𝚂𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚎

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Narra Charlie.

Aparecimos frente a la madriguera por medio de una aparición, se veía en estructura igual a la última vez que estuve aquí, lo único que no se parecía era que todo estaba más oscuro.

—Sin ofender corazón.—me dijo mi esposa.—Se parece al palacio de mi padre en el infierno.

—Si, se ve lúgubre.

Yo llevaba las maletas mientras caminábamos, cuando comenzamos a acercarnos a la casa mi padre salió de la casa.

—Papá.—dije feliz por verlo.

El me apunto con la varita.

—Si eres mi hijo, dime ¿a que edad aprendiste a montar en escoba?

Levante los brazos y conteste.

—Tenía 5 años, era una escoba de juguete que me regaló el tío Fabián.

—Hijo.

El llegó y me abrazo.

—Me alegran que llegaran bien los dos.—Miro a Adaliah y luego le dio la mano a Adaliah.—Que bueno verte querida.

—Lo mismo digo señor Weasley.

Entramos a la madriguera y vi a mis hermanos que nos saludaron, mi madre llegó de la cocina y me abrazo para luego ver a Adaliah.

—Adaliah estás muy pálida, ¿te encuentras bien?— le pregunta.

—Si señora Weasley, solo que esta semana me he sentido un poco mal.—explica ella.

Era cierto, Adaliah llevaba toda esta semana sin ir a la escuela.

—¿Que tienes?—pregunto mi madre de nuevo.

—Tengo mucho vomito, náuseas y me canso muy fácil señora Weasley.

Mi madre la vio detenidamente y luego me vio a mi, pude sentir como Adaliah se estaba incomodando.

—Bueno, llevaré esto al cuarto.—dije refiriéndome a las maletas

—Te acompañó.

Así Adaliah y yo subimos al qu era antes mi cuarto, en donde solo está bill.

—Vaya, mi hermano mayor por fin se casa.—le dije y el sonriendo me abrazo.—¿Donde está la novia? ¿Ya se fue tan rápido?

—Idiota. Llega mañana de Francia con sus padres y hermana.—vio a mi esposa.—Adaliah que bueno verte.

—Lo mismo digo Bill.

Ellos se abrazaron, pero vi como Adaliah se separó rápido y salió corriendo del cuarto.

—No otra vez.—dije para ir detrás de mi esposa.

Ella estaba en el baño vomitando, así que me senté a su lado y le tenía el cabello. Cuando terminó ella se lavó y estaba más pálida y fría que un muerto, en la puerta estaba Bill.

—¿Que tienes Adaliah?

—No lo se.—respondió ella.

Fuimos caminando y ella se acostó en la cama suspirando, se cansaba mucho últimamente.

—Lleva así una semana y, no quiere ver un doctor.—le dije a mi hermano

—No es nada importante.—Dijo Adaliah en la cama.

—Si mañanas sigues así te llevaré a un doctor.

Ella solo hizo un puchero y cerró sus ojos acomodándose en la cama, yo la cubrí cuando me di cuenta que se había dormido.

Una Slyterin muy diferenteWhere stories live. Discover now