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— Hobbs está del otro lado de la ciudad, no habrá mejor oportunidad.
— Todo listo, andando— gritó Toretto.
Bless observó a Black, asintiendo. Tras eso, el primer equipo se fue en las patrullas, junto a Gisele y Ethan en las motos.
Bless agarró el casco en un suspiro. El ruido de un auto llamó su atención.
— ¡Policía!— gritó Vince.
Un camión militar se estacionó dentro de la fábrica abandonada, de dónde bajó el equipo de Hobbs y Asher.
Bless tiró el casco directo a la cabeza de uno, provocando que cayera. Se agachó, agarrando su arma y corriendo detrás de una columna.
Observó a Hobbs bajar del camión que estrelló el auto de Dominic, lo que le provocó una mueca.
— Me llevó tiempo hallar el rastreador— grita tocando el suelo—. Pero no tanto como hallar al receptor. Caerás, Toretto.
— Aquí estoy.
— ¿En serio?— susurró Bless, rodando los ojos.
A veces, Dominic se pasaba de testosterona. Y no dudaba que con Hobbs fuera igual.
Dio una patada a uno de los oficiales, agarrando su cabeza y estrellándola contra el muro. Se quedó quita al sentir el frío del cañón contra su nuca.
— Quédate quieta.
Y Bless hizo caso. Ambos, Asher y ella, fruncieron el ceño cuando Hobbs se arrancó el chaleco antibalas para seguir peleando con Toretto.
Bless tomó la oportunidad, girando sobre si y colocando la mano en el cañón del arma. La movió hacia delante, quitando el cartucho con balas.
— ¿Realmente puedes hacer eso?— preguntó el rubio, ella solo se encogió de hombros.
Francamente, estaba yendo a ciegas. Como siempre.
Se sostuvo de Asher, dando una patada así atrás y derribando al mismo sujeto que golpeó en la cabeza.
— Ríndete, Bless— Asher la empujó, guiándola con los demás.
Dejó salir un jadeo sorprendida cuando Hobbs y Toretto traspasaron el vidrio, cayendo a un metro de ellos.
— Atrás, yo me encargo— anunció Hobbs, dándole un golpe en el rostro.
Toretto lo dio vuelta, empezando a golpearlo sin piedad.
— ¡Déjalo!— pidió Vince, siendo ignorado.
— ¡Dominic!— gritó intentando que parara, pero Asher la sostuvo del brazo—. ¡Detente, por favor!
Dominic sostuvo la llave en alto, alertando a todos.
— ¡Dom!— volvió a gritar más fuerte y el nombrado estrelló la llave contra el piso.
Se levantó mientras le apuntaban, mirando a Bless. Ella frunció el ceño afligida, mirándolo con comprensión y tristeza. Por breves segundos, se sintió en Los Angeles hace casi década.
•••
La sentaron junto a Dominic y frente a Mia, teniendo a Elena y Asher a un costado, vigilando todo el tiempo.
No habló en todo el camino que iban, a pesar de la mirada que Dom le enviaba.
Frunció el ceño, levantando la cabeza. Asher la observó confundido.
— ¿Qué sucede?— le preguntó en un susurró.
— Solo, está muy silencioso— respondió mirando las calles—. Demasiado para estar en las favelas.
Hobbs frunció el ceño escuchándola, entonces lo vio.
— ¡Emboscada!
Blessed se sostuvo del techo y los asientos, haciendo presión cuando el auto casi se voltea. Miró por la ventana notando a, por lo menos, cinco sujetos armados. Y ese solo era el lado derecho.
Hobbs empezó a dar órdenes, mientras salía por la puerta. Asher y Elena se quedaron con ellos, el primero observando como Bless se ponía cómoda.
— ¿En serio?
Dominic la observó al igual que todos. Pero luego dirigió su mirada a Elena, con un pedido silencioso.
— Es aprueba de balas, ¿No? Mientras no abran la puerta, estaremos bien.
— No lo haré.
— No te pedí nada— contesta con una ceja alzada.
Asher observó el fuego cruzado de afuera y soltó una maldición a todo el mundo. Se acercó a Bless, quitándole las esposas.
— Sabía que no eras tan idiota— murmura burlona, masajeando sus muñecas—. Ahora ellos.
Mientras liberaba a los demás, Bless se metió en el asiento del piloto, sacando la escopeta de ahí.
Salió con cuidado, disparando al primer sujeto que se le cruzó.
— Perdón— gritó a la vez que Dominic y el resto salía con las armas levantadas, para ayudar a Hobbs—. No, en realidad no lo siento.
Una vez con el grandulón adentro, volvió a meterse en el asiento, junto a Asher de copiloto. Y arrancó rápidamente.
— ¡Blessed!— gritó al ver como chocaba contra el auto negro, pasando de largo.
— Que nenita, Asher— se burló divertida, mirándolo.
— ¡Mira el camino!
— Tienen que conocer a mi hijo, Nico— la voz entrecortada de Vince se escuchó y Asher negó ante ella.
Miró por el espejo retrovisor a Dom, aguantando la angustia que le estaba invadiendo.
— Lo haremos— contesta por ambos Dom.
— Es un gran niño. Lo bautizamos en tu honor. Dominic.
— Tienes mi palabra, Vince— miró a Bless por el espejo—. Ve a la fábrica, la otra.
Ella asintió, pisando el acelerador.
•••
Se acercó a Dominic, acariciando su brazo frente al cadáver de Vince. Dom la miró de reojo, agradecido de que se acercara.
— Vamos a vengarlo, Dom— susurra, apoyando la frente en su hombro—. Lo prometo.
Él asintió, abrazando a Bless. Ella tenía razón, vengarían la muerte de un amigo.
