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Melody

Mis Daddys y yo estamos preparando nuestras maletas para nuestras pequeñas vacaciones con nuestros amigos. La idea de salir, ver cosas nuevas y que mis Daddys estarán conmigo es súper maravillosa para mí. Sé que con este viaje nos ayudara a acercarnos mucho. Podre ver su huerto donde crecen las mejores uvas para sus vinos y sé que es algo muy apreciado para ellos, es la fuente de su poder.

—Daddy ¿Que más me puedo llevar?— Miro mi ropa tirada en la cama, no sabía que llevarme.

—Es mejor que empaques ropa fresca, donde iremos hace algo de calor y hay mucho sol— Daddy Axel besa mi cuello mirando toda mi ropa.

—Umm— Decido mis conjuntos para aquellos días, ropa casual, deportiva, pijamas, trajes de baño y ropa interior.

—Buena elección bebé— Pasa sus manos en mi abdomen plano y descubierto.

Después de la ducha que los tres tomamos juntos, me coloque una pijama de dos piezas, la blusa es muy corta y deja al descubierto mi abdomen. Daddy solo tiene un pantalón chándal al igual que mi otro Daddy. Alen se encuentra en su despacho para dejar todo en orden en las empresas mientras nosotros nos encargamos de organizar todo en las maletas.

—Ven aquí nena— Daddy me acuesta boca abajo de la cama.

Sube mi blusa para dejar mi espalda a la vista, este le deja pequeños besos en cada lado sacándome suspiros y jadeos. Sus manos están bien sujetas a mi cintura, apretándolas un poco cada vez que me removía por sus besos húmedos. Mi trasero se roza con la semi despierta polla de mi Daddy, trataba de tener más contacto con él por mis movimientos.

Los necesitaba, necesitaba a mis Daddys como hace unos días, entre mis piernas, así como aquella noche. Desde esa noche me volví pervertida, deseosa de tener sus manos de vuelta en mi cuerpo, sus besos salvajes, sus respiraciones cerca de mi oído y escuchar sus gruñidos lujuriosos.

—¿Estas deseosa? ¿Quiere que tu Daddy te toque?— Me susurra al oído.

—Si Daddy— Mi corazón palpita fuerte, quiero que me toque, pero no sé cómo decirlo o demostrarlo.

—Vamos nena, dile a tu Daddy como quieres que te toque— Sus manos van a la pretina de mi short de pijama y lo baja dejándome solo en bragas.

—Yo... Yo quiero...—

—Vamos amor, Daddy no puede hacer nada si tu no lo dices— Termina de quitar mi pequeña blusa.

—Quiero que me toque, así como aquella noche— Mi voz sonó débil, pero sé que él me escucho.

—¿Aquella noche? No sé de qué noche hablas cariño—

Hago puchero —Daddy, tu sabes de que noche hablo—

—No lo sé, recuérdaselo a Daddy—

—Esa noche... La noche que me tocaron ahí abajo, me besaron y me hicieron suya— Muerdo mi labio.

—Aah esa noche, umm esa noche fue magnífica ¿Cierto, linda?— Asiento con la cabeza —Entonces a mi Baby le gustaría que su Daddy la toque como esa vez... Daddy tiene muchas ganas de hacerte lo mismo—

Gimo —Si Daddy, por favor hazlo—

Me voltea quedando frente a frente, con su mano rompe mi braga de osito —¡Daddy! Eran mis favoritas— Hago puchero triste por la pérdida de una de mis bragas de dormir.

—Podemos comprar otras— Tira el pedazo de tela fuera de la cama. Abre mis piernas y se coloca entre ellas —Que vista tan deliciosa, me encanta—

Mis Dos DaddysWhere stories live. Discover now