C A P Í T U L O 7

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La puerta de mi habitación se abrió de golpe y una agitada Addison apareció de la nada, interrumpiendo mi hora de estudio e irrespetando mi privacidad.

En la casa de los Blut la privacidad era un término desconocido para cada uno de sus miembros. No había ser en aquella vivienda que no allanara las habitaciones ajenas sin importar lo que estuviese haciendo la persona en ese momento.

—Addison, tal vez no tenga advertencias tan llamativas pegadas en mi puerta como Michael, pero aun así debes tocar la puerta.

Cerró detrás de ella y dio un paso al frente, sin tener en consideración lo que acababa de decirle.

—Derek, necesito un favor tuyo —fue lo que respondió.

Moví mi silla giratoria hasta quedar frente a ella.

—Depende de lo que sea que quieras.

Unió sus manos y me regaló la sonrisa más angelical que tenía. El problema era que yo ya conocía al demonio que me la estaba mostrando.

—Hoy hay una obra de teatro informal y me gustaría que me acompañaras.

Fruncí mis cejas y miré hacia el libro de texto que había estado leyendo, antes de verla una vez más.

—Addison, estoy estudiando una materia que no entiendo y necesito ponerle más empeño —informé, rascándome la nuca—. No puedo perder el tiempo así.

Su cara de desilusión me hizo sentir una punzada de culpa.

—Te prometo que no será una pérdida de tiempo —insistió, con un deje de súplica en su voz—. Es que no quiero ir sola. Andrew piensa salir con unos amigos y no sé en dónde rayos está Michael.

Además de todo, era la última opción.

—Llama a Margaret —sugerí

—No le gusta el teatro.

Me enderecé en mi silla y la observé a ella con una ceja alzada.

—Ahora que lo mencionas, hasta donde tengo entendido a ti tampoco te interesan ese tipo de cosas —señalé—. ¿Por qué el repentino interés ahora?

Se encogió de hombros mientras desviaba la mirada para ocultar el pequeño sonrojo en sus mejillas.

—Quiero ir a apoyar a Alisson —murmuró—. Hace unos días intercambiamos número de teléfono y hemos estado hablando. En una de nuestras conversaciones, mencionó que participa en obras de teatro clandestinas con un grupo de amigos y me invitó a la de hoy. —Golpeó su pie contra el suelo mientras explicaba la situación, sin dirigirme la mirada ni por un momento—. Al fin siento que encontré a una amiga que no me juzgará por la manera en que visto, hablo o actúo, así que... ya sabes, quería ir un rato.

Analicé por un momento sus palabras, antes de cruzarme de brazos mientras observaba su forma tan inusual de actuar.

—Sabes que no tienes que ir para ganar su aprobación, ¿verdad?

Mordió su labio y levantó su rostro en el mismo instante en que afirmó con la cabeza.

—Lo sé, pero creo que sí algún día me atrevo a revelar que modelo en arcilla, me gustaría que se interesaran lo suficiente en mis pasatiempos como para investigar sobre ellos o estar allí para mí. ¿La amistad no se trata también de interés?

Miré fijamente a Addison sabiendo que no podría contradecir aquellas palabras. Ella tenía un punto bastante aceptable y para nada cuestionable porque tenía razón. No había nada como mostrar y recibir interés.

Bajé la mirada al suelo y solo en ese instante de reflexión caí en cuenta de una cosa. Levanté la cabeza y la miré con curiosidad.

—¿Alisson? ¿Te refieres a la hermana de Stephen? —quise saber.

El enigma de Derek  [P#2]Место, где живут истории. Откройте их для себя