capítulo nueve.

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Había pasado el fin de semana después de su conversación con Shuhua y tal como le había prometido a su mejor amiga, había dejado de mentir.

Tampoco era muy valiente, había advertido que no diría la verdad por su cuenta. No le daba pistas a Minnie ni nada parecido, solo esperaba que lo notara por su cuenta.

Aunque no era nada fácil vivir así, Miyeon sentía que iba a morir de los nervios en cualquier momento. No quería pasar las horas imaginando los peores escenarios para destruirse con la ansiedad que ella misma se había imaginado. Pero era difícil de evitar cuando estaba en su estado de alerta, no era para nada intimidante, era más bien como un chihuahua que había consumido mucha cafeína y ahora temblaba más de lo usual.

Pero Minnie estaba normal... Nada parecía haber cambiado respecto al trato de la tailandesa, su menor seguía igual de dulce que siempre. No se mostraba molesta, ni desconfiada.

—¡Mymy! —La pelinegra gritó alegre a la distancia, sacudiendo su mano con entusiasmo para saludarla.

No le dio tiempo a responder, antes de que pudiera alzar su mano, la menor ya se encontraba corriendo en su dirección. Y cuando quiso acordar ya estaba envuelta en aquellos cálidos abrazos que solo la tailandesa sabía ofrecerle.

—Te extrañé mucho.

—Y yo a ti, ratoncita. —Relajandose un poco, correspondió al abrazo, rodeando su cintura con ambos brazos. —Perdona que no te escribí el fin de semana.

—No pasa nada. —Besó su mejilla de manera sonora, dejando algo de brillo labial en la piel ajena. —Te propondría escaparnos de alguna clase, pero no puedo seguir sumando insistencias.

—Ni yo. —Respondió Miyeon con una sutil sonrisa, se había salteado más clases de las que le gustaría admitir. —¿Cuándo es tu última clase?

—12:30.

—Puedo esperarte, salgo media hora antes.

—¡¿De verdad?! —La tailandesa sonrió de oreja a oreja, no pudiendo disimular su emoción.

—De verdad. Quiero verte y estar contigo.

Miyeon no estaba mejor, su sonrisa amplia y sus ojos pequeños. Por más asustada que estuviera, no podía evitar que su corazón estallara de amor. Prefería el riesgo de que todo saliera mal, antes que pasar otro día sin verse.

(...)

Soojin no podía disimular su preocupación, no estaba prestando atención a la clase.
No había visto a SoHee durante el fin de semana, le había metido la excusa de que debía estudiar, lo cual no era una mentira; había invertido tanto el sábado y el domingo para organizar sus apuntes y su calendario de estudio, estaba a dos semanas de empezar con las evaluaciones. Casi no había tocado su teléfono y cuando lo hizo, vio el mensaje de su novia pidiéndole si no podían verse para conversar.

¿SoHee se había molestado? No era la primera vez que Soojin la descuidaba... y SoHee nunca reaccionaba mal, al  contrario. Era mayor y sabía lo demandante que era la vida universitaria. Ella misma le decía siempre que sus estudios debían ser su prioridad. ¿Pero por qué su intuición le insistía en qué estaba jodida?

Soojin volvió a leer el mensaje una vez más mientras la voz de su profesora se oía de fondo.

"Soo, ¿podemos vernos esta tarde si no estás muy ocupada? Me gustaría hablar contigo".

Se sentía tan frío, tan distante. SoHee se caracterizaba por ser alguien afectiva y expresiva. El simple hecho de que no usara emojis ya le resultaba alarmante.

Por error.   ♡ ˗ˏˋ MiMinWhere stories live. Discover now