20° Comenzar desde cero.

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Teo.

―Esto no es lo que parece... ―le dijo― y antes de que empieces a regañarme o cualquier cosa que esté pasando por tu mentecita tienes que saber que sé lo que estoy haciendo.

Escuchar detrás de las puertas no era educado, pero entre saber y no saber siempre era mejor la segunda opción.

― ¿Y qué es eso? ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? No puedo entenderte, Montse, lo hablamos hace menos de una semana. Realmente debes tener problemas de memoria si olvidas todo lo que te ha hecho.

―No hables como si fuera el cáncer en el mundo, es solo un tipo que se ha equivocado en reiterativas oportunidades con la misma persona y da la casualidad de que esa persona soy yo.

Eso no sonaba del todo alentador para mí, no era como si me importara, iba a ser lo que fuese necesario para conseguir que ella me perdonara ¿Por qué el cambio tan drástico en tan poco tiempo? Porque estaba cansado de ser ese tipo sínico que anteponía el bien de los demás sacrificando su felicidad, yo no era ni iba a ser bueno nunca, aunque lo intentara. Era un hijo de puta egoísta, punto.

―No quiero que hagas esto... ―insistió Seba―. No quiero volver a verte como el otro día.

―Es precisamente por eso que voy a ir con él ahora, lo que no significa que vayamos a volver, solo que tengo curiosidad por saber qué es lo que puede querer después de lo claro que me ha dejado que lo nuestro se terminó. Quizás solo quiera explicarme por qué, es algo que me muero por saber.

―Eso no era lo que parecía que estuviesen haciendo cuando llegué.

―Lo único que debes saber es que no tengo pensado volver a pasar por lo mismo, Seba. No voy a dejar que me rompa el corazón otra vez.

Bueno, eso sí que era poco alentador. Caminé lejos de la puerta para que ratoncita no fuera a encontrarme ahí cuando saliera, la esperaría para que juntos encontráramos un taxi... si es que aun quería pasar el día conmigo.

¿Qué no tiene pensado volver a pasar por lo mismo? Mentiría si dijera que eso no era algo inteligente para decir, aún más si realmente lo hacía... entonces ¿Por qué me molestaba tanto? Quizás porque en este momento lo que menos quería era que actuara de manera lógica e inteligente, debería saberlo mejor, ella no era de la clase que cumplía con las expectativas de nadie.

― ¿Todavía quieres acompañarme? ―preguntó con inseguridad cuando llegó a mi lado, no había tenido que esperarla tanto como pensé.

―No lo sé ¿Todavía quieres que te acompañe?

Ella asintió y comenzamos a caminar hacia a la calle principal en busca de un taxi, ahí sería mucho más fácil conseguir uno que en frente del edificio y, de todas maneras, aunque detuviéramos uno en esa calle luego tendría que darle la vuelta a la manzana para ir en dirección a la clínica.

El silencio entre nosotros no era incomodo pero sí parecía algo tenso y ¿Cómo no estarlo? Aunque quisiera actuar como alguien indiferente, una persona que podía pasar por alto la reciente situación no podía. Estaba celoso, estaba enfadado, quería volver ahí e intimidar a Seba para que no volviera a hablar con Montse... pero él era su amigo ―esperaba que nada más―, si por mi culpa se alejaba de ella solo perdería puntos.

El portarme como un chico malo no había funcionado como lo había planeado, no importaba cuantas drogas y alcohol le metiera a mi sistema, cuantos golpes diera o recibiera, ni cuantas chicas guapas se lanzarán sobre mí, seguía sin poder sacarla de mi cabeza. Nada de lo que había intentado funcionó... aunque no es como si lo hubiese intentado demasiado.

Era como si me estuviese ahogando, las olas y la corriente arrojaban mi cuerpo en distintas direcciones, pero lo único que quería era sumergirme en las profundidades, ahogarme de la mano de esa encantadora sirena que sería mi perdición... y aun así la deseaba condenadamente tanto, más a que a la vida, más que cualquier otra cosa.

MALA CHICA BUENAWhere stories live. Discover now