferrari y lo miró.

—No es el fin del mundo, amigo. Sé que es duro, pero todo el mundo sabe cuáles son tus capacidades —palmeó de nuevo su espalda, sonriéndole de manera resplandeciente —. Todo estará bien al final, si no está bien, entonces no es el final.

—Vaya, ¡Qué poeta eres! —una nueva voz se escuchó en el sitio, una cabellera rubia acompañada de un par ojos azules aparecieron en el panorama de los dos pilotos que estaban hablando —. ¿Me das un autógrafo?

—A ti te puedo estar dando una buena patada —amenazó Carlos, acercándose al piloto que recién había llegado.

—Hola, Lewis —Max saludó al de Mercedes y recibió una sonrisa acompañada de un asentimiento como respuesta —. ¿Por qué Carlos estaba siendo tan poeta contigo? ¿Acaso él está engañan...

MagneticWhere stories live. Discover now