𝙾𝚌𝚑𝚘

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Narra Adaliah.

El mundo mágico puede que no sea tan malo, descubrí que mi madre se llamaba Elizabeth Edwards y era la última de una familia sangre pura, que pertenecía a la casa de Ravenclaw. Así que unos enanos del banco me dieron una llave, que al parecer era la bóveda de mi familia en donde yo era la única hereda.
Era una bóveda grande, no mentiré pero con ayuda de Charlie tome lo necesario para comprar mis útiles y que me quedara un poco para la escuela.

—Mira Dalia, tenemos el Galeón la moneda de oro, el Sickle de plata y Knut de bronce.—dijo mostrándome cada moneda.—¿Entiendes?

—Si, eso lo entiendo.

—Ahora, si hay 17 Sickles en un Galeón, y 29 Knuts en un Sickle, lo que significa que hay 493 Knuts en un Galeón.—trato de explicarme, pero quede perdida.

—Que te parece Char, si me anotas eso en un papel.

El solo rió, a mi no me pareció divertido, lo decía muy enserio. Era mucho más fácil manejar los dracmas, solo era una moneda.

***

Los Weasley me llevaron por cada tienda, ya que al parecer todos teníamos que ir a la misma, fuimos a la tienda de pociones, donde compré los ingredientes, un caldero y un telescopio muy raro, mientras la familia Weasley compraba muy poco de los ingredientes y decían a los hijos que trataran de ahorrar, mi teoría se comprueba. Esta familia no está muy bien económicamente.
Fuimos a la tienda de uniformes, en donde la señora Weasley entró conmigo nada más, y una señora con un Metro volador, libreta y otras cosas me tomaron medidas.

—Eres una jovencita muy hermosa, ya verás cuando crezcas.—me dijo la señora, y yo solo asentí incómoda, si ella supiera que yo soy mitad diosa y por eso soy tremendamente hermosa.

—Gracias,

Dije y tome la caja con mi uniforme, cuando salí Charlie me vio con burla por ver mi cara.

—¿No te gustan mucho las personas?

—No, y tampoco me gusta que me halaguen.

—Creí que a todas las chicas les gustaba

—A mi no Char.

—¿Por que?

—Porque cuando sepan a quien halagan, sepan la verdad se irán  aterrados.

—no entiendo.—Dijo con cara de confusión y frunciendo el ceño.

—Lo se.

Dije y seguí a los Weasley por el estrecho camino hasta que llegamos a una librería. Los estantes estaba repletos y veía más de una vez ejemplares de libros volando.

—Adaliah, ve y pide en el mostrador los libros de primero.—me dijo la señora Weasley.

Yo lo hice, me acerqué al mostrador donde había unos gemelos, que no lo puedo creer. HIJOS DE HECATE. Lo supe por sus collares, el símbolo de la diosa.

—Disculpen.—dije

—Hola señorita, ¿en que le ayudamos?—me pregunto uno.

—Con dos cosas, la primera con una lista de libros de primero.—el chico asintió, mientras su hermano movía la varita.—Y si me lo pueden traducir a griego antiguo.—ellos me vieron sorprendidos y al chico con la varita casi pierde la concentración.- Al fin de cuentas son como yo.

—¿De quien eres hija?—me pregunto el de la varita.

—Tánatos.

—Nunca supimos de una hija de Tánatos que aparte fuera bruja.—dijo el chico, con un movimiento de varita todo estaba en griego.—Fue un placer amiga semidiosa.

Una Slyterin muy diferenteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant