C A P Í T U L O 9

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Una puerta se estrelló contra la pared y un Michael muy emocionado bajó las escaleras mientras se peinaba. Parecía recién bañado y arreglado, vistiendo unos pantalones negros, una camiseta azul y una chaqueta de cuero.

Cuando se detuvo al pie de las escaleras para comprobar que tuviese su teléfono y llaves en los bolsillos, una enorme cantidad de perfume llegó a nuestras narices de inmediato.

Addison alzó la cabeza de inmediato y observó a nuestro hermano que le sonreía al teléfono.

—Hueles a burdel —se burló.

Michael de inmediato subió la cabeza, sabiendo que se refiera a él, y la miró con aburrimiento.

—¿Los perfumes estaban en oferta que lo estás usando todo? —continuó Andrew.

Michael esta vez arrugó su frente, guardó su teléfono en el bolsillo trasero y alzó el cuello de su chaqueta para olfatear el aroma impregnado. Bajó la prenda y nos observó a todos con inseguridad.

—¿En serio huele demasiado?

Me detuve en mi lugar y observé a mi hermano, sin saber qué pensar. Esa actitud era demasiado inusual en una persona como él. Su mirada llena de inseguridad me generó una serie de cuestionamientos entre los que encabezaba la razón por la que le preocupaba la cantidad de perfume que llevaba puesto.

—Bueno, sí se siente a lo lejos —intervine—, pero tampoco es desagradable.

Addison me miró con desagradado.

—Arruinaste la diversión.

Michael bufó y la tensión que se apoderó de su cuerpo se desvaneció cuando comprendió que los chicos estuvieron bromeando todo el rato.

—Déjenme decirles, chicos —Michael señaló a cada uno—, que todos ustedes tienen una asquerosa personalidad. No les soporto.

Sonreí.

—Michael, seamos sinceros: quien tiene la personalidad más repulsiva eres tú —se me adelantó Addison.

—¿Qué crees, que nosotros te soportamos? —inquirió Andrew con burla.

—Convivimos con alguien como tú solo porque no tenemos más opción —agregué con diversión.

La sonrisa en su rostro se ensanchó.

—¿Ven? Parecen víboras con esas lenguas tan venenosas que tienen. —Sus manos se apoyaron en su cadera—. Soy su hermano mayor, deberían respetarme y admirarme.

Alisson soltó una estruendosa carcajada.

—¿Qué dices? Ni siquiera entendemos qué tienes en la cabeza la mayor parte del tiempo. —Limpió las lágrimas generadas por la risa—. Tú encabezas la lista de raritos en ésta casa y eso que existe alguien tan repugnante como Andrew.

Su mellizo alzó la mirada del teléfono para mirar con indignación a su hermana.

—¿Qué carajos, Addison? —Se enderezó en el sofá—. Pensé que este era un ataque contra Michael.

Sonrió.

—Si estamos hablando de gente asquerosa, no podía dejarte por fuera —aseveró—. Eso sería una falta de respeto.

Michael soltó una estruendosa carcajada antes de negar con su cabeza.

—En fin, quisiera seguir compartiendo palabras de amor con ustedes, pero debo salir. —Jugó con la llave de su auto—. No se maten mientras no estoy.

La sala quedó en completo silencio por unos minutos hasta que me atreví a romperlo, haciendo la pregunta cuya respuesta todos querían saber.

—¿Saldrás de nuevo? —pregunté realmente intrigado.

El enigma de Derek  [P#2]Where stories live. Discover now