capítulo uno.

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Cho Miyeon era la estudiante más hermosa de todas las mujeres que recurrían a la universidad de Bellas artes de Seúl, o al menos eso pensaba Nicha mientras la observaba descansar en el césped, bajo la sombra de uno de los tantos árboles que tenía el patio de la institución.

-Eres asquerosa cuando babeas. -Dijo su mejor amiga, Seo Soojin. -Deberías aprovechar que Shuhua no anda cerca e ir a hablarle.

-¿Shuhua? -Preguntó la tailandesa, como si aquel nombre hubiera sido lo único que había oído.

-La omega que siempre está con Miyeon unnie. -Habló con obviedad, no recordaba haber visto a la pelinegra en otro contexto que no fuera acompañando a la castaña.

-Yo creía que era su novia. -Confesó Minnie. -¿Estás segura de que es una omega?

-Sí, su olor a fresas es demasiado dulce. Lo detesto.

Por primera vez Minnie la miró, Soojin tenía una pequeña mueca de disgusto. Nicha no pudo evitar reírse, no entendiendo cómo su mejor amiga era alguien tan tosca y fría para hablar; cuando ella se sentía disgustada con algo o alguien trataba de ser lo más sutil posible.

-Mantente alejada de ella, entonces.

Soojin había querido responderle que no era como si ella fuera detrás Shuhua, que la menor era de primer año y rara vez se la cruzaba. También había querido contarle la anécdota sobre la primera (y única) vez que pudo sentir su aroma, pero apenas sus labios se separaron Minnie caminó los pocos pasos que le faltaban para llegar a Miyeon.

Como sea. Se dijo Soojin a sí misma. Ni siquiera es tan importante.

Una vez frente a Miyeon golpeó suavemente su pie para llamar su atención, la castaña se había recostado sobre el gran tronco y tenía un aura despreocupada y relajada, Minnie pensó que tal vez estaría dormida, pero su mayor reaccionó rápido.

Abriendo los ojos de apoco, una gran sonrisa se esbozó en sus labios cuando la vio.

-¡Minnie! -Exclamó en un tono risueño y dulce, con aquella sonrisa que iluminaba los días de Nicha mejor que el sol en plena tarde de verano. -¿Qué haces por aquí?

La menor se encogió de hombros mientras sonreía tímidamente. De repente fue muy consciente de lo torpe que estaba siendo, se había acercado a Miyeon con la intención de hablarle pero ni siquiera había pensado en qué decirle. ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Cómo podía permitirse ser tan despistada?

Pero entonces se recordó a sí misma que conocía a Miyeon desde su primer año en la facultad, que la castaña pese a no ser una amiga cercana era alguien con quien tenía un trato diario y hasta cierto grado de confianza.

-Me preguntaba que hacía aquí sola, Mymy unnie. -Era una excusa perfecta; más allá de Shuhua (quien apenas había llegado este año) Miyeon era una persona muy sociable, siempre estaba acompañada por alguien.

La mayor bufó a modo de broma, su sonrisa no se había borrado en ningún momento.

-No puedes llamarme por un apodo tan ridículo como "Mymy" y después tratarme formalmente. Es como si yo te tratara formal después de decirte Minnie.

Nicha parpadeo dos veces seguidas, sintiéndose algo confundida por el dicho de la mayor.

-¿Crees que Minnie es un apodo?

-¿No lo es?

Sonriendo un poco, Minnie negó. -Soy Minnie Nicha Yontararak, a mis padres les gustan la cultura occidental.

Para Minnie fue más adorable que gracioso ver como los ojos de Miyeon se abrían mostrando una sincera sorpresa en ella. Para la tailandesa no era algo nuevo, muchas personas creían que su nombre en realidad era un apodo que escondía detrás alguna anécdota relacionada con la ratoncita de Disney, así que estaba más que acostumbrada a esa expresión de sorpresa y desconcierto; por alguna razón, solo en Miyeon le resultaba tierno.

Por error.   ♡ ˗ˏˋ MiMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora