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Una tenue luz se filtraba a través de las cortinas de la ventana del dormitorio. A lo lejos de escuchaba el canto de las aves que habitaban en la plaza. Esa noche Teo había dormido en el sofá mientras que Mateo había pasado la noche en su cama. La alarma del celular sonó, Teo comenzó a desperezarse con lentitud, tomándose un par de minutos para apagarla y darse cuenta de que comenzaba una nueva jornada rutinaria de trabajo. No había podido conciliar el sueño, demasiados recuerdos que tenía escondidos en el fondo de su corazón parecían querer salir a la luz de una vez por todas. Esta situación lo hacía sentirse mal, pero también lo que le estaba ocurriendo a su amigo le daba tristeza. La pregunta que le rondaba la mente desde el día anterior con mucha insistencia era si todo podría haber sido distinto si tiempo atrás hubiese tomado otra decisión.

Sobre el suelo habían quedado desordenados algunos informes que había estado leyendo durante la noche anterior hasta entrada la madrugada. Le habían asignado un nuevo caso para investigar, pero tenía pocas pistas a las cuales seguir. Sería un caso, quizás, difícil de resolver y que posiblemente terminaría en casos no resueltos; pero él estaba dispuesto a llegar a alguna conclusión. No se daba por vencido fácilmente y ésta vez no sería la excepción.
Se alzó de la cama y con paso lento se dirigió hasta el baño. Nada mejor que una ducha tibia para comenzar la jornada y despejarse. Como siempre vestía jeans, camisa y chaqueta, su guardarropa consistía en esas prendas, era su modo de ser. Recogió de arriba de la mesa de luz su placa y el arma reglamentaria.

Luego lentamente fue hacia su habitación y vio a Mateo que aún estaba durmiendo. Lo miró por un largo rato, llegó hasta el borde de la cama inclinándose un poco hasta llegar a acariciar sus cabellos despeinados sintiendo su adorable perfume. Recorrió con su mirada el rostro apacible de Mateo y se detuvo sobre sus suaves labios deseando besarlos alguna vez. Se sentó en el borde de la cama a la vez que deslizó su mano hacia el hombro de Mateo meciéndolo despacio como para despertarlo sin asustarlo.

- Mati...Mati...- susurró - Yo tengo que ir a trabajar, tú puedes quedarte si quieres. Sobre la mesa dejé café recién hecho con una sorpresa que seguro te va a gustar.

-Ok. Gracias - asintió mirándolo a los ojos con tristeza.

- Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. Yo estoy aquí para o que necesites. Cualquier cosa me llamas. Seguramente hay una explicación para lo que sucedió - le dijo tratando de suavizar lo que había sucedido para que su amigo no se sintiera tan desanimado.

Mateo asintió sin decir una palabra, prefería no hablar del tema por el momento. Continuaba preguntándose una y otra vez si lo que le estaba sucediendo desde hacía un par de días era realidad. Deseaba con todo su ser que fuese una pesadilla de la que pudiese despertar y volver a sentirse sin tanta tristeza en el corazón.
No entendía cómo de sentirse tan deseado por alguien del cual se sentía totalmente atraído y le gustaba demasiado, algo que parecía un cuento de hadas pasó en un abrir y cerrar de ojos a ser un mal sueño.
La idea de sentir que se habían burlado de él, que lo habían usado como un juguete por un fin de semana, por quién sabe que motivo, lo hacía sentir totalmente desbastado.

_ ¿Por qué alguien haría algo así, tan cruel? Hacerle creer a una persona tantas cosas sólo para pasar unos días de sexo ardiente. Sólo alguien sin corazón podría hacerlo o quizás alguien que no asume su homosexualidad abiertamente y necesita esconderse bajo una fachada.

Nada de lo que pudiese responder a si mismo le podía hacer sentir mejor y lo peor era que no lograba comprender lo sucedido. Realmente sus encuentros con el señor E. le habían parecido muy sinceros y eso era lo que le generaba más dolor.

Teo le sonrió y salió de la habitación sintiendo que su amigo lo necesitaba más que nunca, por lo que trataría de volver lo antes posible del trabajo. Seguramente inventaría alguna excusa para volver por la tarde para hacerle compañía.

DE REPENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora