4° Charla de chicas.

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Montse.

Era increíble ¿De qué maldita manera las cosas habían terminado así? Tomé un largo trago de mi shop de cerveza y miré a la chica sentada frente a mí.

― ¿No piensas beber? Estamos aquí para conocernos mejor ¿no? ―le dije tratando de sonar lo menos borde posible y fallando, ella me miró con sus bonitos ojos verdes de cachorrito. Maldita ¿Por qué tenía que ser tan linda?

―No creo que sea una buena idea, nunca he sido demasiado tolerante con el alcohol.

Y yo nunca he sido demasiado tolerante con las chicas que quieren meterse en los pantalones de mi hombre pero heme aquí.

―Es de mala educación rechazar un regalo y esta ronda la he pagado yo ―contesté volviendo a beber un trago largo, ya solo me quedaba la mitad.

―No creo que debas presionarla, Montse... ―trató de intervenir mi entrometido vecino, Boris, todavía no entendía que hacía aquí, no necesitaba ningún guardaespaldas.

La rubia piernas largas ignoró ese comentario del actor, que nadie pidió, y comenzó a beber; por alguna razón relacionada con el morbo me sentí satisfecha conmigo misma. Quizás sí que era una perra mala, como había dicho Des cuando me pidió que la acompañara a su "reunión" ... hablando de esa loca ¿Dónde se había metido?

―Ya bebí ¿feliz? ―dijo la ex... o actual de Teo, ya ni siquiera sabía que eran esos dos, como si tuviese alguna razón para estar cabreada.

No la tenía, en cambio yo sí que tenía razones para estarlo, muchas e innumerables razones para estar enojada con el mundo entero, oh, pero en especial con ella. Estaba convencida en un 99.9% que "Julie", o como se llamara, era la culpable de que Teo me dejara, eso no debería importarme ya, pero habían pasado semanas y no había podido dejar de darle vueltas al maldito asunto, habían pasado un montón de cosas locas en mi vida y pese a ello no podía sacar a gatito de mi mente.

―Ni un poco ―mascullé.

Había sido llevada a casa de mis padres una semana antes del cumpleaños de Teo y lo peor es que fue completamente engañada, tenía que reconocer que tenía algo de culpa en el asunto, yo sola me había buscado la treta por miedo a hablar con mi papá por teléfono, mientras tanto Des, Nash y Jessy habían confabulado en mi contra para hacerme creer que papá y Jess iban a casarse. No era así, pero con lo de mi visita y las emociones revueltas comenzaron a entusiasmarse con la idea y ahora se iban a casar para finales de octubre de este año, también se habían entusiasmado con la idea de que me fuera a vivir más cerca de ellos, Valparaíso quizás, si no me iba con cuidado podrían terminar convenciéndome; finalmente los disuadí de esa idea diciéndoles que ya era hora de que tuvieran un hermanito varón para nosotras... plan con el que también se entusiasmaron.

― ¿Has visto a Teo? ―pregunté sin rodeos y volviendo al presente.

―Sí. Ayer estuve un rato con él, su mamá llegó para su cumpleaños por lo que no hemos podido pasar mucho tiempo juntos.

Si tuviera un dentista me regañaría por rechinar mis dientes, pero todavía no pedía cita con ese tipo de especialista, suficiente tenía con mi cardiólogo y el ginecólogo.

―Tráeme otro ―le pedí a Boris, todavía no entendía lo que hacía aquí, por lo menos él no estaba bebiendo, eso no aseguraba mucho pero esperaba que esta vez tuviera la decencia de disuadirme para evitar que me mandara alguna cagada.

―No creo que sea buena idea que sigas bebiendo ―suspiró y pasó una mano por su rostro cansado.

―Y yo no sabía que ahora también eras mi madre. Tráeme otro trago, por favor, mami ―agite las pestañas en su dirección, él con una rotación de ojos y un gruñido término accediendo, dejando a mi nueva mejor enemiga y a mí solas en la mesa.

MALA CHICA BUENAWhere stories live. Discover now