27° ¿Asesina o Masoquista?... Ambas.

4.3K 235 61
                                    

— ¿Quieres morir? —pregunte cuando finalmente soltó mi boca; odiaba los besos de Seba, los antiguos, los que me daba cuando estaba drogado y enfermizo... lo que fue durante todo nuestro primer año de relación y parte del segundo.

—De vez en cuando, como cualquier ser humano promedio —contestó mientras se limpiaba la comisura del labio y reía sínicamente.

Oh, sí. A veces realmente me gustaba olvidar que Seba no era el dulce niño bueno que había creído cuando nos conocimos, en realidad tenía un lado bastante malo, un lado que conocía bien... muy bien.

—Lo pondré desde una nueva perspectiva entonces: ¿Quieres que te mate ahora mismo?

—No particularmente —seguía con esa sonrisa tonta en el rostro, una sonrisa que me daba ganas de borrar de un buen trompazo.

—Entonces no vuelvas a hacer algo como eso, si eres mi amigo no te aproveches de estos momentos de confusión —que lo hiciera me hacía sentir casi violada, aunque tenía razón en parte, había venido en busca de una confirmación y ese beso, sinceramente, lo fue.

—No deberías detenerte de golpearme tantas veces como quieras, si lo miras fríamente, me lo debes, sobre todo por el asunto de las infidelidades y del mal sexo por todo eso de mi romance con la coca.

Cuando nos dimos esa segunda oportunidad, el año pasado, había compensado un poco la parte del mal sexo, pero no había habido nada de química entre nosotros. Solo una manera de tratar de arreglar las cosas que habíamos estado haciendo mal el uno por el otro.

—Yo no fui un angelito precisamente, aunque nunca podré entender lo de tu ex amorío con la coca. Pero ya no me enojo, por algún extraño motivo es casi como si lo entendiera, después de todo, me pongo en tu lugar y entiendo que todo esto sea un poco difícil para ti...

— ¿Un poco? ¿Hablas de lo que me hizo tu excéntrica y diabólica hermana?

—Bueno... sí, hablo de eso —contesté un poco incomoda, entendía que muchas personas pensaran así de mi hermana... Seba y Dori entre ellos, no la justificaba pero ahora creía entenderla un poco mejor. Ella solo había estado tratando de complacer a una mala persona, una persona que la manipulaba de todas las maneras posibles.

Si había un culpable por el suicidio de Rosana ese era él, esa mala persona, la misma que me había tocado mientras era una niña, también lo había estado haciendo con mi hermana, pero con ella fue más lejos... y de algún modo logró hacerla creer que lo amaba.

— ¿Es necesario que te explique porque razón te prefiero a ti? —sus ojos verde esmeralda tenía un brillo de diversión que no me pareció para nada divertido—. Pese a todo el daño que nos hicimos decidiste no abandonarme. Rosana, no se interesó en mi persona, ni una sola vez... como si no me diera cuenta de que lo único que hacía conmigo era manipularme a su antojo. No soy tan tonto como ella creía ¿sabes?

—No eres para nada tonto, si quieres que te sea sincera. Sin tu ayuda posiblemente no hubiese pasado química ni biología ni ninguna de esas mierdas, ya sabes que soy el genio para Lengua, Mates, Inglés, Historia y creo que eso es todo, aunque me gusta pelear y tengo buena condición física era un asco para Gimnasia, odio correr y hacer deportes; en Artes Visuales solo dibujaba gente palito —esa gente a la que todos recurrimos en cierta etapa de nuestras vidas, unos lo hacen antes, otros lo hacen después y los más desafortunados se conforman con depender de ellos toda la vida; y bien, sabía que no hablaba del área académica, pero era el mejor tipo de consuelo que iba a recibir por mi parte.

— ¿Ves? Ahí está la diferencia, tú nunca me subestimaste —suspiró falsamente antes de soltar la risa que estaba conteniendo, mi apoyo moral sí que es efectivo—. Dicen que siempre hay un gemelo malo, y disculpa si estoy hablando mal de alguien que no puede defenderse más, pero creo que tú eres la buena de las dos... que nadie se atreva a decirte lo contrario, Montse.

MALA CHICA BUENAWhere stories live. Discover now