IV. INMORTALES.

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Los pies de Gilbert se movían rápidamente entre las calles oscuras y solitarias de Ámsterdam, estaba perdido en una serie de callejones que desconocía, había volado desde Estados Unidos hasta esa gran ciudad d con unos amigos en busca de diversión pero ahora estaba más asustado que una gallina perseguida por zorros, de hecho se encontraba en una situación un tanto similar.

- ¡Maldición!

Busco entre sus bolsillos su navaja de viaje, pero no la encontró, estaba muy asustado, tanto que tiro su teléfono y el mismo lo piso.

- ¡Idiota! ¿Ahora qué hago?

- ¿Por qué no intentas dejar de correr?

La voz lo sobresalto, no había nadie frente a él, busco con la mirada en todas partes.

- Aquí arriba pequeño.

Gilbert miro hacia arriba, en la pared a unos cinco metros del suelo, como si fuera una araña permanecía adherido el sujeto que lo perseguía y que había matado a sus amigos.

- ¿Cómo...como me alcanzaste?

El sujeto salto desde esa altura cayendo frente a Gilbert con ligereza, el estaba tan aterrado que ni siquiera se movió.

- Pequeño, es gracioso que pensaras que podrías huir de mi.

- Déjame ir, por favor, te daré lo que quieras, mi padre tiene millones y...

- Ja, ja, ja ¿Millones? ¿Crees que esto es por el dinero? He aprendido mucho, como no tienes idea y sé muy bien que el dinero no tiene ningún valor en este mundo comparado con el verdadero poder.

Sujeto a Gilbert por el cuello y lo levanto del piso con gran facilidad.

- Esto es el verdadero poder Gilbert, esto es lo que me hace lo que soy y con lo que corre en tus venas seré aun más fuerte.

- aggghh

- ¿Qué dices? ¿No puedo entenderte? Como sea te matare.

La criatura abrió su boca y sus dientes caninos crecieron como colmillos, bajo a Gilbert y se acerco a su cuello, el pulso de Gilbert aumento mientras la adrenalina en su cuerpo provoco que se orinara en los pantalones para desagrado de la criatura pero eso no permitió que cesara en su ataque.

- Deberías detenerte.

Le dijo alguien más suavemente.

- ¿Quién diablos eres?

Se trataba de un joven de cabello castaño y corto, ojos cafés y piel casi pálida.

- ¿Alone?

- Me alegra saber que me conoces.

- No puedes ser, no, este no es su territorio.

- No se trata de territorio Aliger, se trata de lo que estás haciendo, tus...desperdicios han dejado un rastro que fue detectado por la orden, ya lo sabes, debes mantener la discreción.

- Al diablo con eso, soy un solitario, no dejare que nadie me diga lo que tengo que hacer.

- Solo deja ir a ese pobre imbécil y te dejare en paz, es todo.

- Vete al diablo, ya no dejare que regule lo que soy.

Arrojo a Gilbert al suelo, el pobre chico se rompió el cráneo con el impacto muriendo en el acto.

- Esto no le gustara nada Aliger.

- No me interesa, dile que venga, que se presente, yo me encargare de él.

EL ANGEL. LOS CABALLEROS CELESTIALES Where stories live. Discover now