Cena especial.

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...

El apretó mi muslo bajo la mesa mientras mi padre preguntaba si tenía alguna adicción o fumaba, tomaba y esas cosas.

Lentamente Bratt, subía mi falda para colarse dentro de mi interior, cada vez que daba un bocado de comida termine soltando un suspiro.

Su dedo tocó mis pantis mojadas, no podía soportar el dolor que sentía por necesitarlo. Casi suelto un gemido y al tener la boca llena de comida me atragante, el aprovecho para mover mi ropa interior metiendo  sus dedos.

–¿Estas bien amor?– pregunta dulce y tranquilo el muy ordinario.

–Estoy de maravillas,  estaba grande el torso que me comí.

El soltó una carcajada y mi familia también pero su risa fue por una picardía nuestra, en el auto, en venida a esta cena, ambos estábamos caliente y se la chupe, también casi me atragantó cuando el sujeto mi cabello y empujó su miembro dentro, luego se disculpó, volviendo a lo mismo, aunque no me molestó tanto, me calentó.

Hasta el punto de parar el auto con pretexto a mi familia de que se rompió para poder follar rápido.

Me dijo que pasara para la parte trasera del auto, y eso hice, el hizo lo mismo bajando los pantalones e ropa interior, al quedar desnudos nos besamos hasta sentir él rose de nuestro cuerpo desnudo contra el otro,   poco a poco acomodó su verga en mi entrada ingresando en mi.

Al recordar eso me hace sentir cada vez más caliente.

Estaba  muy dilatada y lubricada.

Recuerdo cómo su trozo de carne ingreso en mi, mis dedos clavándose en su piel cuando lo hacía, dejando besos en su piel cuando podía junto a mordidas.

Recuerdo que había sacado su trozo de carne para molestarme dado que estaba tan caliente que solo quería sentirlo, el había colocado su mano recorriendo
mis labios de arriba a abajo y de la nada se le da para  golpear mi clítoris.

Me dolió pero me gustó, eleve mi pelvis quería sentirlo, casi rogaba, lo hacía en silencio.

Hasta que le pedí que me cogiera.

Me sonrió y me penetró sin dudarlo, burlándose de mi. Pero yo en un momento se la cobraría.

Se me escapó otro suspiro, me empezó a dar sin parar, ambos nos movimos tanto que el auto hacia un ruido tan extraño.

Me dió tan rico.

Yo estaba gozando bien.

Luego me puso boca abajo, apretó mis nalgas con fuerza y les pegó con sus manos. Puso su miembro entre medio para aprender  mis  nalgas mientras se movía de adelante hacia atrás. De golpe entró su pija en mi, de manera brusca, tanto que me  hizo gemir.

Y empezó a follarme   duramente , agarrarse de mis nalgas.

Después de un rato me arrodilló,pegando su pecho a mi espalda,y mientras agarraba mis tetas y las amasaba,me penetraba.

Sentía el calor de esa pija entrando y saliendo una y otra vez.

Y casi casi me corro pero el en toda la noche solo me provocó. Porque al estar cerca de mi orgasmo el se detuvo.

Y así estaba yo desde hace rato, con sus provocación constante con sus dedos tocando alguna parte sensible de mi piel, con su dientes mordiendo mi oreja o besando detrás de ella.

–Suficiente tengo con los besos de su hija, me dejan embobado. – se refiere sobre la droga.

El cariñoso deja un beso en mi mejilla.

–Y como me la mamas y te montas mío mejor.– susurra para nosotros.

Le di una patada y el se rió.

–Eres muy bien educado y tierno.

Le dicen al chico que me llama perra, me da duro contra la misma mesa donde comen, me levanta y me folla hasta contra la pared, educado, tan educado que me dice provecho cuando derrama su semen dentro de mi.

Muerdo mi labio cada vez más caliente, solo quería irme a la otra casa y follar a mi hombre.

Sonará perversa porque mi familia debería ser lo primero, lo es.

Hasta les di mi casa y algunos muebles con deliciosos recuerdos.

Pero los dedos de mi el dentro mío me hace imaginar en como se vería el y yo rebotando sobre la cama, desnudos o solo con mi remera.

   Sus dedos estaban siendo más rápidos en los lados exactos, ya ni escuchaba la conversación, podía jurar que mi vista se me hacía borrosa, el deseo que siento ahora mismo hace que mierda el labio hasta sentir la sangre arder.

Estaba por correrme, aquí y ahora. Si no fuera porque mi mano tocó la suya como implorando que pare. 

Y no quería pero sería raro venirme enfrente a mis padres.  

Mi madre me miró y me preguntó si estaba bien.

–¿Por qué?

–Te vez sonrojada y sudada, no tendrás fiebre? Se está por venir una tormenta, se los dije y vienes con falda, así que terminas enfermando, debes escuchar cuando te lo digo porque mis huesos lo presienten. – dice mientras se sirve más de comer, me muevo incómoda por la lubricación de mi vagina.

–Lo se, iré al baño a mojarme el rostro.

Antes de que digan algo yo me retiro, abro la puerta y cierro con fuerza la puerta.

Me pongo detrás de ella y suelto un pequeño grito. 

Estoy muy hormonal. Fui al espejo y toque mis mejillas, eleve mis brazos para sacarme el vestido y quedar solo en falda. Toque mis pechos, con confianza, explore de ellos y jugué un poco, al pellizcar  solté una exclamación  de placer.

Mis ojos se veían dilatados, seguí bajando hasta tocar mi vientre, recordé su dedos ágiles bajando por toda mi piel, no se me hizo difícil recordarlo, baje aún más hasta llegar a esa parte que pedía ser tocada.

Deslizó un dedo dentro, y jadeo al ingreso otro por mera satisfacción.  Muevo mis dedos de manera lenta, sintiendo como se deslizan dentro.

Inspiro un gemido de satisfacción.  Empecé a estimular mi cuerpo, cada vez más rápido y como pasión. Sentí esa presión en el  vientre, aplicó toques más duros y rápidos dentro mío, dejándome llevar por ellos, tanto que con la otra mano me siento del espejo para no caerme cuando siento que llegó al punto exacto, llegando al climax, sigo frotándolo prolongado un poco más de esa deliciosa sensación. 

Abro los ojos que en algún momento cerré y me veo, ese brillo estaba, observo cómo pruebo de mi misma, mi sabor era raro, no sé explicarlo.

Tomo el jabón y me lavo las manos y el rostro.

Espero que se me baje la exaltación que sentía por estar tan caliente y al estar lista voy con mi familia, aparentando el hombro de mi hombre a pasar a su lado.

Al vernos, entendió mi mirada y asintió, besando mis labios.

–Rico.

–¿Disculpa?– pregunta papá.

–Sin vergüenza le diré que su hija besa rico. – todos quedamos callados y yo suelto una carcajada al ver la cara de mi padre con los ojos saltados para afuera, luego asiente satisfecho.

–Una buena elección de yerno, mi negra.

Sonreí, eso era algo que ya sabía.


Relatos Sexuales. Where stories live. Discover now