II. ANGELES, DEMONIOS Y MÁS

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- Te lo suplico- dijo la criatura- no se lo permitas ¡Que no lo consiga!
Ángela se  hizo violentamente hacia atrás en un intento por soltarse de esa extraña cosa que le suplicaba con voz  agonizante, el brazo que la sujetaba se quebró y cayó al suelo fragmentándose en miles de pequeñas partes que desvanecieron en una corona de luz azul, el cuerpo se desintegro de la misma manera y al mismo tiempo que eso sucedía, por la cabeza de Ángela pasaron miles de imágenes a una velocidad vertiginosa, como las imágenes que aparecen en un caleidoscopio y se filtran en los ojos de las personas como las agujas en la tela, cuando todo termino  Ángela se sintió distinta, se sintió despierta. El agudo grito se escucho nuevamente, la puerta metálica se abollo y cedió a una poderosa presión, deslizándose por el suelo apareció el cuerpo de Gregorio, Ángela salto asustada, pues el rostro de su compañero de trabajo había sido arrancado dejando ver la serie de músculos y huesecillos que conformaban su cara.
- ¡Gregorio!
Ya estaba muerto, entonces escucho los pasos del autor de tan terrible homicidio, tuvo que arquear su cuerpo para poder pasar por la entrada de la morgue y doblo las dos laminas de metal que antes eran la puerta, la forense no podía siquiera moverse, una bestia de semejante tamaño, delgada, de piel albina y protegida por una sencilla armadura había aparecido frente a su persona; la criatura miraba a todos lados dentro de la sala, al no encontrar lo que buscaba dirigió su atención a Ángela.
- ¿Dónde está? ¿Dónde lo tienes?- le pregunto con una voz cavernosa que le helo la sangre.
- ¿Qué eres?
- Responde mi pregunta ¿Dónde lo tienes?
- No…no se de lo que está hablando.
- Lo sabrás.
La tomo por ambos brazos, pero de repente, una corriente eléctrica emergió del cuerpo de Ángela, la fuerza de la misma empujo abruptamente a la criatura de ella, se estrello contra la pared generando un gran agujero. Pareció quedar inconsciente por lo que Ángela aprovecho para huir por una de las ventanas que daban al exterior y corrió rápidamente al estacionamiento.
La criatura despertó y sus ojos se inyectaron de sangre, apretó la mandíbula y todo comenzó a temblar, estaba más que furioso por lo sucedido y con dificultad se puso de pie.
- ¿Qué diablos fue todo eso?
- No puedo creer que una mortal te haya hecho eso hermano.
- Quimera ¿Qué haces aquí?
- El señor Ammón me envió, no confía en ti y no los culpo, solo mira como te han dejado.
- La atrapare.
-  No lo harás, Braahamoth esta delicado, se enfrento al ángel, debes volver y ayudarlo en su recuperación, yo me encargo de la mortal.
- Ten cuidado con ella, al parecer se convirtió en una portadora.
- Entonces será más fácil conseguir lo que queremos, lárgate ya de aquí.
La criatura conocida como Brank desapareció en un parpadeo y su hermana Quimera se quedo en el lugar  mirando el desastre que este había provocado, camino lentamente hasta llegar al sitio donde se había desvanecido el ser de cristal.
- Así que después de años de huir de mi, terminaste muerto en un detestable mundo terrenal, patético.
A pesar de la distancia escucho el auto de Ángela.
- Te tengo.
Ángela conducía rápidamente, aun no entendía del todo lo que acababa de suceder, solo le interesaba alejarse de allí lo más rápido posible, pero casi se estrella haciendo girar el auto, pues frente a ella había aparecido la Quimera.
- ¡No!
- ¡Vaya! No tienes idea de quién soy pero me has reconocido, eso es asombroso, tu poder como portadora está despertando rápidamente.
Ángela no presto atención a las palabras de Quimera, pero al ver que se acercaba a su vehículo su corazón latió rápidamente y volvió a encender el auto.
- No puedes huir de mí.
- ¡Vete al diablo!
Arranco golpeando con el auto a la criatura, esta rodo en el suelo con un par de laceraciones que para cualquier persona habrían sido fatales.
- Bien, que así sea.
Quimera comenzó a sufrir una transformación, su piel se cubrió de gruesas escamas oscuras, sus piernas se alargaron y sus pies se convirtieron en grandes patas de felino mientras le crecía una cola con cabeza de serpiente y en su cabeza crecían grandes cuernos de carnero, con su transformación completa comenzó la persecución de a quien llamo portadora del corazón de cristal.
Las calles estaban vacías, puesto que era de madrugada lo cual le favoreció a Ángela en el escape de la criatura, sin embargo, pudo mirar a través de sus espejos la monstruosa criatura que se acercaba, acelero al máximo, pero Quimera era tan o más rápida que el auto y al darle alcance le dio un fuerte golpe que la hizo perder el control y girar sobre el asfalto hasta golpearse con un árbol. Ángela se golpeo con el volante, su ceja derecha sangraba ligeramente, noto que el cinturón de seguridad le había salvado la vida, pero ahora estaba atorado, mientras la Quimera se acercaba a ella con las garras listas.
- Esto te dolerá querida, pero no durara.
- ¿Por qué me hacen esto?
- No lo tomes personal, ese corazón te ha elegido, pero no puedes controlar ese poder, te liberare de él y cuando lo haga el señor Ammón estará cada vez más cerca de ayudarnos en nuestra venganza.
- Son solo unos monstruos.
- Así es, lo somos, pero- sujeto a Ángela por el cuello y acerco sus labios a los oídos- seremos los monstruos que destruían el infierno y después el cielo.
Sus garras crecieron cinco centímetros y juguetearon por un tiempo en el pecho de Ángela, sintió una fuerte presión y su sangre comenzó a fluir rápidamente mientras Quimera reía.
- Gracias por este regalo.
De pronto, una gran fuerza alejo a la quimera de Ángela antes de que perforara su pecho, se trataba de una mujer alta de pelo rubio y corto.
- ¿Tu? ¿Creí que estabas muerta?
La mujer no respondió, corrió violentamente hasta la criatura y le dio una fuerte patada en el pecho arrojándola a tierra. Quimera se levanto tocándose el pecho y quejándose, sus garras disminuían de tamaño.
- Tal vez ahora no pueda contigo, pero pronto te venceré.
Y al igual que su hermano, desapareció de repente, la mujer camino hasta donde estaba Ángela quien comenzaba a perder el conocimiento.
- ¿Quién eres?
- Descuida, pronto tendrás todas las respuestas.
Ángela se desmayo por completo, la mujer escucho sirenas acercándose así que la tomo en sus brazos y en medio de un resplandor dorado, voló con ella hacia el cielo oscuro, nadie sabía el enredo que se estaba formando.

Para cuando las patrullas llegaron al lugar solo encontraron un auto destrozado con inexplicables marcas violentas y extrañas pisadas en la tierra donde había derrapado Ángela, los oficiales acordonaron la zona manteniendo a los pocos curiosos a raya.
- ¿Qué crees que haya pasado aquí?- pregunto uno de los oficiales a su compañero, quien con una linterna examinaba las extrañas y enormes huellas de la Quimera.
- Debió ser un animal grande, quizá un oso.
- ¿Un oso? ¿En esta ciudad?
- Pues sea lo que sea es grande y agresivo muy agresivo.
- Señores- un hombre de traje impecable se acerco a ellos- dejen de parlotear y mantengan a la gente detrás de las bandas de seguridad, nadie debe de pasar aquí hasta que los peritos terminen con su labor.
- Si señor.
Se trataba del procurador de la ciudad, generalmente no acudía a estos simples accidentes, pero una llamada importante lo condujo allí y efectivamente, después de que los dos policías se retiraran una mujer en gabardina negra y sombrero de ala ancha se presento, a pesar de ser de noche llevaba grandes gafas oscuras que solo permitían ver sus labios pintados de carmesí.
- Buenas noches señor procurador.
- ¡Señorita! No la esperaba tan pronto.
- Nos hemos encargado del asunto de la morgue, pero esto ya lo han visto demasiados- en su gabardina llevaba un prendedor de plata, una espada de plata.- la orden requiere que usted y su gente se encargue de limpiar este desastre.
- No se preocupe, como siempre mantendremos la discreción que la orden espera.
- Espero que así sea procurador, no podemos encargarnos por ahora de esto sea lo que sea, tenemos un problema con los inmortales que han arribado aquí desde la lucha de esas criaturas.
- ¿Ángeles y demonios?
- Si, además de vampiros y licántropos, estamos descubriendo que hay más de otros tipos de inmortales, inmortales que ponen en riesgo la integridad y seguridad de la humanidad. Procurador, si continua con  su eficiencia, entonces lo aceptaremos en nuestras filas.
La misteriosa mujer dio media vuelta y se dirigió a las bandas de seguridad, pero de pronto algo en el suelo llamo su atención, algo que brillaba a las luces de las patrullas, lo levanto, las puntas de los dedos de sus guantes negros de piel de ensuciaron con la tierra, el objeto era una corta vara de cristal de tres centímetros pero brillaba intensamente, sin que nadie la mirara lo guardo entre los bolsillos de su gabardina y rápidamente se dirigió a su auto.
Una vez sola en su carro, examino con más detalle el objeto que llamara su atención tomo su celular y llamo a un  número que aparecía bloqueado en la pantalla.
- ¿Hola?
- Loretta, cuánto tiempo sin llamar al bibliotecario- respondió la voz al otro lado de la bocina - ¿En qué te puedo ayudar?
- Bibliotecario, siempre es un placer, necesito averiguar algo.
- ¿Qué cosa?
- Todo lo que sepas sobre seres de cristal.
- ¿Hablas de esculturas?
- No, no, seres vivos de cristal, humanos o no humanos, algún ser vivo que pueda poseer  algún esqueleto u órgano de cristal.
- Loretta, por tu tono de voz, algo me dice que ya sabes la respuesta.
- Solo quiero confirmarlo.
- Dame unas horas, tendrás tus respuestas.
- Gracias bibliotecario.
- Hasta entonces.
El bibliotecario era un personaje que nadie en la orden de la espada de plata conocía personalmente pero a quien todos acudían vía telefónica para orientarse en el rastro de laguna criatura sobrenatural que estuvieran  persiguiendo y este sujeto era tan increíble que reconocía a cualquier miembro de la orden solo con su voz, esa era la razón por la cual Loretta confiaba demasiado en él, jamás había dejado a nadie sin información. Ella ahora jugueteaba con la pieza de cristal en sus manos y no dejaba de admirar lo hermosa que parecía a las luces de la ciudad.
- ¡Aaahh!
Cerca de allí, en unos viejos edificios, Ángela despertaba muy asustada mirando a la mujer que la había salvado.
- Tranquila, estas a salvo.
- ¿Quién eres?
- Eso ya lo sabes tú.
Era cierto, algo dentro de ella le decía quien era la mujer frente a ella.
- Aun así te lo he de decir, mi nombre es Joan y soy una de los últimos sobrevivientes de los seres de cristal.
       - ¿Seres de cristal? No entiendo nada, debes dejarme ir.
- Lo siento Ángela, no puedo hacer eso, el corazón de cristal te ha elegido como su portadora. No puedo permitir que uno más caiga en las manos de Ammón, de ser así, su poder será incontenible.
Corazones de cristal, seres de cristal, seres cósmicos, Ammón, todo le parecía familiar, pero al mismo tiempo le resultaba incompresible, era como si hubieran  vaciado un caldero de hierro fundido sobre su cerebro.
- Dices que tu nombre es Joan ¿Cierto?
- ¿Cierto?
- Te conozco, se que te conozco, pero…yo no…
- Son los recuerdos del corazón de cristal, el te eligió y ahora te está otorgando su poder.
- ¿Puedes ir más despacio? Por favor ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen aquí?
Joan se levanto de la cama dejando un vaso de agua cerca de una mesa junto a Ángela, ella no le quitaba la mirada de encima mientras veía como se metía las manos a los bolsillos.
- Joan es el nombre humano que decidí portar desde que llegue a este mundo, mi nombre real es Adarellenine Morcks, provengo de una raza lejana y ahora extinta del sistema planetario 73410003 que se encuentra a 1,2 millones de años luz de este mundo. Éramos una de las civilizaciones más avanzadas del universo, fuimos de los primeros en aislar la energía de las estrellas enanas blancas y usarla en  nuestro beneficio. Crecimos tanto en poder tecnológico que hicimos contacto con seres más misteriosos, los celestiales.
- ¿Ángeles?
- Si lo recuerdas, hace tiempo hubo una lucha entre ángeles y demonios en este mundo.
- Si, todo el mundo lo vio.
- Los celestiales hicieron una alianza con nosotros y nos denominaron seres cósmicos. Seres no divinos pero con un poder superior a los seres terrenales, durante mucho tiempo gozamos de prosperidad y abundancia compartiendo nuestros recursos tecnológicos y conocimientos con los celestiales, pero en una ocasión fuimos atacados.
Mientras Joan narraba la historia de su pueblo, en la cabeza de Ángela caían los recuerdos  del corazón de cristal.
- Siete bestias, siete infamias de la oscuridad del universo devastaron nuestro mundo y no solo eso, sino que descubrieron que nuestros corazones podían dotar de una gran fuerza a quien los absorbiera y antes de que pudieran hacerlo, nuestros últimos sobrevivientes se autodestruyeron para evitar que sus corazones fueran absorbidos, solamente siete de nosotros sobrevivimos.
El siete, el número siete se repetía demasiadas veces en este relato, en esta situación, Ángela no pregunto a pesar de lo confundida que estaba, lo investigaría después.
- ¿Por qué no los ayudaron los celestiales si eran sus aliados?
- El consejo divino no lo permitió, dijeron que ese no era su asunto. Los otros seis sobrevivientes y yo escapamos hasta llegar a este mundo, llegamos aquí cuando las pirámides aun no se erigían, nos mezclamos entre los humanos y hasta apenas hace unos años las infamias nos encontraron, acompañados de ese tal Ammón, quien conoce el secreto de los corazones, ya mato a cuatro de mis amigos solo queda uno más y yo…y claro ahora tu.
- Yo no tengo nada que ver en esto.
- Ángela lo sabes, el corazón te eligió para evitar que Ammón tome su poder, tenemos que unirnos, si te vas de aquí, si no me permites protegerte entonces ellos te encontraran y te asesinaran.
- ¡No! ¡No! ¡Soy solo una forense! No tengo nada que ver con seres cósmicos, demonios o infamias ¡No quiero ser parte de esto!
- Nadie lo quiere Ángela, nunca nadie lo quiso, pero si no nos escondemos de ellos, tendrán el poder y la capacidad de destruir este mundo y millones más, millones de mundos que no le interesan a los celestiales ni a los infernales, los seres terrenales están solos y si ocultándonos somos capaces de evitar ese destino a los demás seres del universo entonces es lo que haremos.
- Mis padres…
- Ellos ya deben estar muertos.
Y así era, los padres de Ángela habían sido asesinos por Manticor, quien al quedarse con su identificación pudo encontrar a su familia, pero no la encontró a ella.
- Maldita sea, donde te has metido.
Paso sobre los cadáveres de los padres, en su rostro se veía la expresión de horror al ser asesinado por tan brutal bestia, ahora no tenía más pistas, no tenía idea alguna de donde se podía encontrar. Ammón estaba desesperado y exigía resultados, su poder aun era inferior y tras de él se encontraban un jinete del apocalipsis y un príncipe infernal,  no podía darse el lujo de retrasar más aun sus planes y los únicos que lo podían ayudar eran cuatro inútiles infamias – según él- que le habían prometido encontrar el poder de los seres de cristal, aunque no confiaba en ellos era todo lo que tenían.
Manticor salió de la casa, arrojo furioso un auto hacia un parque cercano y desplegando un par de repugnantes alas y se elevo al cielo sin sentir la presencia de Antonio Fuentes.
- Asombrosa bestia, es una lástima que no vivirás por mucho tiempo.

- En cuanto Manticor estuvo lejos, la calle se lleno de patrullas de policía, ambulancias y peritos de la ciudad, la zona fue acordonada y los cadáveres levantados, el procurador acudió una vez más para cerciorarse que el incidente era natural o sobrenatural.
- - Buenas noches señor procurador.
- - ¿Usted?
- - ¿Por qué se sorprende?
- - Señor Fuentes, este no es un asunto civil. Usted no puede estar aquí.
- - Es cierto, yo no tengo por qué estar aquí, pero si bien lo recuerdo, hay un arreglo entre la ciudad e Industrias Protech, quienes se han comprometido a restaurar la ciudad después de los terribles incidentes de…
- - ¡Señor Fuentes! Debe retirarse.
- Antonio sonrió y asintió con la cabeza, le dio la espalda al procurador y encendió un cigarrillo.
- - Señor Procurador, dígales a los demás miembros de la orden que esto los supera, será mejor que se limiten a su cacería de vampiros y lobos.
- - ¿Qué?
- De pronto ante los ojos del procurador Fuentes desapareció, si, solo desapareció, el procurador abrió los ojos desmesuradamente y entendió que Fuentes era algo más que un afamado escritor ligado a Protech, entro rápidamente a la casa dispuesto a dar indicaciones.
- - ¡Dense prisa! Levanten esos cuerpos y limpien todo este desastre.
- Pero todos allí, oficiales, peritos, investigadores, se quedaron quietos, mirando al procurador con ojos brillantes.
- - ¿Pero qué?
- Caminaron a él lentamente hacia él, por lo cual saco su arma advirtiéndoles que no se acercaran, pero no le hacían caso. Entonces disparo a la pierna de uno de ellos, pero el tiro no le hizo nada.
- - ¿Quiénes son ustedes?
- - Se lo dije procurador. Esto no es de su talla.
- Antonio apareció en la entrada de la casa, tenía otro cigarrillo en la mano.
- - Todos ellos son demonios inferiores, pero muy poderosos, están en todos lados; se lo advertí y prefirió hacer lo suyo, dígame ¿De verdad es tan importante para usted ingresar a las filas de la orden de la espada de plata?
- - Claro que lo es, la orden mantiene a la humanidad a salvo de seres como ustedes.
- - Ja, ja, ja, de verdad le han lavado el cerebro, la orden empezó con una farsa y lo ha sido por mucho tiempo, creyeron que aniquilaron a los vampiros, pero Crissio sigue por allí aumentando su ejército y claro, el hombre lobo, Alejandro Sandoval, su manada es la más poderosa del norte, a pesar del ataque de Ammón a ellos. Ustedes no están haciendo nada, le dije que no estaban listos para esto y decidió no hacerme caso, ahora enviare un mensaje más a los líderes de su orden.
- - ¿Qué quiere que les diga?
- - Nada, usted será el mensaje.
- - ¿Qué?
- Los demonios continuaron avanzando, Antonio cerró la puerta escuchando los gritos y disparos del procurador, mientras era consumido por los acólitos de Fuentes.
- - ¿Eso era necesario?
- - La orden ha tratado de matarme desde que me convertí en demonio Mateo, no necesito que se interpongan mas en mi misión, Ammón aparecerá pronto y acabare con él.
- - Hablando de eso, hay noticias de los demonios en Europa.
- - Dímelo en el auto.
- Alejándose de allí, Mateo comenzó a contarle sobre la llegada del ángel.
- - Al parecer, se llama Guerra, es uno de los jinetes del apocalipsis.
- - Se quien es, fue quien destruyo a mi predecesor.  ¿Saben que hace aquí?
- - El consejo divino lo envió para rastrear y destruir a Ammón, pero al emperador le preocupa que un jinete este en la tierra.
- - Son destructores, no guerreros, algo debió de pasar en el cielo para que recurrieran a esto.
- - Al parecer, los ángeles  no se han recuperado desde el enfrentamiento con el emperador.
- - Eso es imposible, los arcángeles son muy poderosos.
- - Si, pero no puedes negar que el emperador los supero y por mucho.
- - Esto se pondrá más divertido. Pero estoy seguro que está aquí por algo más que Ammón.
- Antonio arrojo el cigarrillo por la ventana y sus ojos se hicieron totalmente negros.
- - Redobla la seguridad de Mariana y quiero estar informado de todo. Presiento que las cosas se van a complicar.

Y Antonio Fuentes tenía razón, su presentimiento era cierto, el antes humano ahora gozaba de un increíble poder, en poco tiempo se había convertido en el lugarteniente más confiable de Lucifer y para sorpresa de los demás príncipes infernales, había dominado muy rápido el poder de Astaroth. Pero a pesar de eso aun carecía de algo muy importante, experiencia y la falta de este factor y la mezcla de poder y magnificencia lo habían convertido en alguien muy soberbio pero que no había olvidado de donde venia, por ello su enorme lealtad y agradecimiento al emperador del mal. Antonio seria el medio por el cual Ammón y las restantes infamias se vengarían de las fuerzas del infierno.
- ¡Es el momento de atacar! – grito Brank levantándose en una pila de suciedad y moho de la oscura caverna- ¡El ángel y el demonio están confundidos y no saben cómo actuar!
- ¡Cierra la boca Brank!- le exigió Quimera – estamos en medio de una crisis, no podemos atacar ahora hasta que el señor Ammón tenga todos los corazones de cristal con él, de lo contrario no tendrá la fuerza necesaria para hacer caer a los celestiales.
- ¿A quién le interesa los celestiales Quimera? Fueron los demonios de Lucifer los que destruyeron nuestro mundo, quiero perforar el pecho de ese demonio y arrancarle su negro corazón.
- ¿Y cómo lo harás idiota? Lucifer supera tu poder y por mucho, no eres más que una pila de basura y suciedad que siempre ha tenido miedo de actuar.
- Ven y mide tu fuerza conmigo hermana, me tienes harto.
Quimera, fastidiada de la discusión se transformo dispuesta a pelear con su hermano, pero fueron detenidos por Braahamoth, el mayor de ellos.
- ¡¡¡Suficiente!!! ¡Estamos aquí para apoyar al señor Ammón! No para pelear entre nosotros, nuestros hermanos fueron asesinados por Astaroth por el hecho de no poder trabajar juntos, eso tiene que terminar ahora, estamos ante la oportunidad de recuperar nuestra gloria, de destruir a nuestros enemigos y si no podemos tolerarnos entonces también seremos eliminados. Hermanos, debemos ser pacientes y aguardar a que el señor Ammón…
- ¿Aguardar qué?
Una voz grave y cansada sonó con eco entre las paredes de la caverna, un sujeto de baja estatura, encorvado y cubierto con un viejo y sucio hábito camino hasta donde se encontraban las cuatro infamias.
- He de suponer que se han reunido para aplicar un plan de ataque ¿Verdad?
Al momento, las cuatro criaturas se arrodillaron rodeando a Ammón.
- Creí haberles dicho que la orden de ataque la daría yo.
- Mi señor- hablo Brank – nosotros simplemente…
- ¡Silencio! La última vez que luche con mi poder a medias, ese maldito licántropo casi acaba conmigo- movía los delgados brazos lentamente al hablar- no estoy dispuesto a pelear de esa manera, de lo contrario no seré capaz de salir de este mundo; he puesto mi confianza en ustedes mis niños, en su fuerza- un acceso de tos y después continuo- su poder cósmico es lo único que me separa de la destrucción, Astaroth y Guerra han vuelto a coincidir después de millones de años…y eso no presagia nada bueno…pero en cuanto tenga en mi poder los restantes corazones de cristal…mi poder será inmenso- otro acceso de tos- y ni siquiera Dios o Lucifer podrán detenerme. Mis niños busquen esos corazones de cristales y a mi lado habrán de cumplir su venganza.
- ¡Salve Ammón! – gritaron los cuatro al unisonó.
- Manticor, acércate a mí.
El monstruo obedeció y se arrodillo frente a él.
- Tu ponzoña no tiene igual y tu fuerza bruta en abrumadora, vuelve a la superficie busca a la portadora y tráela ente mi.
- Pero mi señor- exigió Braahamoth- la portadora está siendo protegida por Joan, es más fuerte que él, déjeme ir a mí.
- Podría hacerlo, pero el veneno de Manticor es indispensable en este plan- puso sus delgadas manos sobre la pútrida cabeza de la infamia- Manticor, yo aumentare tu poder.
Las ancianas manos brillaron en un intenso tono purpura y ese brillo se extendió a través del cuerpo de Manticor haciéndolo más poderoso.
- ¿Cómo te sientes mi niño?
- Me siento capaz de destruir una galaxia.
- Procura no hacerlo…ahora ve- una vez más tosió – ve ahora y cumple mi mandato.
- Si  mi señor.
Manticor desplego sus alas, eran más grandes y poderosas. Radiante de poder salió volando a la superficie. Afuera la noche cubría los prados, Manticor admiraba su nuevo cuerpo radiante.
- Eres un anciano asqueroso Ammón, pero tu poder es increíble, cumpliré con mi encomienda, pero seré yo quien se apodere del poder de los corazones de cristal.
Emprendió el vuelo Manticor se perdió entre la oscuridad mientras era seguido por la mirada de preocupación se su hermano Braahamoth.
- Ten cuidado hermano.
A pesar de su naturaleza, su hermandad era lo más importante para ellos.

- ¿Ahora entiendes lo que debemos proteger?
Después de 72 horas a la exposición del corazón de cristal, Ángela seguía bajo la custodia de Joan, ya había sido informada de la muerte de sus padres, ya se había ocupado de ellos, ya había cumplido con los ritos mortuorios, ahora, influenciada por el poder y la sabiduría del corazón de cristal entendía que la muerte física de los seres humanos solo era el acceso a un mundo más trascendental y que su familia ahora se aproximaba a ello, también entendía la misteriosa estructura del universo, conocía los motivos del cielo y el infierno, sabia de la existencia de las infamias y la más peligrosa amenaza, Ammón.
- Suena como un mal chiste.
- Porque lo es. En el universo, las civilizaciones más avanzadas solo son utilizadas por los celestiales y los infernales, no significamos nada para ellos, Ángela, necesito que me ayudes a proteger ese corazón que ahora te ha elegido.
- Ya te dije que lo hare, pero no entiendo porque debemos escondernos, deberíamos de enfrentar a esas criaturas y eliminar el mal de raíz.
- No podemos arriesgarnos a eso, Ángela, entiendo tu postura, pero las infamias son muy poderosas, si nos enfrentamos a ellas podríamos perder lo que tanto hemos tratado de evitar.
- Entiendo, pero Joan, si una de esas cosas trata de atacarme, ten por seguro que hare hasta lo imposible por acabar con ella.
- No dejes que el poder y la fuerza del corazón te ciegue, ese poder tiene más propiedades que el solo destruir.
- Puedo sentirlo, fluye a través de mí, me muestra todo, he visto la verdad, Joan, quieres que tu civilización vuelva a la vida, pero ni siquiera el poder inmenso de estas cosas de cristal puede hacerlo, yo he aceptado la muerte de mis padres, lo cual no es raro, pues fui una forense por siete años, pero tú eres una criatura más avanzada ¿Por qué no puedes aceptar el hecho de que han pasado más allá de las manifestaciones de la dimensión física?
Joan agacho la cabeza, le dio la espalda a Ángela y se dirigió a la cocina, ella la siguió.
- No quise ser insensible Joan, pero pase varios años de mi vida rodeada de la muerte, lo siento.
- No te disculpes, eres una mujer de ciencia y es fascinante tu forma de ver las cosas, ahora entiendo porque el corazón te eligió – le regalo una sonrisa – quizá sea de una raza más avanzada, pero ustedes los humanos tienen la ventaja de procesar mejor las cosas, un día te contare porque es tan difícil para aceptar el hecho de que mi especie esta extinta, pero no será hoy.
- Lo entiendo Joan.
- ¿Té?
- ¿Acaso no bebes algo más?
- Me encanta el té, sobre todo desde el día que lo probé en la corte de la reina Victoria.
- ¿Conociste a la reina Victoria?
- Si, buscaba a un portador para mi corazón de cristal y creí haberlo hecho. Se trataba de un hombre, muy fuerte y atractivo, su nombre era Drusso, era amigo de la reina, pero había algo en él, algo que repelía a mi corazón, así que opte por irme de allí.
Joan permaneció en silencio mirando por la ventana, Ángela revolvía azúcar en su taza de té, cuando, abruptamente, Joan dejo caer la taza, esta estallo en miles de fragmentos en el suelo, mientras el tibio liquido seguía una lenta trayectoria sobre la superficie. Joan se doblo de dolor tocándose el pecho.
- ¿Qué ocurre? – pregunto alarmada Ángela.
- Lo…lo han encontrado.
Muy lejos de allí, en una de las playas de Chile, un sujeto corría por la orilla con su mano en el abdomen, tratando de detener un flujo de sangre.
- ¡Maldición! ¡Maldición!
Detrás de él, Manticor caminaba con calma.
- Ya no tienes a donde huir, es inútil.
El hombre se detuvo, parecía resignado.
- Desgraciado, al parecer tienes razón.
- Entrégame tu corazón de cristal.
- No hay otra opción ¿Verdad? De acuerdo, pero no te será tan fácil.
El sujeto materializo una espada de energía en su mano derecha, la sangre manchaba su ropa blanca, Manticor sonrió ante la insistencia de su víctima.
- Si ese es tu último deseo, peleare contra ti, solo dime tu nombre.
- Mi nombre es Aikki, sexto guardián del imperio de cristal y he de morir matándote.
- Hazlo entonces.
Aikki ataco a la infamia, pero debido al poder que le otorgara Ammón, Manticor era más rápido y fuerte, la espada de energía alcanzo su rostro, pero él, de un certero golpe, clavo su venenoso aguijón en el pecho del ser de cristal, exhalo su último aliento convirtiéndose en polvo entre la arena de la playa. Manticor busco entre esta arena y encontró el corazón de Aikki.
- Bien, ya son cinco, solo faltan dos.
- ¡Aaahh!
Joan no dejaba de gritar y doblarse del dolor, Ángela trataba de auxiliarla pero no sabía qué era lo que le sucedía, solo veía como la criatura de cristal se desvanecía y aparecía rápidamente y como un parpadeo frente a ella.
- ¡No pude ser lo han encontrado!
- ¿De qué hablas?
- Uno de los nuestros, Aikki ha sido asesinado, uno más de los guardianes ha sido despojado de su corazón de cristal. Ángela, debemos largarnos de aquí.
- Si, entiendo, tratare de usar la tele transportación.
- No, si lo haces de inmediato encontraran nuestra ubicación, debemos de movernos de forma sencilla. Prepara el auto por favor.
- Si, lo hare enseguida.
Dejando a su amiga recostada en un sofá viejo, salió rápidamente de la vivienda, su pecho brillo en una intensa luz azul, se quedo impresionada por un momento pero no dejo que eso la distrajera de lo que ahora necesitaba Joan, el auto estaba en marcha, regreso al interior y Joan vio la luz en el pecho de Ángela.
- ¿Qué ocurre Joan?
- Está despertando. No tenemos mucho tiempo, vámonos ahora.
La ayudo a llegar al vehículo, ya que el dolor en ella era cada vez más intenso. Joan sudaba abundantemente lo cual preocupo a Ángela.
- Estaré bien, vámonos.
- A donde vamos.
- Debemos salir de la ciudad, dirígete al norte, tengo un refugio en…
- ¿Joan? ¡Joan!
Se había desmayado, el resplandor en el pecho de Ángela había cesado, encendió el auto y condujo, condujo lo más rápido que pudo hasta llegar a la salida a la autopista,  allí, el tráfico era más liviano lo cual le hizo reducir la velocidad, decidió que conduciría sin parar hasta que Joan despertara o el combustible estuviera a punto de agotarse. Ángela se sentía cada vez mas despierta, es decir, su mente, su alma habían despertado en grandes sentidos, se había abierto al mundo inter dimensional, hace tres días era solo una forense de la ciudad, ahora era portadora de un reliquia cósmica más antigua que este sistema solar, también tenía pleno conocimiento de la amenaza que las buscaba y que si estas criaturas tenían en su poder ya cinco de los siete corazones eso las convertía en ellas en las ultimas guardianes de los corazones restantes.
- ¡Dios! ¿Cómo paso esto?
Recordó que Joan dijo “Ahora entiendo porque el corazón de cristal te eligió”, era obvio lo que quería decir, los corazones de cristal eran más que reliquias, eran entidades con vida y energía propia que decidían quien portaría su magnífico poder, ella solo era un recipiente mas, pero el poder aun le era negado, eso no importaba para nada, solo quería mantenerlo a salvo de Ammón y sus infamias.
Mientras su auto se movía tranquilamente sobre la autopista, era seguida, a solo unos metros, por el terrible Manticor, la infamia sobrevolaba los autos, algunas personas lograron verlo y se detenían abruptamente impresionados y asustados. El monstruo plegó sus alas y se arrojo en picada sobre el auto de las dos chicas. Ángela sintió el golpe, freno, pero la colisión le hizo perder el control del vehículo el cual giro sobre si mismo golpeando a otros autos en el momento, fue inevitable una reacción en cadena de golpes y choques provoco un caos sobre la carretera.
Manticor plegó sus alas y se poso con suavidad en el asfalto frente al auto.
- Jo-Joan.
- ¿Qu-e…que pasa?
Un hombre bajo de un pequeño camión de carga, a pesar de la siniestra forma de Manticor, se acerco furioso a él con un tubo de metal en la mano.
- Oye maldito ¿Qué carajos crees que haces?
Sin siquiera mirarlo, Manticor lo atravesó por el abdomen violentamente con su terrible aguijón,  lo levanto y arrojo sobre su camión, la gente grito y comenzaron a huir abandonado sus autos.
- ¡Portadora! ¡Entrégate o matare a cada uno de estos animales frente a ti!
Tomo un auto y lo arrojo por los aires, el cual fue a caer sobre un anciano matrimonio que intentaba alejarse de allí.
- Desgraciado.
- Ángela, no, no debes. Yo iré.
- Pero…
Joan abrió la puerta de una patada, la cual se desprendió del carro.
- Cuando empiece a matarme, vete de aquí.
- ¡Joan!
La mujer se quito el suéter rojo que llevaba quedando con una playera de tirantes.
- ¡Guardiana! He matado a tu compañero, es tu hora.
- Ya te di una paliza antes Manticor, lo volveré a hacer.
Una feroz lucha, estaba por iniciar.
- Si me entregas a la portadora, te dejare ir por un par de días antes de matarte.
- Deja de decir estupideces, serás tu el que muera en este lugar.
- Se que en el pasado eras superior a mí, pero en esta ocasión será diferente.
- Lo sé- Joan comenzó a emanar una extraña aura azul rey- pero aun así lo intentare.
Comenzó a concentrar energía, la tierra temblaba intensamente, la gente de los autos comenzó a abandonarlos huyendo temerosos, un helicóptero de la guardia nacional se dirigía con una gran arma, Joan podía oír su conversación a lo lejos y entendió que debía derrotar al monstruo antes de que esos pobres mortales llegaran, el aura azul se intensifico hasta convertirse en un torbellino que la rodeo por completo y con toda esa energía concentrada se impulso con toda su fuerza en su puño izquierdo.
- ¡Este es mi máximo ataque!
Parecía una flecha de luz, en una hermosa línea recta cuya trayectoria no vacilaba ni un milímetro en su objetivo, el rostro de Manticor se ilumino con el brillo de la guardiana, el monstruo levanto su brazo derecho para recibir el ataque.
La colisión hizo volar grandes fragmentos de asfalto en todas direcciones, Ángela ya había salido del auto obedeciendo a Joan, pero el impacto la hizo detenerse.  Joan se impulsaba con toda la fuerza que tenia, pero su puño se freno ante el antebrazo de la criatura, quien sonreía monstruosamente.
- Recuerdo este ataque, pero ahora me parece tan patético, será para mí una gran satisfacción arrancarte el corazón.
- ¡Desgraciado!
Tomo a la guardiana por el cabello y la arrojo por el aire, ella dio un par de giros y cayo de pie.
- ¡Maldita sea Ángela! ¡Te dije que te largaras de aquí!
De pronto, Manticor estaba sobe de ella, a penas logro esquivar el aguijón de la infamia, se vio acosada por una lluvia de golpes, los cuales se le dificultaba esquivar, una patada en el estomago la hizo impactarse con una de las camionetas abandonadas,  una herida superficial emanaba su sangre.
- Debo de reconocerlo Joan, has dado más pelea que tu novio Aikki, pero ya es hora de que mueras.
- ¿En serio? ¿Hasta aquí llegue?
Manticor elevo su aguijón, pero entonces llego el helicóptero, que comenzó a vaciar sus ráfagas de balas sobre el monstruo, este rugió con ira y recibiendo los proyectiles en su cuerpo salto hasta ellos, las hélices se destrozaron al contacto de las alas de Manticor y los tripulantes aterrados fueron cayendo uno a uno ante las brutales garras, el helicóptero giro en el aire y se estrello en una fuerte explosión, de las llamas surgía la infamia triunfante.
Joan trataba de levantarse, pero el daño que sufrió era considerable, aun así su aura azul volvía con más fuerza.
- Así que pretendes seguir luchando, me divertirás un poca mas.
El puño de Joan se impacto en la mandíbula de la bestia, este rodo varios metros sobre el suelo destrozando parte del asfalto, tuvo que clavar su aguijón en el suelo para detener el impulso, sin embargo su rival no le dio oportunidad alguna y recibió un golpe fuerte en la cabeza, el aguijón se movió por sí solo, afortunadamente Joan lo esquivo a tiempo.
- Esperaba que esos golpes fueran débiles, pero de verdad me dolieron.
- Espera y tendrás mas.
- Ja, no lo creo.
Manticor se movió rápido, tan rápido que fue imperceptible a los ojos de la guardiana, el aguijón se dirigía brutalmente a su cuello, pero…
- ¿Qué es esto?
Una barrera de energía dorada, un escudo había detenido el golpe de Manticor, Ángela lo había creado.
- Creí haberte dicho que te huyeras.
- No te dejare Joan, tú me salvaste, déjame hacer lo mismo.
- No lo entiendes, ese monstruo es muy poderoso. Ni siquiera juntas podríamos contra él.
- Yo no pienso igual.
- Así que la portadora quiere pelear, bien, así conseguiré rápido los dos corazones faltantes.
Manticor rugió aun más fuerte, sus alas se desplegaron y sus músculos se tensaron más fuerte, el asfalto a sus pies se quebró, Joan intensifico aun mas su aura, parecía una graciosa flama danzando alrededor de ella, Ángela creó un escudo ancho, dorado y traslucido y de la misma manera genero una lanza de energía similar a las lanzas espartanas.
- Esto será genial- susurro Ángela.
Pero antes de que las facciones se enfrentaran, un meteoro cayó del cielo, destrozando los autos restantes, un ser grande y luminoso salió de esa intensa luz, su armadura plateada brillaba intensamente, el jinete del apocalipsis Guerra había llegado al campo de batalla.
Manticor, Ángela y Joan quedaron impresionados, frente a ellos se mantenía de pie un imponente ángel, en el ambiente se sentía una presión abrumadora que provocaba un ligero temblor en las piernas de los tres, a un paso de Guerra, el asfalto parecía hundirse bajo su peso, la armadura por muy rígida que se viera, era lo suficientemente flexible para permitir la movilidad libre de su portador. Manticor se olvido de sus presas y dio dos pasos hacia atrás.
- Esto no es asunto tuyo guerrero celestial, vete de aquí y peleare contigo en otro momento.
- ¿Pelear? Yo no he venido a pelear contigo monstruo, yo he venido a matarte.
Las palabras de Guerra sonaron como mil trompetas de batalla, Manticor sintió un escalofrió recorrer su espalda mientras las mujeres aun no podían salir de su asombro. Guerra dio un paso más y Manticor desplego sus desagradables alas.
- ¡No te acerques más! – Guerra seguía avanzando, el tintinear de su armadura taladraba los oídos de la bestia- ¡Detente!
Ante la negativa del guerrero del cielo, Manticor levanto sobre de si un auto y lo arrojo a su enemigo, basto con el costado de la mano izquierda del ángel para que el vehículo se partiera a la mitad.
- Mi turno
- ¿Qué?
De pronto sintió un dolor agudo en su estomago, un dolor punzante y ardiente que subió a través de su esófago y le hizo escupir sangre oscura. Guerra se mantenía en su misma posición, solo que esta vez con el puño elevado. Manticor se arrodillo de dolor en el suelo y Joan vio su oportunidad.
- ¡Debemos irnos!
- Pero…
- Vámonos ahora.
Joan era consciente de que de usar sus poderes para huir haría que Manticor se diera cuenta y quizá dejaría su pelea para ir tras ellas, así que tomo a Ángela por el brazo y corrió con ella a través de la carretera con la esperanza de encontrar un lugar donde esconderse hasta que las criaturas terminaran su batalla y se fueran.
- Joan ¿Viste eso?
- Si y las cosas empeoran, es Guerra.
- No te entiendo.
- No tienes que entenderlo, solo huir de él.
- ¿No está de nuestro lado?
Antes de que Joan pudiera responder, otra intensa luz les corto su carrera, cuando esta luz se disipo, otro ángel de alas blancas y armadura mas sencilla que la de Guerra se materializo.
- Adarellenine Morcks, vaya, cuánto tiempo ha pasado.
- No ¡No!
Con toda su fuerza lanzo un puñetazo al rostro de Iridadiel, el compañero de Guerra, pero este detuvo el golpe con mucha facilidad.
- Tal vez prefieres que te llame Joan ¿Verdad?
Ángela no salía de su asombro, en unos pocos minutos había visto a dos ángeles.
Por su lado, Manticor apretaba los puños a pesar de la fuerza otorgada por Ammón, este parecía aun más débil que Guerra, pero no desistió y una vez más arremetió contra el jinete del apocalipsis, como era de esperarse, ataco utilizando su gran aguijón, Guerra eludía los ataques, pero noto como la velocidad y certeza de la bestia aumentaban, era obvio que Manticor se estaba adaptando a la pelea.
- ¡Maldición!
Tuvo que cubrirse con sus alas para evitar que el aguijón alcanzara su cara, Guerra comprendió que estaba perdiendo la ventaja, para Manticor fue como impactar con una cortina de hierro y su cola vibro.
- ¿Dónde quedo tu fanfarronería guerrero del cielo? ¿Estás empezando a tener miedo?
- No soy un soldado monstruo, soy un destructor y eso es a lo que he venido.
- Muéstrame todo ese poder destructivo entonces, has más interesante esta batalla.
- Si eso es lo que quieres, así lo hare.
Guerra extendió sus brazos y sus alas se abrieron en cuatro pares, se elevo a cuatro metros del suelo y todo su cuerpo comenzó a brillar, los cielos tronaron y la tierra tembló, su cuerpo comenzó a brillar intensamente y de sus alas aparecieron cuatro esferas blancas de energía rodeadas de rayos eléctricos.
- Es tu fin.
- ¿Pero qué…?
Un poderoso disparo estallo directamente sobre Manticor, el atronador sonido hizo voltear a Iridadiel, Joan y Ángela, los carros volaron por los aires y los matorrales se desprendieron de la tierra, Manticor yacía en el suelo, estaba desmayado, pero alguien mas había detenido el ataque, un ser que brillaba rodeado de un aura verde, se trataba de Braahamoth, su hermano.
El tiempo pareció detenerse, la dura mirada de Braahamoth perforaba los ojos de Guerra quien le regresaba la eufórica mirada, ambos se habían enfrentado con anterioridad, Guerra recibió de primera persona el poder inmenso del menor  de las siete infamias, claro, Braahamoth era el más pequeño, pero su fuerza era la más grande, no paso mucho tiempo para que liderara a sus hermanos.
- Vienes desde tu maldito reino a cazarnos, no me sorprende que hayas dejado en este estado a mi hermano, pero no voy a dejar que lo mates.
- No tiene que ser así, pero ustedes intervienen en mi camino hacia Ammón, llévenme ante él o no estorben, de lo contrario los convertiré en nada.
Braahamoth apretó la mandíbula, Guerra sintió el incremento de la presión alrededor  de la infamia, llevo instintivamente su mano a la empuñadura de su espada.
- ¡Escúchame bien celestial! Conozco el alcance de tu poder y por ello se que aun no estoy en condiciones de luchar contigo ¡no me apetece huir! Pero en cuento nos encontremos nuevamente  juro que te hare pedazos.
Un circulo de luz se materializo a los pies del monstruo quien tomo en brazos a su desvalido hermano.
- ¡Guerra! ¡No permitas que escape!- Grito Iridadiel, pero Guerra no se movió de su lugar y permitió que las criaturas escaparan, en la cara del ángel se dibujo una pequeña sonrisa.
Joan y Ángela vieron todo sin dejar de ser vigiladas por Iridadiel, Guerra hizo desaparecer sus alas y su armadura mostrando su forma humana ante las chicas.
- ¿Quiénes son ellas?
- Un bono inesperado Guerra, ella es Joan, una de los últimos seres de cristal.
- La ultima de hecho- corrigió ella.
- Al parecer están escapando de las infamias, la otra chica, no la conozco, pero es portadora de uno de los corazones, si las infamias las están cazando, eso solo significa que Ammón está buscando hacerse con el poder de los últimos siete corazones de cristal del universo.
Guerra puso atención a las palabras de su compañero, pero no dejaba de mirar a Ángela, quien permanecía detrás del brazo de Joan, parecía protegerla.
- Están a la defensiva, no tienen que hacerlo, nosotros no somos el enemigo.
- No me vengas con eso celestial, tu presencia en este mundo solo indica una cosa, que estás aquí para destruirlo todo.
- Te equivocas, estoy aquí por solicitud de su ilustrísima un Serafín del consejo celestial. Mi misión es destruir a Ammón antes de que se convierta en una amenaza para el cielo.
- Claro, lo único que les interesa es la seguridad del cielo, jamás les ha interesado otra cosa, es por ello que no se puede confiar en ustedes, los celestiales prometieron seguridad a nuestro mundo, pero cuando las infamias aparecieron, dejaron que destruyeran todo, éramos de sus más poderosos aliados y nos dieron  la espalda.
- Yo me encontraba en hibernación, pero el consejo debió de permitir que su mundo cayera para evitar que su poder fuera apropiado por Lucifer y sus demonios.
- El cielo, el infierno, ambos son lo mismo, solo un maldito par de hipócritas que buscan el beneficio propio, ustedes fueron quienes han provocado este embrollo, sus intereses y abusos fueron lo que crearon a Ammón y ahora él ha matado a seis de mis compañeros y ahora tiene con el cinco corazones de cristal, así que tengo más que motivos para estar a la defensiva.
- Escúchame, entiendo tu postura, pero por ahora somos los únicos que podemos protegerlas de estas bestias, no confíen si no lo desean pero no es conveniente para ninguno de nosotros que Ammón se haga de sus corazones de cristal.
Joan permaneció en silencio, Ángela avanzo hacia Guerra materializando un escudo de energía.
- Soy Ángela y hasta hace dos días solo era una forense de la ciudad, el corazón de cristal  me ha enseñado muchas cosas y tampoco confiare en ustedes, no obstante, tienes razón, son, por ahora, los únicos aliados que podemos encontrar en esta situación.
- ¡Ángela!
- Joan, tu y yo no tenemos el poder, aun, para enfrentarnos a ellos, pero en cuanto pueda abrir la fuerza del corazón de cristal- miro fijamente a Guerra- No habrá demonio, bestia o… ángel que pueda vencernos.
Todos se quedaron en silencio mientras Ángela y Guerra intercambiaban miradas, entonces oyeron sirenas de patrullas que se acercaban rápidamente.
- Bueno- dijo Iridadiel- creo que debemos irnos.
- Ya lo creo.
Joan creó una esfera traslucida rosa de energía que los envolvió a los cuatro, se elevo unos centímetros sobre el suelo y desaprecio en medio de un estallido, en ese momento las personas que quedaban en autopista, militares y oficiales se miraron unos a otros, todos estaban más que confundidos.
- Guerra lo consiguió- le informaron al  Serafín Merichdariel en la gran ciudad celestial, su ilustrísima solo sonrió y sus ojos brillaron en un gran tono azul .




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