Capítulo 96: ¿Qué oferta?

2.5K 229 28
                                    

aitana romero

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

aitana romero

Mayo 2026

No me podía creer que ese momento con el que tanto había soñado por fin se hubiera convertido en realidad. Algo por lo que llevaba tanto tiempo luchando y que, por fin, después de mucho esfuerzo había logrado.

Me limpié las lágrimas de los ojos, intentando que no se me arruinar el maquillaje tan bonito que me había hecho Martina, a la que por cierto me acerqué apenas pude. A su lado estaban mis padres, mi hermana y mis amigas de Valencia. No me podía creer que de verdad hubieran viajado hasta aquí.

Me abracé a mi mejor amiga, y luego fui uno por uno a los demás mientras ellos me felicitaban. Por fin, después de mucho tiempo, me sentía plenamente feliz. Estaba totalmente en paz y al fin podía respirar con tranquilidad. Aunque bueno, aquel agujero en el pecho me perseguiría siempre detrás de cada uno de mis logros, y lo tenía claro.

—Eres la más guapa de toda la graduación, amor. No te haces una idea de lo orgulloso que estoy de ti.

Lo cogí de la nuca y tiré de él hasta que nuestros labios se unieron. Se me salía la sonrisa en mitad del beso. Alejandro había tenido gran parte del mérito del diploma que tenía en la mano. Había estado conmigo en las buenas, en las malas y en las peores, apoyandome detrás de cada fallo y aconsejándome antes de cometer otro.

Hacía casi 4 años que me había ido de Barcelona, probablemente una de las mejores decisiones que habría podido tomar. Aunque bueno, siendo realistas tampoco es que tuviera demasiadas opciones donde elegir. Pero no me arrepentía de haber venido.

En estos años habían pasado muchas cosas, tantas que me faltaría vida para contar cada una de ellas.

Durante los primeros meses que estuve aquí solo pensaba en pillar el primer vuelo disponible y volver a casa, pero algo en mi interior me lo impedía porque sabía que si lo hacía tendría que afrontar de cara las cosas, y ni de lejos estaba lista. Por suerte Alejandro siempre estuvo desde el inicio para hacerme ver que quizá las cosas no fueran tan malas, me hizo ver las cosas de otra forma y se lo agradecía más que nada. Solíamos pasar cada hora del día juntos, y con el tiempo, pasamos de ser mejores amigos a ir un poco más allá. Sucedió sin pensarlo, sin planearlo y sin esperarlo, pero dicen que las cosas más bonitas pasan así.

Llevabamos un año juntos, y durante ese tiempo había conocido a una persona interior que nunca me imaginé que sería. Aprendí a confiar en él y le abrí mi corazón otra vez, aunque me costó porque la verdad es que Gavi no me lo había dejado fácil.

Hablando de Gavi, no tenía ni idea de su vida, y en parte lo agradecía. Yo misma me había encargado de ello. Había dejado de seguir al barça y a toda la plantilla, porque sabía que era lo que tenía que hacer, lo necesitaba para sentirme en paz conmigo misma.

Ahora iba a cada partido del Manchester United con el dorsal 49 de mi novio, y aunque me costara admitir que no era el mismo sentimiento; aprendí a acostumbrarme y a conformarme con lo que tenía.

—He escuchado a tus padres decir algo de ir a cenar, ¿te parece bien o estás muy cansada?

—Ya tendré tiempo para descansar luego, una no se gradúa todos los días —me reí.

Asintió con una sonrisa y nos subimos al coche para seguir el coche de mis padres, que nos dirigía a nosotros y al coche que habían alquilado mis amigas, que iban detrás de nosotros. No tardamos mucho en llegar, y con suerte tampoco en atendernos. Pedí lo primero que se me apeteció de la carta y desconecté totalmente de la faz de la Tierra.

Sonreí inconscientemente ante mis recuerdos.

Gavi en mi casa, cuando se había olvidado de las supuestas llaves para entrar en su habitación y se había tenido que venir a mi apartamento. Él preguntándome si iba a estudiar periodismo deportivo... En ese momento no tenía ni idea de qué hacer con mi vida, estaba a punto de empezar la carrera pero no tenía ni idea de qué rama escoger. Por mucho que me costara admitirlo, él tuvo gran culpa de que encontrara en el fútbol un buen lugar para mi. Era irónico que casi cinco años después estuviera en el día de mi graduación, siendo oficialmente periodista deportiva. Sonaba hasta extraño.

—Oye guapa, ¿estás bien? Llevas toda la noche como perdida —me preguntó Lorena acariciándome el brazo.

Acababa de salir del restaurante para tomar un poco de aire, ya había terminado de cenar y no me apetecía estar más tiempo allí dentro. El día que se suponía que iba a ser el más feliz día de mi vida se había convertido en una comedura de cabeza.

—Sí, es solo que no sé que voy a hacer ahora con mi vida.

—Bueno, sabes lo agradecidos que estamos contigo por todo el trabajo que has realizado en las prácticas durante la carrera, y aunque a lo mejor no debería de estar diciéndote esto ahora; estaríamos encantados de contratarte —contestó con una sonrisa.

Lorena era la jefa de la empresa en la que había hecho las prácticas de periodismo. Me lo había pasado genial trabajando ahí y había aprendido cientos de cosas, pero no era un lugar en el que me podría ver toda la vida.

—No quiero sonar desagradecida, porque no puedo estar más feliz de haber pasado ahí todos estos años, pero creo que mi vida necesita tomar un rumbo distinto ahora.

—A lo que me refiero cuando te digo que no debería de decirte esto ahora, es porque mañana mismo te llamaríamos para concertar una reunión, ya que suponíamos que hoy ya sería un día con demasiadas emociones juntas como para añadirte otra más, pero ahora que te has sacado el máster en periodismo deportivo; nos han llamado para darte una oferta.

—¿A vosotros?

—Claro, eres una de las mejores que tenemos en la sección deportiva, Aitana.

—¿Qué oferta?

—Sabes que este año se celebra el mundial, ¿no?

Asentí con la cabeza. No podía ser lo que yo estaba pensando, ¿no?

—Nos han llamado desde la cúpula para ofrecerte el trabajo como entrevistadora oficial de España.

Me quedé de piedra en ese mismo instante. Me tenía que estar tomando el pelo, eso era casi imposible.

—Pero si apenas me acabo de sacar el título...

—Pero has trabajado como una guerrera, Aitana. Te has dejado la piel en cada noticia, tanto delante de la cámara como todo lo que lleva detrás. Tu esfuerzo lo tenemos claro todos, no debería de extrañarte esto —sonrió feliz.

Lorena era como una madre para mi, había sido mi pilar de aprendizaje desde el día uno, y me había enseñado la mayoría de cosas que sabía hoy en día sobre el mundillo.

—Así que si no sabes a dónde ir o qué hacer con tu vida, ¿qué te parecería empezar por Qatar?

𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎; pablo gavi.Where stories live. Discover now