Capítulo 16

68 8 0
                                    

Érase una vez en un samsara, una joven princesa con ojos siempre verdes que montaba en su carruaje repleto de flores con sus sirvientes a todos lados que la rodeaban como palomas, animados por el espíritu festivo; era su cumpleaños, y todas las personas bajo su reinado celebraba tan trascendental ocasión. En la actualidad, la Reina Menor Kusanali viaja en una embarcación privada por la Cuenca Yazadaha hacia Puerto Ormos, en su camino hacia la Aldea Aaru, con su séquito e invitados a cuestas, para su llegada oficial y participación en el Festival de la Gracia.

Se siente como un sueño, la Arconte Dendro visitaba por fin el desierto por primera vez en siglos para derramar su bendición entre las áridas tierras de las arenas escarlatas. Tras una era de letargo sin sueños, la superposición entre los sueños y la realidad se siente como espejismos, efímeros productos de la imaginación; uno pensaría que, con todo el tiempo que ha pasado en el desierto, Cyno discerniría a fondo la realidad de los fenómenos ópticos superficiales.

Pero la magnificencia de las estrellas fue cegadora anoche.

Ni siquiera la ausencia del sol empañó la sonrisa en el rostro de su invitada, en todo caso, Nilou exprimió la luz de las estrellas y la reunió toda en sus ojos cerúleos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ni siquiera la ausencia del sol empañó la sonrisa en el rostro de su invitada, en todo caso, Nilou exprimió la luz de las estrellas y la reunió toda en sus ojos cerúleos. Y qué espectáculo tenían mientras yacía de espaldas, la preciada alfombra acolchada entre él y las arenas, y una conversación que Nilou nunca pensó que compartiría con el General Mahamatra sonando de fondo. Y, sin embargo, la distinción entre Cyno y su posición se difuminaba y borraba con facilidad, una mera línea en la arena que se llevaban los vientos cuando cada día transcurrido los ponía por fin bajo la luz de las estrellas.

Sus manos ondeaban en el aire, navegando por la única constelación que conocía como la palma de su mano, con un chiste gestándose en la punta de la lengua, como de costumbre, "A la altura del pulgar por debajo de la luna creciente, inclínala un poco hacia la izquierda y señala el hocico del lobo hacia el cielo, traza alrededor de su cabeza, como si le estuvieras dando una palmadita, y acaricia su hombro".

"¿Una constelación de lobos?", Nilou parpadeó hacia la forma que se formaba en el cielo.

"Esa es Lupus Aureus, considero este cúmulo de estrellas en particular muy parecido a Sirio... ¿entiendes? Porque, la estrella en su hocico, se llama Sirio", Cyno observó su reacción, esperando que al menos...

Nilou resopló; los rubíes en los ojos del general brillaron, "Ah, ¿Es por eso que te gusta tanto? ¿Por qué también eres Sirius en tu trabajo, General con casco de chacal ?

"Oh, lo entiendes perfectamente, podría aullar de la risa", la sonrisa en su rostro era innegable. Tales alegrías simples no importaban bajo el gran esquema de los cuerpos celestes sobre ellos, pero si lo miraba de otra manera, la minuciosidad de estos momentos son los que pintan la grandeza de la vida poco a poco, por supuesto, compartirlos con otros multiplica su efecto, "Nos llevamos bastante bien".

"Si tienes más chistes, que estoy segura de que las tienes, puedes encontrarme en el Gran Bazar cuando tus deberes te den un poco de clemencia", la chica de ojos azules solo estaba pensando en voz alta, pero la idea de que él la viera en sus días libres... de repente sintió más caliente su rostro, "Hey, Cyno...mencionaste que vas al Gran Bazar cuando tienes tiempo".

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 29 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La Bendición de la Lluvia [Cylou]Where stories live. Discover now