Capítulo 2.

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Se supone que actualizo hasta el sábado, pero me pareció buena idea publicar este capítulo para conocer un poco mejor a los personajes, así que...

Vacations - Young.
«What's the use?
I'm not talking sense
Call it a ruse
On myself»

Capítulo 2.

Amigas de la infancia


Inmediatamente una señora de estatura media, con el cabello negro, ojos color miel, nariz pequeña y labios delgados nos recibe con una pequeña sonrisa. Su mirada recae unos segundos sobre la mía y su sonrisa se amplia.

—Mayra, por fin llegan—dice entusiasmada tratando de darnos ánimos. Mi madre se acerca a ella y la envuelve en un fuerte abrazo.

Al pasar el pasillo principal —que era gigante, he de aclarar—. lo primero que diviso a mi derecha es una sala enorme con dos sofás blancos formando una "L". En medio de estos una mesa de vidrio elegante y una televisión que parece pantalla de cine.

Después de dar una "pequeña" inspeccionada a la sala oigo a la amiga del alma de mi mamá gritar dos nombres. Supuse que los de sus hijos.

Mi madre me lo había comentado en el viaje, tenía dos hijos, dijo que probablemente iba a llevarme bien con ellos. No pude escucharla más ya que venía muy distraída. O simplemente no me interesaba mucho socializar en estos momentos.

—Melanie y Jaden, ¡bajen a recibir las visitas! —les dijo la mujer con un grito que casi me deja sorda.

Una chica de edad pequeña—si es que la vista no me falla a lo lejos, que mas bien ya se veía como una preadolescente—. delgada con cabello negro por encima de los hombros, y muy parecida a su madre baja laa escaleras con precaución. Su mirada recae sobre mí por unos segundos en los que me abaliza. Enarca una ceja enarca una ceja mientras me da un repaso de arriba hacia abajo.

—Cada día más locos entran en esta casa.—susurra acercándose a su madre poniendo los ojos en blanco.

La primera fuiste tú, de seguro...

Me tento a contestarle mal, pero recuerdo que tengo que llevarme bien con ellos si no quiero que nos echen a la calle, así que me retengo. Aunque sé que va ser algo difícil llevarme bien con ella. Los niños pequeños no son ni creo que sean mi fuerte.

Aunque ella ya no parece una niña tan pequeña, si mal no recuerdo mi madre dijo que tenía 13 años...

Y ni hablar de su actitud tan sarcástica.
Lo he notado en su manera de hablarme y mirarme.

—Melanie... —le dice su mama en un tono de advertencia.

Dirijo mi vista hacia las escaleras cuando veo bajar a un chico alto, de pelo negro alborotado, ojos verdes, nariz respingada y labios entreabiertos.

Su mirada recae sobre mí por varios segundos, y casi desearía que no me hubiera volteado a ver, porque esta guapísi...

Borro esos pensamientos de mi mente porque aquí se viene la peor parte. 
Y es que voy a compartir habitación con este chico.

No quisiera hacer la situación incómoda.

A parte, dudo mucho que alguien como él pueda fijarse en una chica como yo.

Así de triste es mi realidad.

Pero al menos si mi madre me hubiera avisado que compartiría habitación con un chico el triple de guapo que el resto de los qué había conocido. Me habría planteado tirarme del avión o algo así.

El día que la luna dejó de brillar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora