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Atardecía junto al mar. Los rayos del sol se reflejaban en el agua y el choque de las olas era suave, la brisa mecía los cabellos rizados de Jungkook y su camisa abierta le hacía cosquillas en su torso descubierto.

Marcó una última vez el número de Sana, le había hecho tres llamadas y la esperanza a que contestara era nula.

-¿Hola? -la voz al otro lado de la línea sonaba tensa.

¿Qué hacia Kai con el teléfono de Sana?

-¿Puedo hablar con Sana? Por favor.- pidió Jungkook.

-Lo siento Jungkook. -la voz al otro lado sonaba odiosa. -Sana no se encuentra en este momento.

-¿Le... le podrías decir que me llame? -Agarró un puño de arena y lo lanzó. Había estado toda la tarde sentado en la playa tirando puños de arena viendo la puesta de sol.

¿De qué le servía estar allí sin Sana? No tenía noticias de ella y no sabía cuándo regresaría, estaba considerando regresar a su hogar y pasar las vacaciones con su familia. Pero claro que también entendía que Sana no estaba en posición para estar allí con él cuando su madre estaba en el hospital.

-No hace falta. Regresamos está noche. -un suspiro se escuchó. Jungkook sonrió apenas, feliz. ¿Verdad?

-Eso es bueno. —murmuró. Kai ya había cortado la llamada, Jungkook emitió un grito de cólera, ese chico era un estúpido idiota.

Dentro de todo el silencio se escuchó el escape de una moto. De seguro era el idiota de Jimin.

El rizado cerró los ojos y se acostó en la arena, los dedos de sus pies descalzos estaban llenos de arena y le producía cosquillas. ¡Dios! Debería estar feliz, Sana regresaba. Pero... ¿por qué se sentía como una carga? Pensaba en lidiar con ella y lo aburrido que a veces resultaba, pero le agradaba al mismo tiempo. Estaba acostumbrado.

Su mente era un completo caos. Tanto que pensar. Tanto por decir y al final no llegaba a nada. Sólo quería tomarse unas verdaderas vacaciones lejos de todo lo que conocía, muy pero muy lejos donde nadie lo conociera. Sólo él y la soledad.

-Catherine Elizabeth. -la voz de Jimin se hizo escuchar rompiendo el silencio de las olas. Jungkook abrió los ojos y lo vio parado al lado suyo.

-David Bowie. -el rizado volvió a cerrar los ojos.

-¿Por qué el apodo? -quiso saber Jimin.

-Pregúntale a tu peinado. -contestó. La suave risa de Jimin hizo que abriera los ojos.

-Me halaga señorita Pierson.

Jungkook rodó los ojos con diversión y se sentó para jugar con la arena.

-Jaemin. -dijo viendo al frente. La puesta de sol, justo en su punto. -Me gusta tu nombre.

-Para ti soy Jimin. -el ojiazul se sentó a la par de Jungkook, le dio una mirada fugaz y una sonrisa ladina apareció en su fino rostro.

-Es una lástima. No me gusta Jimin.- quería probar que tan verdaderas eran las palabras de Sooyeon.

-Jimin es a quien todos conocen. Y Jaemin es alguien libre y no todos lo pueden ver - Sonaba intenso. Volvió la cabeza hacia Jungkook y su mirada recorrió su torso desnudo. -Aún me sigo preguntando qué fue lo que Sana vio en ti. No eres atractivo.

-Bueno. -Jungkook sonrió.- A tu amigo le gusto. Y también a Sana.

-A Nam le gusta todo lo que se mueve. No te creas tan importante. Y a Sana le gustan los idiotas.

-Tú tampoco eres tan atractivo. -Jungkook lo evaluó ignorando las palabras del castaño. -Para nada guapo.

-No sabe lo que dice señorita Catherine. Todo el mundo está detrás de mi.

Colapso - JikookWhere stories live. Discover now