Capítulo 22.

28 1 0
                                    

—Buenos días cariño —dijo Daira mientras frotaba sus ojos con las yemas de los dedos.

Desperté y aunque mis ojos aun no abrían completamente pude sentir a Daira, abrazándome.

—Buenos días, preciosa —dije, dándole besitos en su frente.

—¿Te cuento un secreto no tan secreto? —preguntó.

Reí entre dientes.

—Te escucho —afirmé.

—Cuando recién empezábamos a salir, coqueteabas mucho conmigo por mensaje, pero en persona eras muy tímido.

—Supongo que me ponías muy nervioso.

—Después de un tiempo, la tímida era yo.

—Creo que por eso nos complementamos a la perfección.

—Así es, aunque somos tan diferentes pareciera que somos muy iguales, nos sumamos.

—¿Alguna vez hemos discutido? —pregunté.

—Discutimos pocas veces, pero siempre evitamos dejarnos de hablar, no podíamos irnos a casa sin haberlo solucionado —dijo llena de orgullo.

—¿Quién fue el que propuso solucionar el problema al instante? —pregunté.

—La primera vez fui yo, después fuiste tú, supongo que, somos una pareja capaz de solucionar cualquier mal —mencionó con una sonrisa —.Jul, ¿no crees que el tiempo ha estado avanzando apresuradamente?

Suspiré.

—El tiempo se está consumiendo —dije casi en un susurro.

—Me aterra —dijo con tono de preocupación

—¿Por qué? —pregunté.

Me quede un poco pensativo.

—Me aterra que el tiempo nos acorrale y que no hayamos podido cumplir nuestros sueños, que nos quedemos a mitad del camino.

Volteé a verla y vi como sus ojos se llenaban de lágrimas, su rostro reflejaba nostalgia.

¿Preocuparse por el futuro es aún más cruel que recordar el pasado? Ambos tiempos nos limitan y nos lastiman. El pasado nos hace sentir culpables y nos llena de remordimiento en cambio, el futuro nos llena de dudas y preocupaciones. El presente debería ser el protagonista.

Daira alzo su cabeza, haciendo que pudiera sentir con más precisión su respiración, sus labios estaban lo demasiado cerca de los míos. Pensé que me daría un beso. Me equivoque. Hizo rozar su nariz con la mía, sonrió por lo bajo, y su cabeza ahora posaba sobre mi pecho.

—Disfrutemos aún más nuestro matrimonio, viajemos, visitemos más museos, apreciemos la Luna cada noche, salgamos todas las tardes a dar un paseo con Juldai, visitemos a nuestros padres, a nuestros amigos, escuchemos nuestras canciones y descubramos más que narren nuestra historia —al oir a Daira decir todas estas palabras, sentí una explosión de emociones. Me hizo bien saber que en sus planes estaba yo.

Mi corazón arde de amor.

—¿Algo que quieras hacer? ¿Algo que anheles con todo tu corazón? —pregunté. Quiero hacer todos sus sueños realidad, quiero que sea feliz.

—Anhelo ser madre, creo que ya estoy lista para serlo, al principio me aterraba darle vida a un ser tan indefenso, tan frágil, pero, ahora ya no, porque tengo a mi lado a un esposo maravilloso —dijo y sus ojos reflejaban ilusión —.Hace un par de días soñé con una pequeña bebe entre mis brazos, pude sentir su calor.

Suspiró como nunca antes lo había hecho.

—Yo también quiero ser padre —solté en voz baja.

Si puedo ser honesto, diré que, me aterra no ser un buen padre aun a pesar de tener a un padre maravilloso.

Al otro lado de la LunaWhere stories live. Discover now