Capítulo 75: Pervertido.

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aitana romero

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aitana romero

Gavi se había ido a la habitación de Ansu y de Balde con Pedri, Frenkie y Ferran, así que sus novias habían venido a la mía para terminar de prepararnos juntas. A mi ya no me faltaba nada así que me ocupé de hacerle unas ondas en el pelo a Mikky.

Me había puesto un vestido rosa corto, precioso y de tirantes. Me dejé el pelo suelto aprovechando las ondas naturales que me había dejado la trenza que me había hecho a la hora de comer para que no me molestara el pelo. Me maquillé de lo más normal y ya estuve lista.

Cuando terminamos de arreglarnos entre nosotras avisamos a los demás y los esperamos en la recepción. Casi no me caigo de culo cuando vi lo guapo que estaba mi novio; siempre lo estaba, pero parecía que aún no me acostumbraba a ello.

—Estás preciosa, mi amor —me dijo llegando a mi.

—Tú tampoco te quedas atrás —le guiñé un ojo.

—Somos una pareja de guapos —bromeó.

—La envidia de España —le seguí riéndome.

Unimos nuestros labios y nos separamos a los segundos para subirnos al uber que nos llevaría a la discoteca. En apenas una hora ya cumplía 19 años, y tampoco es que tuviera muchas ganas. Me asustaba lo rápido que pasaba todo.

Durante el viaje en coche Gavi estuvo todo el rato pendiente de mi, dándome besos y acariciándome el muslo con la mano, lo que obviamente mis hormonas no pasaron por desapercibido. Pero me aguanté solo por lo mono que me estaba pareciendo cada vez que me dejaba un beso en el pelo.

—O dejáis de intercambiar babas ya u os juro que me tiro del coche en marcha —dijo Ansu tocándose la cara con desesperación.

—Haznos el favor a todos —bromeó mi novio mirándolo mal.

—Cuando tengas novia lo entenderás —comenté yo.

—¿Ansu con novia? —se burló Balde.

—Eso —coincidió este—. Soy el terror de las nenas.

Estallamos todos en carcajadas y no tardaron en burlarse de él, lo había puesto a huevo.

Llegamos a la discoteca y lo primero que hicimos fue dirigirnos hacia la barra. Hacía un calor de los mil demonios y estaba suequísima, así que me pedí un vaso de agua antes de beberme mi primer cubata.

Con uno en la mano y otro ya en el organismo todos nos dirigimos a nuestro reservado. Quedaban exactamente diez minutos para que el reloj marcara las doce, se me pasaron volando, así que no me extrañé cuando mi móvil empezó a llenarse de notificaciones.

Sonreí al levantar la vista y encontrarme con Gavi, que supuestamente había ido al baño pero que había vuelto con un ramo de violetas en la mano.

—Feliz cumpleaños, rubita —dijo en mi oído para que le pudiera escuchar sobre todo el ruido de la noche.

𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora