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Eduardo se quitó los zapatos para recostarse en la cama abrazando a Xavier. Tomó su mano un poco fría acercándola a su boca para besarla. Habían pasado casi siete años desde aquella horrible noche donde todo había cambiado para siempre. Por más que se preguntara una y otra vez cuál había sido el motivo del ataque que sufrieron ambos, nunca obtuvo una respuesta verdaderamente convincente. La investigación del caso se había cerrado muy rápidamente, en ese momento la explicación que le dio el investigador policial parecía satisfactoria aunque Eduardo nunca quedó demasiado convencido de cómo habían sido los acontecimientos que los llevaron a la situación en la cual se encontraban.
¿Era importante ahora después de tantos años averiguarlo? Ninguna respuesta cambiaría el destino que ambos tuvieron.

Miró la mano de Xavier, su piel color cetrina casi pegada a los huesos. Su cuerpo se estaba consumiendo poco a poco. A pesar de todos los cuidados y atenciones que le habían dedicado con tanto amor, ya nada se podía hacer para revertir el daño que le habían hecho. Hacía ya demasiado tiempo que el verdadero Xavier ya no habitaba en ese cuerpo inmóvil y privado de expresarse.
Eduardo se había quedado dormido abrazado a Xavier mientras imaginaba como hubiese sido su vida juntos, pero a la vez sentía la imperiosa necesidad de hablar con Mateo de oir su voz para sentirlo más cerca. Él era lo único a lo que quería aferrarse para volver a amar.

El sonido de una llamada telefónica lo despertó de repente, se levantó de la cama para correr hacia la mesa de la sala en donde había dejado su teléfono celular pero ya era tarde, la persona que estaba llamándolo había cortado la llamada. Busco en el historial de llamadas perdidas para saber quién lo estaba buscando y se dio cuenta que el número pertenecía al teléfono de su amigo Joaquín.

-Le voy a devolver la llamada más tarde, seguro que si es algo urgente volverá a llamar.

Miró el reloj colgado en la pared de la habitación que marcaba las doce y cuarenta minutos del mediodía por lo que decidió ver que había en la alacena de la cocina para preparar el almuerzo. Después de buscar un rato recordó que todas las provisiones estaban en la alacena de la izquierda donde encontró unos paquetes de espaguetis, así que decidió hacerlos con salsa como le gustaban a él.

Mientras preparaba la comida decidió que Xavier debería estar más cómodamente sentado en la cama para almorzar por lo que fue al cuarto para abrir las ventanas para que entrara la brisa fresca y el sol. Tomó los almohadones que estaban en los sillones llevándolos al cuarto para acomodarlos en la espalda de Xavier.

Una hora más tarde ya estaba todo listo para almorzar. Dispuso los espaguetis en un lindo plato con la salsa y el queso rallado como le gustaba a Xavier. Lentamente trató de que comiera algún bocado pero Eduardo ya sabía cómo era la rutina. Xavier comía muy poco, la mayor parte de la alimentación debían realizarla vía parenteral.

Mientras ambos estaban frente a frente con el plato de espaguetis de por medio Eduardo tuvo una idea para que el día de Xavier fuese distinto.

- ¿Qué te parece si hoy pasamos un día distinto? - preguntó mirando a los ojos a Xavier sabiendo que no obtendría ninguna respuesta. Que sólo sería un monólogo. -Te parece que vayamos a la cabaña que está sobre el bosque cerca del lago.-
En ese momento Eduardo tuvo la ilusión de que los ojos de Xavier se habían iluminado, como si con la mirada le estuviera respondiendo que sí.
-Bien - dijo dirigiéndose a Xavier a la vez que le limpiaba con la servilleta el resto de salsa que le había quedado sobre los labios. -Voy a hacer una llamada para que preparen todo y nos vamos para allá. ¿De acuerdo? -

Eduardo se levantó de la silla, fue hasta la mesa que estaba en un rincón de la habitación para tomar el celular y realizar la llamada a la conserjería del hotel.

- Buenas tardes. Habla Eduardo Lens.

- Buenas tardes señor. En qué puedo ayudarlo.

- Necesito que preparen la cabaña que pertenece al hotel, la que está ubicada cerca del bosque a orillas del lago.

DE REPENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora