Capítulo segundo

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El amor tiene un sonido. Suena como mil latidos del corazón al mismo tiempo.

«¿Tienes alguna idea?», gruñó Harry justo encima de su clavícula, «¿De cuánto te amo? ¿De cómo en todo este tiempo, no pude olvidarte?» 

«¿Tienes alguna idea?», gruñó Harry justo encima de su clavícula, «¿De cuánto te amo? ¿De cómo en todo este tiempo, no pude olvidarte?» 

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La vista de la verga de Draco friccionando contra su mano, era la envidia de los condenados que moran en el mismo círculo de la lujuria, aquél del que habla Dante y que dice que aquellos malefactores de la carne, en su ardiente apetito, escapan de toda razón. Sintiendo Harry enloquecer en ese momento, por ser un mero espectador, y obstaculizando su propio camino a ese dulce infierno.

Harry se mantiene concentrado en el juego tortuoso que hace Draco en esa delicia de masturbación. Mientras sus dedos no dejaban de masajear el cuero cabelludo de Draco, intentando enviar más placer y ser también un aportador al orgasmo del omega; su propia naturaleza está entrando en desesperación.

Sacó fuera su polla y esta, se sintió como un perro que estuvo por años encerrado. Palpitó de emoción y acarició la suave piel de la nuca.

—Ya estoy, oh Dios ya estoy —mírame, mira lo que provocas en mí, quiere decirle Draco, pero se muerde la lengua antes de hacer tal confesión.

Harry no se perdió el espectáculo. El semen de Draco salía puntualmente hacia arriba y caía en el agua como una lluvia densa. El aroma que Draco desprendió durante el orgasmo fue lo último que esperaba Harry para terminar con el poco autocontrol que lo retenía y se levantó de la bañera. Se echó hacia atrás y comenzó a desabotonar su camisa, revelando su pecho fuerte y bronceado. Como la polla la tenía afuera, solo un movimiento bastó para deshacerse de lo que sobraba.

Ahora estaban a la par; desnudos y deseosos; como modelos en un cuadro de Tiziano.

—Voy a entrar —la orden era precisa pero cargada de dulce y sensual intención.

Draco hace un espacio para que Harry se meta en la bañera y como si fuera algo cotidiano, se recuesta sobre el pecho del alfa para aspirar el aroma a mar y a vainilla que complacen a su celo. Sabe que podría vivir por siglos sobre ese pecho trabajado, escuchando los reconfortantes latidos de ese corazón, pero ¿qué haría con todos sus ideales? Se dejará seducir por esta vez, solo por la tentación de descubrir lo que supuestamente se ha perdido durante tanto tiempo.

Harry, sin enterarse de la batalla retórica que sucede en la mente de Draco en ese instante, se inclina de costado y busca con suavidad, la boca del omega. Presiona un tierno beso en ellos y lo escucha gemir. Aprovecha la oportunidad para profundizar el beso, luchando con la lengua de Draco mientras, mira fijamente a las pestañas translúcidas en sus ojos cerrados. Apenas eran visibles contra la piel pálida. Harry se apartó después de varios segundos, lamiéndose los labios, saboreando la dulzura en su lengua.

Draco reacciona y también se relame los labios, ese beso había cambiado algo dentro suyo; además de ser perfecto; tuvo un efecto de dolorosa alegría en su corazón, fue extraño, aunque todo lo que sabía era que no quería que terminara. Cada sensación descubierta junto a ese hombre, era más asombrosa que su predecesora.

Un corazón, dos vidas HarcoWhere stories live. Discover now