𝐓𝐰𝐨

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Diego ya estaba acostumbrado a la sensación que provocaba el hambre que su cuerpo sentía, y de alguna extraña y masoquista forma, comenzaba a gustarle

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Diego ya estaba acostumbrado a la sensación que provocaba el hambre que su cuerpo sentía, y de alguna extraña y masoquista forma, comenzaba a gustarle.

Estaba tan acostumbrado a sentir el hambre cómo algo bueno que ya podía pasar días o semanas sin ingerir ningún alimento, y si llegaba a hacerlo era hasta que su cuerpo se lo exigía dejándolo en el piso, inconsciente y sin energía alguna.

Quería verse hermoso y sentirse perfecto, no morir desmayado en cualquier lado, por lo que su única regla para cuando sabía que estaba a punto de colapsar, era que no podía comer más de 1000 calorías a la semana. No podía pasar ese límite si quería lograr su objetivo.

No tenía muchos amigos en la escuela que notarán lo que le pasaba y se preocuparan por el, tenía el pensamiento de que todos sabían la historia que había tenido con Dybala y ahora lo miraban con lástima por eso, así que le importaban poco todas esas miradas y evitaba acercarse a ellos. Solo observaba desde lejos.

Pero ese día, despertó con una sensación distinta, un buen humor inexplicable.

Por primera vez, en lo que iba del año, genuinamente quería arreglarse y cambiar la ropa que usaba casi todos los días; una sudadera y unos jeans que le quedaban bastante grandes.

Decidió por su mismo que no tenía ganas de usar lo de siempre, así que busco entre toda su ropa algo que se le viera bien, que no le quedará tan grande.

Opto por ponerse una playera de fútbol que sus padres le compraron cuando aún era un niño, era del Barcelona con el número 10 y el nombre de Messi escrito en el dorso. Sonrió al verse frente al espejo y acomodó un poco su cabello, para verse bien.

En el espejo podía notar las ojeras que se marcaban bajo sus ojos, eran de una mezcla entre morado y rojo, su cabello quebradizo y sin brillo sus pómulos marcados y su piel pálida debido a lo baja que permanecía su presión.

Se veia simplemente perfecto y a él le encantaba verse así, era un sueño hecho realidad, así que solo coloco un poco del rubor que había comprado hace unos días con el dinero que sus padres le daban para el almuerzo en sus mejillas y decidió que estaba listo para irse.

Pero aún así espero un rato en su habitación hasta que se dieron las 7 am. El entraba a la escuela 7:30 y probablemente sus padres lo estén esperando para desayunar, así que bajo corriendo fingiendo que había despertado tarde.

- Mamá, buenos días, ya me voy, voy bastante tarde, adiós. - Salió corriendo de la casa fingiendo tener bastante prisa de llegar rápido a sus clases, pero en cuanto llegó a la parada del autobús observo sus muñecas y las acaricio con una sonrisa en sus labios, el orgullo de ver lo delgadas que estaban lo hizo decidir ir a pie hacia su escuela, se lo merecía.

Llegó con las piernas bastante adolorida y un poco mareado, pero sin dejar ir la sonrisa de su rostro.
Saludo al guardia de la entrada mientras le mostraba su credencial escolar para poder acceder al plantel y esté le dio una mirada con un leve toque de preocupacion acompañada de un asentimiento indicándole que podia pasar sin problema alguno y se dirigió a su aula emanando buen humor, aun que nadie lo viera de esa forma.

En cuanto estuvo a unos pasos de llagar a dónde se dirigía noto a alguien de pie afuera frente a la puerta, alguien desconocido, un chico bastante alto y moreno, cabello negro y con una mirada bastante perdida. La verdad era un chico bastante guapo.

Diego podía presumir de conocer a todas las personas en la escuela, se había tomado el tiempo de observarlas detenidamente durante los ratos solo que pasaba en los descansos o clases libres.
Y estaba seguro de que no lo había visto antes, alguien tan lindo como el no hubiese sido desapercibido por sus ojos, así que tomo valentía y se acercó a el con una sonrisa pareciendo bastante confiado.

- Hola... ¿Eres nuevo por aquí? - Dijo de forma amable hacia el desconocido, quién solo lo miro detenidamente y asintió.

- Si, es mi primer día. - Respondió después del movimiento de su cabeza utilizando el mismo tono del más bajo.

- Oh, un gusto, soy Diego Lainez. ¿Esta es tu clase? - Señalo el aula a su lado y el moreno respondió con un asentimiento. - Entra, todos te miraran raro si solo estás quieto aquí... Yo te muestro un asiento disponible. - Habló de forma confiada, como si conociera al moreno de toda la vida, cosa que sin duda hizo sonreír al chico.

- Gracias, soy Edson... Un gusto.

- Igualmente Edson, ¿Entramos? - Esperó unos segundos hasta obtener un simple "si" de parte del más alto y entraron al aula juntos, con algo de nerviosismo por parte del chico nuevo y una vez dentro Diego señalo dos asientos disponibles. - Ese de allá está al frente y puedes poner atención a clases, y el otro está a lado del mío. Casi nadie pone atención a esa esquina. - Le explicó. - Depende mucho de que tipo de estudiante eres pero toma el lugar que más te guste.

Diego parecía ignorar lo que pasaba a su alrededor o tal vez simplemente no lo notaba.
Pero Edson si lo hacía, para el era fácil notar todas las miradas curiosas, confundidas y preocupadas que tenían los estudiantes dentro del salón, y si bien, lo primero que pensó era que estaban sobre el; por ser el chico nuevo.
Solo le bastaron unos segundos para notar que en realidad todas las miradas estaban sobre Diego, quién sonreía bastante feliz, sin prestar atención en otra cosa más que su elección.

Álvarez no era ciego, había notado el cuerpo de Diego desde que esté se acercó a él y lo saludo de buen humor. Pero no quiso darle importancia, supuso que tal vez era simple genética y el era un prejuicioso, pero con todas esas miradas supo que no era así. Y eso rompió su corazón, sintió como si una estaca se clavarla en su pecho y actuó por puro instinto. - ¿Puedo sentarme en el que está a tu lado? No conozco a nadie y no quiero que todos me miren raro. - Diego formo una sonrisa aún más amplia y asintió de forma efusiva.

- Si no te incómoda claro que si, ven. - Lo llevo hasta lo que sería su nuevo lugar, lo dejo instalarse mientras se sentaba a su lado.

- Gracias por ser tan amable conmigo Diego... Y ¿Puedo hacerte una pregunta? - Laínez respondió con un asentimiento. - ¿Puedo pasar el descanso contigo?

Un capítulo para celebrar el estreno no está de más, espero que este fanfic le este gustando

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Un capítulo para celebrar el estreno no está de más, espero que este fanfic le este gustando

Por el momento este es mi fic favorito (de los que estoy escribiendo) y bueno 😿

Los invito a pasar por mi perfil, acabo de publicar una fanfic Ochoado y resubi una Mechoa por si les interesa alguna 🫂💜

En fin, gracias por leer.

~ Lexie 💋

𝘌𝘯𝘰𝘶𝘨𝘩 | 𝘚𝘩𝘰𝘳𝘵 𝘍𝘪𝘤Where stories live. Discover now