16° Pandemia de desamor.

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Tamara.

Abrazada a la cintura de Teo vi como las calles y otros autos iban siendo rebasados por nosotros en la moto de mi hermano, un clásico modelo de Harley Davidson. Había dicho que iría lento, entonces ¿Por qué aceleraba como si estuviésemos siendo perseguidos por la mismísima muerte?

Estaría siendo idiota si tratara de fingir que no lo sabía, pero prefería ser una idiota, solo por este pequeño momento en el que tenía mi cuerpo pegado al suyo, en el que lo tenía tan cerca como siempre quise, solo por el tiempo en el que durara nuestro paseo convencería a mi mente que a él no le importaba su ex novia, que tenía su corazón tan vacío como siempre, que era el mismo idiota mujeriego que pensaba que el compromiso era solo otra enfermedad venera de la que se protegía si utilizaba condón.

Hizo un brusco movimiento al virar en la siguiente esquina y me aferré con aun más fuerza, pegándome a su cuerpo como un molde a la galleta. Suspiré profundamente, presionando mis pechos contra su espalda ¿Él siquiera lo notaría? ¿Se habría dado cuenta de la cantidad de cambios que había experimentado mi cuerpo desde la última vez que estuvimos juntos? Eso había sido hace años ¿Se acordaba de eso? ¿De las pocas veces que nos enrollamos antes de que mi hermano muriera? En esa época había llegado a pensar que, quizás, me estaba convirtiendo en una persona especial para él ¿Había sido demasiado infantil al creer eso? Diablos... quería decir que sí...

Teo posiblemente no tenía una maldita idea de la razón por la que lo odiaba tanto, porque siempre estaba haciendo cosas en su contra, de alguna manera utilizando mi posición en el periódico de la universidad y otras maneras poco honestas. Él era tan condenadamente estúpido.

Avanzamos unas cuantas calles más antes de llegar a la clínica que manejaba el papá de Teo, había sido un paseo de veinte minutos, eso no había sido tiempo suficiente ni de cerca.

― ¿Vas a quedarte a ver como hago un mini-concierto con los niños o prefieres que te vaya a dejar de vuelta a la universidad?

Podía notar el anhelo en su voz, como si quisiera volver a la U por algo más que ir a dejarme pero en realidad tuviese miedo de hacerlo sin una razón, eso es lo que era para él, una excusa. Así que aunque quería pasar pegada a su espalda por veinte minutos más preferí el concierto, además, hace mucho que no lo oía cantar o tocar la guitarra.

―No trajiste guitarra ―señalé cuando bajé y comencé a quitarme el casco.

―Pase por aquí en la mañana y le dejé en mi casillero junto con mi uniforme recién lavado ―sonrió con satisfacción.

Mi corazón se aceleró al ver esa sonrisa, él era tan odiosamente guapo, otra razón para detestarlo.

― ¿Lo lavaste tú?

―Básicamente fue la lavadora automática.

Su cara meditabunda también era demasiado atractiva para mi salud, me dolía el corazón de solo estar cerca de él. Un flash de la cara de Seba pasó por mi cabeza, también podía ser tan hermoso que me dolían los ojos, incluso con esa carita de anhelo con la que veía a Montse solo cuando estaba seguro de que ella no lo veía a él. Nos parecíamos mucho en ese sentido, quizás por eso nos llevábamos tan bien.

―Me quedaré un rato para escucharte tocar, tengo cosas que hacer por aquí así que luego volveré sola a la universidad.

― ¿De verdad no quieres que te lleve de vuelta?

―Nop, además ya estás aquí, solo sería una vuelta innecesaria.

―No me cuesta nada y mi turno, oficialmente, empieza en un buen rato más.

―Como te dije, luego tengo cosas que hacer por aquí cerca, así que en serio, gracias, pero no.

―Ok ―se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la entrada de la clínica―. Voy a ir a cambiarme de ropa y buscar mi guitarra, quédate cerca de la recepción y pasaré a buscarte.

MALA CHICA BUENATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang