Capítulo 84: Te voy a cuidar por siempre, mi niña.

3.8K 284 79
                                    

aitana romero

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

aitana romero

Gavi posicionó sus manos en la parte trasera de mis muslos y me levantó del suelo, yo enrosqué mis piernas alrededor de su cintura y nos seguimos besando hasta llegar a mi habitación.

Su manos me recorrían sin reparo y las mías rodeaban su cuello dejando leves caricias de vez en cuando.

Pero entonces, noté el olor a alcohol que emanaba de su cuerpo. Me separé un poco, y cuando lo pude ver mejor... Joder, sí que se notaba que había bebido. Cuando le había abierto la puerta no me había dado tiempo ni de mirarlo.

—Gavi, ¿qué ha pasado? —pregunté.

—¿Cómo que qué ha pasado?

—¿Por qué estás tan borracho? —insistí.

—Ah, he ido a beber unas copas con Frenkie. Pero estoy bien, solo que me han tirado la bebida encima y me he quedado oliendo así.

Me mentía. Lo sentía.

Sin embargo, continuó besándome hasta llegar a la cama. Se sentó y yo me dispuse a besar su cuello mientras me autoconvencía de que me estaba diciendo la verdad.

Nos separamos unos segundos para quitarnos la ropa, quedándonos solo con la interior, y enseguida volvimos a la misma posición de antes.

Hasta que me fijé y me di cuenta.

Hasta que el mundo se me cayó encima.

Hasta que abrí los ojos y vi la marca que tenía.

—Pablo, ¿qué cojones tienes en el cuello?

—¿Qué tengo?

—Eso es lo que te estoy preguntado —lo miré obvia—. Tienes un chupetón —hablé entrecortada.

—Ah, sí, ¿y qué?

—¿Como que "y qué"? ¿Me estás vacilando?

—¿Pero por qué te has puesto así de repente?

—Esto tiene que ser una puta broma. Sabes perfectamente que eso no te lo he hecho yo.

—Claro que sí, ¿no me estabas besando ahora mismo?

—Sí, besándote, no succionándote la piel.

—Es lo mismo. Me lo habrás hecho en Sevilla.

—En Sevilla no hicimos nada, Pablo –pausé, porque en ese mismo instante me sentía como una estúpida— ¿Qué has hecho?

Entonces creo que desistió, porque soltó un suspiró y apoyó los codos en sus rodillas, llevándose las manos a la frente.

—¿Te crees que eres la única que puede mentir?

—¿De qué hablas?

—¿Cuántas veces te has follado a Garnacho desde que llevamos juntos?

Intenté no abrir la boca por la sorpresa.

𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎; pablo gavi.Where stories live. Discover now