XIV

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Lyra Stone.

Lyra Stone

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Londres.

Lyra Stone.

Desde que era una niña siempre pensé que mi vida iba a ser color rosa, que todo el mundo me amaría tanto como yo amaba.

Pero con el tiempo me di cuenta que el amor que yo emanaba era muy hermoso para un mundo tan cruel.

Siempre pensé que mis padres tendrían una razón por la cual trataban mejor a mis hermanos, nunca me quise dar cuenta de que no me querían.

Con el tiempo y los malos tratos, lo fui entendiendo de a poco.

Cuando conocí a Christopher pensé que él sería mi alma gemela, el amor de mi vida.
Lamentablemente era demasiado ingenua para ver la realidad.

Lo acepté tal y como era, él nunca trató de cambiar y yo lo amaba así, amaba eso de él, lo perfecto y guapo que era.

Sabía su pasado, sabía de sus problemas y siempre estuve allí, viviendo en una mentira.

Cuando Rachel llegó a Londres lo tomé bien, era una de mis mejores amigas a la cual quería demasiado.

Después de varias señales, y de varias sospechas lo supe, me habían traicionado ambos.

Su traición me destrozó, pero el hecho de que mi familia no estuviera allí para mí, me destrozó aún más.

Recuerdo haber bajado de ese helicóptero, y ver a mi padre esperando ansioso, pero no por mi, por ella, por Rachel.

Lo único que hice fue correr mientras gritaban mi nombre, pero no me detuve ni siquiera para mirar atrás.

Después me enteré que había una cena e iban a celebrar con Rachel sobre su rescate, llegué allí, lo ví junto a ella y terminé de romperme.

López siempre me había llamado muñeca de cristal, y en ese momento entendí el por qué me llamaba así. Yo era muy fácil de romper.

En ese instante me monte a mi auto y conduje por la calles de Londres, lloraba a mares cuando me di cuenta que me venían siguiendo.

Llame y llame a muchas personas, las cuales ignoraron mis llamadas, estaba aterrada.

Cuando pensé que los había perdido, chocaron mi auto por un lado haciendo que mi auto rodara por el barranco, lloré, grité pero nadie me escuchó, nadie estaba allí.

Actúe rápido, salí del auto con heridas pero salí, y lo único que se me ocurrió fue prenderle fuego y salir corriendo.

Estaba cansada de la vida que cargaba y de las responsabilidades que estaban sobre mí, tenía suficiente dinero para irme.

Cuando pensé que escapar sería fácil porque nadie lo había presenciado un montón de paparazzis llegaron, haciendo que huyera por el bosque.

No podía irme en un avión, pues la noticia de mi supuesta muerte estaba en todas las noticias, así que elegí caminar hasta un pequeño pueblo, allí estuve por días, hasta que elegí irme.

Fénix✓.           Christopher Morgan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora