CAPÍTULO 77

3 1 0
                                    

Frente a mí

(Rachell)

Violet había hecho una presentación increíble. La mejor hasta ahorita. Cuando la rescatamos de su secuestro en Big Bay, la chica me pidió entrar por unas notas que había dejado sobre la cabaña, esas notas eran musicales... Al finalizar su declaración de los hechos, la chica me confesó que Eliot le había tocado una canción maravillosa. ¿Será esa?

El verla con su hermano abrazando a su papá me había conmovido aún más. Quería buscarla para agradecerle el haberme invitado. La noche parecía la mejor en su vida, quería que supiera que sí había venido. Cuando sobre el pasillo encontré al padre Christopher corriendo de esa forma, el instinto me dijo que solo podía significar algo: Eliot.

Tuve que llamar a Murphy de inmediato, él se había quedado en el auditorio. Le pedí que llamara refuerzos y aseguraran el auditorio, no podía salir nadie en estos momentos. El cura Christopher me hizo una seña de que lo siguiera. Correr con tacones me iba a ser doloroso, preferí quitármelos sin siquiera agacharme, los zafé como pude y corrí junto con él. El piso era de alfombra, difícilmente me iba a resbalar. Del bolso tomé el arma y mi placa, a los cuatro pasos preferí aventar la bolsa sobre el suelo para mejorar el equilibrio de mi cuerpo. Un presentimiento se había convertido en realidad. Con cada paso que daba se hacía más lógico que Eliot se apareciera aquí, un hombre como él era capaz de morir con tal de intentar sus objetivos. El abrigo me colgaba del mismo brazo donde traía el arma, inconscientemente no pensé en cambiar el arma de mano para despojarme de él.

Sobre el pasillo varias personas nos vieron correr, a mí empuñando el arma, algunos gritaron, otros pidieron auxilio. Eso era lo mejor para mí. Todos creen que estaba a punto de cometer un acto terrorista o un asesinato masivo.

—¡Es en el siguiente pasillo! —señaló. Él cura parecían ser incluso más rápido, el vestido largo no me permitía correr lo suficiente.

«¡Murphy te necesito ahorita!» —pensé.

—Es en este —puntualizó, es el camerino número...

Pocas veces había tenido que correr de esta forma en mi carrera de policía. Al cruzar la última esquina, percibí la silueta de Jensen fuera de uno de los camerinos. Algunas personas estaban mirándolo del otro extremo. Al fondo comenzaba a escucharse una nueva melodía, esta vez era en piano.

—¡Espera! —Le pedí a Christopher colocando mi brazo derecho frente a él. Quédate detrás de mí.

Dentro del cuarto escuchaba los gritos de Eliot, estaba amagando a la chica. Varias personas iban detrás de nosotros,

—¡Es policía!, ¡Ella es policía! —Christopher tranquilizaba las personas detrás de mí.

—Murphy, no tardes... —susurré.

Frente a mí William se había acercado, no pude mirarlo mucho pero su expresión quizá era la misma a la mía.

Sigilosa voy dando pasos hacia Jensen, él parece no haberme visto todavía.

Lo que oíste; no vuelvas a llamarme hijo, tú no eres nada de nosotros. No eres de nuestra familia. —Jensen estaba discutiendo con su padre.

«Vamos Rachell, hoy cumpliré lo que no pude cumplir hace veinte años. Hoy sé que estarás aquí. Frente a mí» —pensé.

Miré a William, y este me miró, levanté la mano para que no se acercara, pero creo que no logró ver mi señal.

—¡Ey! —insistí. El chico se estaba acercando más a la escena.

Luego de dar unos cuantos paso más logré mirar dentro del camerino, Dentro un espejo me hizo identificar las personas que había dentro del cuarto.

7,001 CARTAS DE FELICIDAD ©Where stories live. Discover now