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“𝚂𝚘𝚕𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚟𝚘𝚕𝚟𝚎𝚛 𝚊 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚛.” 𝙽𝚘. 𝙽𝚘 𝚎𝚜 𝚊𝚜𝚒.
Junio 01 , 2026.
Los números en la báscula eran la parte más difícil de ir a los exámenes médicos, si bien, las citas en nutrición habían acabado hace ya dos años y desde ese momento su peso se había mantenido estable; en los chequeos médicos tenían que subirlo a su mayor tortura.
La báscula.
Una estructura de metal diseñada para saber el peso de las personas, en el caso de Diego, para ser torturado mientras la enfermera de signos vitales dice su peso en voz alta para que alguien más lo anote y puedan entregárselo al médico.
- 62.800 - La escucho decir, trato de ignorarlo, no pensar en ello y simplemente bajarse de la báscula como si los números no le afectarán.
Porque ya no debian hacerlo. El ya no es así, ya no hace ese tipo de cosas, y se ama a sí mismo más que a otras personas u objetos. Entonces los números, ya no le afectan.
- Puedes bajar cariño. - Repitió la enfermera con un toque de amabilidad en su voz, sus gestos se volvían más gentiles cuando hablaba con Diego. - Tus signos son normales. - Comento poco después de verlo bajar mientras le entregaba una hoja de papel con sus datos personales.
El la miro con una sonrisa, porque no estaba pasando nada por su cabeza. Y aunque sintió la necesidad de bajar la mirada para corroborar que el número que escucho fue correcto. No lo hizo.
“Ya no hago eso.” Repitió en su mente en un intento de convencerse a si mismo.
Y simplemente, entro a la consulta entregando la hoja sin corroborar ni siquiera si su apellido estaba bien escrito.
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