El enigma de Derek [P#2]

C A P Í T U L O 2

Busqué entre los lomos de los libros el título que sugirió mi profesor de Administración de empresas editorial para realizar su trabajo. Aunque al instante suspiré con desánimo cuando mi mirada se desvió por sí sola hacia la sección de novelas de la biblioteca.

No era lo mismo estar en aquel lugar tranquilo y lleno de silencio buscando un libro de tu agrado para disfrutar una lectura que tener que buscar un libro de texto para la universidad.

Era capaz de leerme un libro de trescientas páginas en dos días con el mayor de los entusiasmos, pero me costaba leer un PDF de trece páginas con apuntes de la materia.

Había quedado en la quinta página y ya ni siquiera recordaba sobre qué habían hablado las anteriores.

Pasé al siguiente estante de libros y comencé la búsqueda de nuevo mientras observa la hora en mi reloj de muñeca. Esa mañana no tenía clases porque mi horario comenzaba en la tarde. Pero quería aprovechar para buscar en la universidad los textos que sugerían. Dudaba que en otro lugar pudiese conseguirlos.

Mientras caminaba por los pasillos, no pude evitar mirar a los estudiantes que estaban en la mesa fingiendo estudiar cuando en realidad estaban hablando en voz baja y riendo entre ellos o a las parejas que iban a la biblioteca solo para tener privacidad para las cosas sucias que hacían.

Ver cosas así me hacía preguntarme cómo hacían las personas para vivir con tanta libertad. Yo me sentía encadenado la mayor parte del tiempo, apresado por todas aquellas cosas de las que intenté convencerme toda la vida para no sentirme mal conmigo mismo.

El problema era que no sabía cómo salir de allí. Sabía que tenía que planear cada paso que daba porque era un desastre y el caos estaba escrito en todo lo que intentaba hacer sin planificación.

Todo lo que no planificaba, a largo plazo terminaba convirtiéndose en un error en mi vida, y eso era lo que quería evitar.

Era un experto en tomar malas decisiones, pero vivir tan ajustado me hacía preguntarme por todas aquellas cosas que me perdía por miedo a equivocarme.

Volví a mirar la estantería y retomé la búsqueda decidiendo que no dedicaría más pensamientos a mi forma de ser.

Solo quería vivir una vida sin arrepentimientos y pensaba que tener todo bajo control no estaba de más en un mundo que vivía en descontrol.

Habían pasado dos semanas de la mudanza y me sentía tan nuevo como el primer día. Mi vida se había convertido en una rutina terrorífica de la cual ya quería huir.

Odiaba llegar cada día a la universidad y salir de allí como si nunca hubiese ido, sin ninguna experiencia que contar o alguna anécdota para guardar en mi memoria con el objetivo de reírme de ella en el futuro.

Entraba a los salones de clases en los que ni siquiera mi nombre recordaban, porque solo era el chico que se sentaba en la parte trasera cabizbajo y tomaba nota de todo lo que impartían los profesores.